Editorial

Crisis alimentaria

Naciones Unidas está preocupada por la profundización de la crisis de los alimentos en el mundo, tanto sea su producción como la constante elevación de los precios, lo cual va marginando de las posibilidades de acceso a los países con menos recursos, conformándose una perspectiva que puede derivar en consecuencias muy graves. Es que si la situación aparece complicada ahora, si consideramos que dentro de algo más de dos décadas está previsto que la población mundial alcance los 9.000 millones de personas, de no aparecer alguna alternativa fortuita que aminore sus efectos, por entonces la escasez de alimentos será de una magnitud poco menos que incontrolable.

La organización mundial, a través de sus propios entes técnicos y científicos, llegó a la conclusión que la actual crisis no será resuelta con sólo aumentar la producción agrícola, pues ello -según afirma- "es insuficiente y carente de visión de futuro".

Existen además circunstancias puntuales que hacen elevar los riesgos, como por ejemplo la crisis de Libia que impacta en la suba del precio del petróleo, lo que a su vez impactará directamente en el aumento de los alimentos, para ponerlos un poco más lejos del alcance de quienes ya se encuentran restringidos a su acceso.

De acuerdo con la visión del Consejo de Derechos Humanos de la organización internacional, "la crisis alimentaria no sólo tiene connotaciones agrícolas, sino también medioambientales y de pobreza, y descartó que su solución pase simplemente por aumentar la producción agrícola industrial".

Es que esta clase de esfuerzos por incrementar los niveles de producción vienen haciéndose desde hace 40 años, y aún así si bien se consiguieron alcanzar algunos de los objetivos propuestos, siempre se está lejos de satisfacer la demanda mundial de alimentos, ya que la población crece a un ritmo de mayor aceleración que la producción. Se destaca desde Naciones Unidos que, merced a esta iniciativa de subir la producción agrícola se ha evitado que 1.000 millones de personas sufran hambre en el mundo en este momento, pero que igualmente no se completa el abastecimiento, especialmente en aquellos países donde los recursos son muy escasos, de modo especial en la región africana.

Una de las advertencias que se formula desde el organismo mundial es respecto a la "crisis medioambiental" debido a que la manera de cultivar que se privilegia ahora es insostenible en el tiempo ya que está fuertemente ligada a la dependencia del petróleo y del gas, con un fortísimo impacto negativo sobre la naturaleza, razón por la cual se plantea que la producción del futuro debe estar basada en un modelo de ecoagricultura, que resolvería los problemas actuales de afectación del medio ambiente, no sólo reforzando la productividad de los suelos sino que también protegiendo los cultivos, pero sin uso de pesticidas ni otros agroquímicos, lo cual sería reemplazado por la beneficiosa combinación de árboles, plantas, animales e insectos. Tal concepto se refuerza sosteniendo que "la evidencia científica muestra que la ecoagricultura estimula la producción de alimentos mejor que los fertilizantes químicos, particularmente en entornos desfavorables".

En tal sentido se dio a conocer que los proyectos de ecoagricultura han registrado un rendimiento 80% superior a la media en 57 países donde se hicieron los correspondientes relevamientos, además de 116% más elevado en el caso de los proyectos desarrollados en Africa. También se dejó en claro que hay de por medio muy fuertes intereses que desean mantener el modelo actualmente en uso, por parte de compañías que venden o importan insumos agrícolas en base de petróleo".

Con relación el uso de los transgénicos, se recordó que desde mediados de los años 90 en que fueron introducidos al mercado, nunca se han cumplido las promesas, al extremo que en este momento hay cultivos transgénicos que sólo permiten usar pesticidas de la misma compañía que también vende la semilla. De tal manera se produce una fuerte dependencia económica de los pequeños productores, con la concentración de poder en las multinacionales.

La responsabilidad la tienen ahora los gobiernos, para financiar el paso de una agricultura industrial -a la cual califica las Naciones Unidas de insostenible, tanto en términos ecológicos como sociales- a una ecoagricultura, que es sin dudas la del futuro.

Autor: Redacción

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