De acuerdo con un informe estadístico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) correspondiente al presente año 2017, la Argentina se encuentra al tope de los países latinoamericanos que mayor cantidad de alcohol consumen sus habitantes con 9,1 litros anuales por persona, medidas de 15 años en adelante.
El relevamiento se hizo en 194 países del mundo asociados a las Naciones Unidas, dándole a nuestro país este extraño privilegio de encabezar la estadística latinoamericana, y además, siendo tercero en todo el continente americano, luego de Canadá con 10 litros y Estados Unidos con 9,3 litros.
La población argentina es muy bebedora, con antecedentes muy añejos, pues ya en 1966 había estado encabezando este ranking de consumo anual de alcohol per cápita, entonces con 17 litros anuales, cerca del doble del índice actual de 9,1 litros que de todos modos nos mantiene en el primer puesto. Si bien, debe decirse que el consumo bajó 0,2 décimas con relación a 2016.
Otros países latinoamericanos vecinos consumen como en el caso de Chile 9 litros, Brasil y Perú con igual registro de 8,9 litros, Venezuela 7,1, luego Uruguay 6,8, Paraguay 6,3, Bolivia 5,9 y Ecuador 5,1 litros.
Más allá del alcohol propiamente dicho y yendo concretamente a las bebidas, desde 1998 en que comenzó a crecer el consumo de cerveza fue reduciéndose el de whisky, ginebra y vodka, incluso con algunos períodos entre 2003-2010 que se había logrado bajar a 6,9 litros anuales, pero se volvió a incrementar en estos últimos años, con las estadísticas referidas. Incluso el nivel de consumo argentino no sólo prevalece en la región nuestra sino que también está por encima de algunos países europeos de fuerte tradición en cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, como Suecia con 8,8 litros, Holanda 8,7 y Noruega 7,8 litros.
Avanzando algo más en algunos datos de este informe, digamos que el que encabeza el ranking general entre los 194 países es Lituania con 18,2 litros anuales por persona, exactamente el doble que la Argentina. Para tener una idea respecto a la ubicación y comparaciones que pueden realizarse sobre cada uno de los países, el promedio mundial de consumo anual per cápita fue de 6,4 litros, siempre para mayores de 15 años.
Apuntando especialmente a los jóvenes, la OMS afirma que "los datos disponibles indican que la cobertura de tratamiento para el alcohol y los trastornos por uso de drogas es insuficiente.
En cuanto a las bebidas con alcohol más consumidas en nuestro país, de acuerdo con datos difundidos por Cámaras que nuclean a los fabricantes, la cerveza se encuentra holgadamente al frente con el 60% del total, ocupando la Argentina el puesto 72 entre los 194 países relevados por consumo de esta bebida. Luego se ubica el vino con 25%, los aperitivos y vermús con 12% y las denominadas bebidas fuertes con 3%.
El alto nivel de consumo de bebidas alcohólicas -nada menos que primeros en Latinoamérica- es muy preocupante, apuntando especialmente a los jóvenes donde se concentra buena parte de la demanda, ya que justamente es la primera droga que prueban aquellos que pasaron los 15 años, abriéndole las puertas hacia otros tipos de consumo como la marihuana, anfetaminas y cocaína, quedando luego iniciado para otras clases de narcóticos calificados como fuertes. Incluso, sin referir al consumo de paco, que es tal vez la peor de las drogas por su bajísima calidad, la cual en poco tiempo provoca una destrucción prácticamente irrecuperable.
Lo realmente grave del alcohol es que está comenzando a ser consumido por chicos de apenas 12 años, quedando directamente iniciados en el camino hacia otra clase de drogas, tal como se consigna más arriba. Se trata sin dudas de una verdadera trampa, ya que las bebidas alcohólicas suelen ser calificadas como una droga social y que la mayoría no piensa en ellas como una droga, lo que realmente son, sino que se ubican dentro de un nivel de permisividad, incluso dentro de los mismos ámbitos familiares.
La Argentina está empeñada hoy en una lucha contra la droga, y donde más se apunta es hacia el consumo de alcohol por parte de los más jóvenes, lo cual supone una muy dura batalla, en cierta forma reflejada en el muy elevado consumo existente.