Editorial

Consumo, la estrella

El consumo, el comercio internacional y la industria, constituyeron la trilogía de actividades que motorizaron el crecimiento de la actividad económica durante 2011, que -según lo informado recientemente por el INDEC- tuvo una expansión de 8,8 %, teniendo fuerte incidencia lo sucedido en la primera parte del período analizado, ya que sobre el final comenzó a sentirse con más fuerza la tendencia a la baja, con una desaceleración manifiesta, producto de las restricciones que se están imponiendo en gran parte del mundo a las transacciones comerciales.

Un indicador inequívoco de lo expresado, es que en agosto la expansión fue de 10,1%, en septiembre de 8,9 %, en octubre 8,1 % y en noviembre 7,6 % para llegarse de tal modo a diciembre con 5,5 %, quedando claramente en evidencia el nivel descendente, y además, que según los registros del propio INDEC, este último diciembre fue uno de los índices más débiles desde 2004 en adelante, con excepción del lapso desde septiembre de 2008 a diciembre de 2009, cuando se sintieron con más fuerte impacto los efectos de la crisis financiera de aquél momento. Todo permite concluir entonces, que ahora también  se estará en una situación similar, hasta tanto quede atrás la actual crisis, para la cual no existen plazos estimativos.

Como viene ocurriendo todos estos años, el consumo fue la estrella del crecimiento en 2011, con 27,7 % de suba en las ventas de los supermercados con 9,2 % de variación de precios, en tanto que en los grandes centros de compras la expansión fue de 31,2 % y la variación de precios de 10,2 %, apareciendo como el segundo rubro en importancia la industria, que aún dentro de alzas y bajas, tuvo una suba de 6,5 % a lo largo del año pasado, apareciendo el sector metalmecánico -excluido el automotriz- el que lideró las subas con 13,6 %, siguiendo luego la fabricación de automotores con 13,1 % y completando el terceto la fabricación de cemento con 11,7 %.

Con esta acumulación de datos, la proyección estimada que existe para el presente 2012 es de un crecimiento de 5 %, muy cerca al 4,8 % que recientemente estableció para nuestro país la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo muy creíble en sus pronósticos ya que para el año anterior había dado 9 % para la Argentina, siendo finalmente de 8,8 %. De todas maneras queda claro, que la tendencia bajista que vino dándose desde agosto en adelante, se mantendrá este año, estabilizada probablemente en los 5 puntos.

Fraude en empresas

Cada vez son más los delincuentes de guantes blancos, que maquillan contabilidades para mostrar una realidad diferente a la que tienen, apareciendo estos delitos económicos como una amenaza al crecimiento. Veamos lo sucedido en 2011 con este asunto, donde los casos se incrementaron 13 % con relación al período precedente, de acuerdo con un relevamiento de la Encuesta Global Sobre Delitos Económicos, en la cual participaron 3.877 ejecutivos de 78 países, entre los que se contaron 77 representantes de compañías de la Argentina.

Todas las empresas están expuestas a esta clase de situaciones, más allá del tamaño que tenga, sea grande, mediana o pequeña, llegándose a tal extremo que en América latina las empresas en general pierden el 7 % de sus ganancias por esta clase de prácticas fraudulentas, apareciendo entre ellas como las más habituales la malversación de activos, fraude en los estados financieros, abuso de información privilegiada, soborno, corrupción, y un delito que se ha ido incrementando en este último tiempo, como es el delito informático.

Si bien todas las empresas están expuestas a esta clase de fraudes, las más vulnerables con las más grandes, con 1.000 o más empleados, ya que las mismas cuentan con activos más importantes y a veces diversificados, realizan más transacciones y tienen un mayor contacto con proveedores, relativizándose los controles y por lo tanto ofreciendo flancos mucho más amplios para ser víctimas de esta clase de estafas, aunque son también las que con mayor facilidad llegan a descubrirlos, pues son las que mayor cantidad de recursos destinan con esa finalidad.

De todos modos, el delito económico también se ha enquistado en las empresas pequeñas y medianas, dándose cuenta que el 26 % de estos episodios ocurrió el año pasado en aquellas de menos de 200 empleados.

A nivel mundial, un 24 % de las empresas relevadas admitió haber resultado víctima de sobornos o actos de corrupción, mientras que en nuestro país las denuncias en igual sentido llegaron a 11 %, aunque más allá de cifras y porcentajes, el caso es que esta clase de delitos se han convertido en una problemática mundial, y de complicada solución.

Autor: Redacción

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