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Criptomonedas y el olor a dólar

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Si un hombre de las cavernas nos viera intercambiando bienes y servicios por papelitos, ya sean pesos, dólares o euros, seguramente le parecería una locura. Lo mismo puede ocurrirnos a nosotros con las criptomonedas, acostumbrados a atesorar billetes verdes en el colchón, tocarlos, palparlos y olerlos.
Muchos de ustedes atesorarán dibujitos de hijos, sobrinos, vecinos o ahijados, que fueron hechos con cariño y aunque no sean obras de arte, tienen valor para uno mismo. Si este valor que uno le da, también representa valor para otras personas, se convertirá en objeto de deseo. Y por la magia de la oferta y la demanda tomará valor, aunque intrínsecamente no lo tenga. Las monedas fiat, creadas, no poseen valor intrínseco, valen porque la gente está dispuestas a aceptarlas como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. Las tres características de la moneda expresadas, se cumplen también en las criptomonedas.
El Bitcoin fue la génesis de las monedas virtuales o criptomonedas. Fue minada por primera vez en el 2009 y su crecimiento fue exponencial. Hay muchas más de su tipo, se calcula qué hay unas 5.000 diferentes, valuadas en 200 mil millones de dólares. Todas basadas en él mismo concepto que dio base al Bitcoin, la blockchain o cadena de bloques, concepto interesante, genial y sencillo, que probablemente abordaremos en otro momento.
El Bitcoin fue creado para generar una Unidad Monetaria de Pago Descentralizada, por lo que no depende de ningún país ni banco central. De aquí su principal fortaleza, nadie puede emitirlo para satisfacer el capricho de los políticos de turno, tan propensos a gastar de más en su rol de vendedores de felicidad que muchos de ellos suelen tomar.
Si bien hace tiempo que el Bitcoin estaba siendo mirado por los inversores como alternativa, la pandemia lo potenció como refugio de valor, al anticiparse a la emisión de las monedas fiduciarias que llevarían adelante los distintos países en un intento de reactivar sus economías.
La situación descrita generó una burbuja en el Bitcoin por exceso de reacción de los mercados que al buscar refugio, por presión de la demanda con una oferta inelástica, lo llevó a quintuplicar su valor en pocos meses. En la actualidad, con la burbuja desinflada pero con la expectativa cumplida de los países en materia de emisión, vuelve a subir su cotización y el mundo va a un proceso inflacionario, potenciando nuevamente a las criptomonedas como alternativas.
En nuestro país se utiliza, para lo descrito en el párrafo anterior, pero ¿adivinen para que más? Seguro lo hicieron: para dolarizar. Se pasa de pesos a Bitcoin y de Bitcoin a dólares, eludiendo de esta manera el cepo y con la ventaja que las criptomonedas operan fuera de los horarios bancarios normales, pudiendo realizarse operaciones las 24 hs todos los días del año.
Sin dudas las criptomonedas forman parte de las finanzas de este tiempo, aún sin poder tocarlas, palparlas y olerlas.


#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler

Autor: Guillermo Briggiler

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