Editorial

Corrupción en números

Un trabajo elaborado por una organización denominada Proyecto de Opinión Pública de América Latina, tomando 26 países del continente y presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo, le pone números a la corrupción, pero además desentraña toda la problemática respecto a la forma de combatirla.

En primer lugar, digamos que la corrupción va en aumento en Latinoamérica pues del 17,7% de ciudadanos que en 2010 habían admitido haber sido víctimas de alguna clase de soborno por parte de algún funcionario público -de todas las áreas- se pasó en 2011 al 19,5%, con casi dos puntos de expansión, lo cual no es poco decir, ya que en un tema tan delicado y pernicioso como este, lo esperable es que se estuviera en baja como para sostener alguna esperanza en el futuro. En cambio, ocurre lo contrario, pues se está en expansión y de manera bastante significativa.

Los países con mayor nivel de afectación de actos de corrupción lo tienen a Haití al tope con 67%, Bolivia con 44,8%, Ecuador 40,9%, México 31,2%, Perú 28,5% y Honduras con el 25,8%, habiendo experimentado casi todos los nombrados un importante retroceso en transparencia y por lo tanto creciendo en corrupción, según las mediciones de los tres últimos años. En el otro extremo, es decir los que más mejoraron, se encuentran Jamaica y El Salvador.

Un dato realmente preocupante es que 8 de cada 10 ciudadanos latinoamericanos ve la corrupción como algo común o muy común, es decir, da la sensación de haberse habituado a esta clase de situaciones, lo cual no sólo es grave sino que además reduce fuertemente las posibilidades de poder aguardar alguna mejoría importante en el futuro. Es que la admisión de los actos de corruptela, casi como algo instalado dentro del sistema, no hace otra cosa que fomentarlo.

En todos los casos, sintetizando la estadística, la corrupción aparece como el tercer tema de mayor preocupación en los 26 países relevados en el informe, dándose una situación ciertamente paradojal, pues cuanto más casos de corrupción son denunciados, mayor nivel de aceptación alcanzan estas malas prácticas.

¿Qué se dice sobre la Argentina? Pues en un apartado se incluye a nuestro país junto a Colombia, Trinidad y Tobago y Guyana, diciendo que en estos cuatro estados es donde los ciudadanos denuncian más corrupción, aunque no es en ellos donde se experimenta la mayor cantidad de esta clase de malas prácticas.

Algunas otras facetas de la estadística muestran por ejemplo, a nivel global, que el 11,1% de los consultados experimentó alguna clase de corrupción -identificado con sobornos- en las escuelas, en tanto que el 9,4% lo tuvo con la policía. En tal sentido un caso especial lo constituye México, donde el 20,5% ha sufrido corrupción policial, cuando el total de los afectados en todo sentido es de 31,2%.

El BID, además de proporcionar este trabajo, simultáneamente ofreció formas y metodologías para combatir las cifras de la corrupción en Latinoamérica y a la vez profundizar las investigaciones. "Mejorar la transparencia institucional es lo más importante para implantar la integridad y luchar contra la corrupción", se destaca concretamente, presentándose el caso de Brasil como un ejemplo a seguir, donde no sólo basa sus acciones en una abierta lucha contra contra las malas prácticas, sino que se hacen inversiones para mejorar la transparencia y concientizar a la población.

Muy sabido es lo que viene ocurriendo en Brasil, desde la asunción de Dilma Rousseff a la presidencia, quien se desprendió de 8 de sus ministros acusados o simplemente sospechados de corrupción, constituyendo un hecho inédito en el mundo, que en tan breve lapso haya ocurrido el alejamiento de tal cantidad de funcionarios de primera línea, por la misma presidenta designados, conformando una situación que adquiere características ejemplificadoras. Y además, no quedó ahí la oleada de transparencia propiciada por Rousseff, sino que también retrocedió a la revisión del anterior mandato de su propio mentor, Lula da Silva, enviando a la prisión a alguno de sus funcionarios más sobresalientes, e incluso quedando bajo sospecha el mismísimo presidente anterior, en lo que se ha denominado "el mensalao".

Desde el BID en consecuencia, se trata de incentivar el traslado de la fórmula brasileña hacia los demás países del continente. Ojalá el intento fructifique positivamente.

Autor: Redacción

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