Editorial

Crecimiento urbano

Según un estudio difundido por el Gobierno santafesino hace pocos días, el territorio urbanizado creció en toda la Provincia un 11,71%. El dato surge de los registros catastrales que se han ido incorporando en el último tiempo y señala un crecimiento similar al total de la zona urbana de la ciudad de Santa Fe.

Un aumento que habla de la expansión que han tenido las poblaciones, sobre todo las ciudades más grandes, pero que oculta la manera en que se han ido acentuando las desigualdades a la hora de acceder al techo propio.

La estadística muestra que desde 2008 hasta fines del año 2013 se registraron 153.174 nuevas partidas del Impuesto inmobiliario en los ejidos urbanos, elevando a 1.461.411 el total de partidas registradas en todo el territorio provincial. Estos datos comparados equivalen a duplicar la ciudad de Santa Fe y representa un crecimiento urbanístico del 11,71%.

Otro parámetro importante a considerar es la ampliación del ejido urbano de toda la provincia, incorporando 10 mil nuevas hectáreas, o el equivalente a 11 ciudades de Granadero Baigorria. En igual período, se sumaron 23,8 millones de metros cuadrados edificados.

En la zona del Gran Rosario las localidades de Funes, Roldán, Ibarlucea, Piñero, General Lagos, Timbúes, Alvear y Pueblo Esther son las que experimentaron un mayor crecimiento, a través de los nuevos emprendimientos denominados barrios abiertos y cerrados.

Funes muestra su crecimiento con el registro de 15 nuevos barrios que representan 5.974 lotes. En Roldán se observan 11 sectores con un total de 8.638 divisiones. Ibarlucea sumó 2 urbanizaciones y 300 lotes, y Timbúes con 3 distritos suma 606 porciones.

Hacia el sur del Gran Rosario, Pueblo Esther incorporó 4 nuevos barrios y 662 lotes. General Lagos por su parte, 2 barrios y 278 loteos y Alvear 2 barrios y 179 terrenos. Finalmente en Piñero se constataron 3 nuevos barrios con 179 lotes.

El crecimiento de las nuevas urbanizaciones en la provincia de Santa Fe comenzó a notarse en el sur provincial en la década del '90 con emprendimientos denominados de barrios cerrados. Después de 2001 los nuevos emprendimientos paralizaron las obras debido al contexto económico, y a partir de 2008 se registraron nuevos movimientos urbanizadores repartidos entre barrios cerrados y abiertos. Un fenómeno que se registra en todo el territorio provincial y que ha motivado la aparición de nuevas normativas. En este sentido, el estudio de Impacto Ambiental, de factibilidad hídrica y el cumplimento de los códigos urbanos de cada localidad son parte de las leyes vigentes que todo proyecto urbanístico debe cumplir. El objetivo es promover la conservación del entorno para un desarrollo sustentable. 

Estos requisitos son bien conocidos en la ciudad ya que tras ser implementados en forma abrupta generaron fuerte polémica. Desde hace más de un año, las autorizaciones del gobierno provincial no sólo han demandado a los desarrolladores urbanos la presencia de un estudio de impacto ambiental, sino también el aporte económico para la construcción de obras de aguas y cloacas.

De esta manera, el mercado inmobiliario se ha visto paralizado ante la imposibilidad de vender nuevos terrenos que sean factibles de recibir la escrituración correspondiente. Una manera de poner freno al crecimiento local para tratar de ordenar su futuro desarrollo. Una medida que ha generado malestar en el sector y que abre una incertidumbre de cara a los próximos tiempos.

Más allá del crecimiento mostrado en las zonas urbanas de toda la Provincia y de la preocupación por garantizar las condiciones de hábitat, lo cierto es que la incorporación de nuevos terrenos a las zonas urbanas sigue realizándose a espaldas de muchas familias. 

En un país que en los últimos años vivió un auge de la construcción, existen demasiadas carencias habitacionales. El boom inmobiliario se orientó fundamentalmente a sectores medio altos, de modo que la construcción de más viviendas no garantiza la solución del déficit para los sectores medios y populares. Además, muchas de estas construcciones engrosan el número de viviendas vacías. En fenómeno que, en CABA, alcanza al 24% de la ciudad.

Por todo esto, no sólo es importante que las urbanizaciones crezcan, sino que lo hagan a precios y con posibilidades para los sectores que, aún hoy, continúan quedando afuera de este crecimiento.

Autor: REDACCION

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