La creatividad argentina, a veces confundida con viveza criolla, es realmente una marca de estas latitudes. Nuestro Banco Central, que se encuentra en virtual bancarrota, en lugar de buscar la forma de aumentar sus reservas, trata por todos los medios de cuidar los últimos dólares de libre disponibilidad que les queda, a la espera de quien sabe que milagro, ya que el de rindes altos y buenos precios, ya ocurrió contra todo pronóstico. Casi como que Dios es Argentino, o al menos el puente hasta el sí lo es. Pero aun así, se gestiona tan mal que ni los milagros alcanzan.
Las reservas de un país nacen de la diferencia entre exportaciones e importaciones, pero acá esto parecería que no se entiende y no se fomenta la exportación, por el contrario, se persigue con impuestos a aquellos que lo hacen, de forma que se desincentiva la producción exportable y se encarecen nuestros productos respecto de los que venden nuestros vecinos. Luego para mantener las escasas reservas que se generan, se limitan importaciones, situación que va en contra de la producción nacional, ya que muchos de nuestros productos exportables industriales, necesitan de componentes importados en un mundo globalizado que comercia entre sí.
También se evita que salgan dólares vía servicios al exterior, como viajes y turismo, o remesas para pago de préstamos del exterior, que suelen ser a tasas más convenientes que las locales, o simplemente que el mercado local no posee suficiente volumen para financiar operaciones de envergadura. A la vez que no se dejan transferir para el pago de obligaciones de préstamos que se utilizan en el país y que generan empleo y riqueza en argentina, tampoco se alienta la inversión extranjera, prohibiéndose girar ganancias al exterior. Es decir, si una empresa extranjera tiene la loca idea de invertir en nuestro país, si gana dinero, no puede remitirlo al accionista del exterior. Ergo, nadie invertirá en nuestro país si no puede ganar dinero, y tampoco lo hará si ganando no puede disponer del mismo y repartirlo al accionista del exterior. Si lo hiciera, si invirtiera en un lugar con nuestras normas, seguramente quien fuera el que tomara esa decisión, sería amonestado por la asamblea de su empresa cuando explique que lo ganado no puede disponerse.
La pasada semana el BCRA, en su afán de cuidar reservas, prohibió a los bancos que operan en el Mercado Único y Libre de Cambios, valga el oxímoron por “libre” ya que no lo es, vender dólares por canje a través del mercado secundario, lo que se conoce por dólar bolsa. La creatividad de los argentinos que gerencian esos bancos descubrieron que sí se les permite, que no está prohibido, suscribir deuda primaria en dólares, así que lo hicieron para luego venderla por pesos en el mercado secundario.
La curiosidad es que los Obligaciones Negociables emitidas eran a tasa cero a dos años, cuando un bono en USA rinde 2,80%. El truco es que en el precio de la ON se encuentra ya el interés descontado (se vendieron en el mercado secundario al 90% de su valor, es decir un 5% anual en dólares, lo que es el valor normal en Argentina).
La razón de ser de los bancos es intermediar en los mercados, en este caso entre quienes tienen dólares y quienes los quieren. De esta manera se hicieron de dólares al vender las ON y las cambiaron por pesos al venderlos, cubriendo la demanda de dólares de sus clientes.
En esta operatoria vemos como la gente demanda pesos para cubrir necesidades y se desprende de dólares (con los que compraron las ON) por ejemplo para pagar los vencimientos de impuesto a las ganancias o los aumentos por paritarias. Por la otra parte observamos como son abastecidas las personas que demandan dólares para postergar algún consumo, hacer frente a obligaciones en el futuro y proteger sus ahorros.
Todo el palabrerío anterior es para decir que el banco hizo lo que se esperaba de él, para lo que fue creado y existe. Intermedió y le llevó dólares a los que lo demandaban y les compró a quienes necesitaban vender, aunque por razones increíbles se les prohíbe hacerlo directamente.
Así como no se puede parar una fuga de agua con una canasta, no se puede evitar que los bancos cumplan con las funciones que le dan razón de existir. Tampoco puede negarse que la vida comienza desde la concepción y esta semana desde la Corte Suprema de Estados Unidos se filtró un análisis que mostraría que se está por anular el histórico fallo que legalizó el aborto en el poderoso país del norte. La vida, el amor y la verdad, siempre triunfan.
Por estos pagos somos muy creativos, siempre encontramos la manera para que lo normal fluya. Pero ni siquiera es necesario ser creativo, solo tenemos que evitar aplicar medidas que ya fracasaron en nuestra patria y en cada lugar en que se implantaron. Como controles de precios, mercados intervenidos, cepos cambiarios, etc. Copiemos aquellas que sí funcionaron dándoles nuestro particular toque argentino. No hay que inventar nada, solo no copiar lo que en otro lado salió mal, ni porfiar medidas solo por estar ideológicamente sesgado y tener una temporal cuota de poder.
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