Editorial

Conflicto y paños fríos

Las actitudes desafiantes de los gigantes americano y asiático, tienen en vilo al mundo entero en los últimos días, como consecuencia de las declaraciones que se conocieron, primero en Washington y después en Pekín.

Estados Unidos se manifestó a través de Antony Blinken, el nuevo secretario de Estado del gobierno de Joe Biden, quien señaló a mediados de la semana anterior, que el país está listo para enfrentar a China.

Blinken agregó que lo hacía, llegado el caso, como fuese necesario, al tiempo que señaló en las mismas declaraciones formuladas a la prensa, que sería la mayor prueba geopolítica del siglo, en el discurso más relevante desde su asunción en el estratégico cargo.

Sin embargo, el funcionario norteamericano dejó en claro que siempre pondrá la diplomacia por delante de la acción militar, para evitar cualquier tipo de enfrentamiento.

La respuesta china no se hizo esperar y fue Wang Yi, el ministro de Exteriores, quien recogió el guante, realizando una fuerte advertencia a la Casa Blanca, cuando le recomendó no cruzar líneas rojas ni jugar con fuego en clara referencia a la cuestión de la soberanía de su país sobre Taiwán.

Las autoridades de la isla, reiteraron en los últimos tiempos, la defensa de su independencia respecto de Pekín, generando reacciones de ambos países: Estados Unidos y la propia China.

El funcionario chino reiteró, por si fuese necesario hacerlo una vez más, que no habrá lugar para ningún tipo de concesiones sobre la situación de Taiwán, al manifestar que es una tendencia histórica y la voluntad de la nación china.

Wang Yi, instó a EE.UU. para que deje de intervenir deliberadamente en los asuntos internos de otros países, utilizando como argumentos los derechos humanos y la democracia, en una clara muestra de ataque dialéctico.

Los chinos aseguraron que no están dispuestos a someterse a las intenciones de Estados Unidos, porque interpretan que con sus políticas exteriores crearon graves conflictos y turbulencias en el mundo.

Está claro que las diferencias entre ambas potencias son demasiado evidentes, a raíz de los distintos sistemas políticos y sociales de cada país. Hoy, el clima dista muchísimo de ser el más tranquilo, porque los errores de cálculos estratégicos podrían conducir a confrontaciones no deseadas.

Bajando los decibeles a sus primeros conceptos, Wang Yi aceptó que "no es de extrañar que haya una competencia entre China y Estados Unidos, ya que sus intereses están entrelazados, pero ambos países no deben perder de vista la justicia la equidad", en una definición más tranquilizadora.

Incluso, señaló que la cooperación debería ser el objetivo principal, tanto para China como para EE.UU., en beneficio de ambos países y del mundo entero, recordando en ese se el contacto mantenido el mes pasado por los actuales presidentes de ambos países, Xi Jinping y Joe Biden.

Moderando aún más su discurso, el ministro chino, agregó que su país está listo para que las relaciones bilaterales puedan tomar el rumbo correcto, a partir de un crecimiento estable y saludable, pero cada uno defendiendo sus propios intereses.

Lo expresado por Wang Yi, sin embargo, dejó al descubierto que China es el único países con el poder económico, diplomático, tecnológico y militar en condiciones de desafiar a cualquier otra potencia, incluyendo en la lista a Estados Unidos.

Ahora, de las dos partes, intentan apaciguar los ánimos, en un momento crítico de las relaciones. Y para cumplir ese cometido, de ambos lados coincidieron luego de esas fricciones que deberán adoptar a una política colaborativa, indispensable para mantener el equilibrio deseado.

No obstante, las acusaciones cruzadas por el origen del Covid-19, es un tema que generó importantes roces en los últimos meses.

China intenta despegarse de su responsabilidad, cuando las evidencias parecen ser contundentes acerca que el virus empezó a propagarse desde un mercado chino, en la ciudad de Wuhan, en tanto que Estados Unidos y los países alineados en la Unión Europea sostienen que el gigante asiático es el responsable de su propagación.

Donald Trump, sostuvo con énfasis que el ocultamiento de información por parte del gobierno de Pekín y la complicidad de la Organización Mundial de la Salud, no permitieron realizar con la celeridad y eficacia necesaria una campaña que pueda atenuar las trágicas consecuencias de la pandemia.

Hoy, a pesar de las réplicas que en algún momento llegaron desde China, en una clara estrategia defensiva, las tensiones cedieron de manera considerable. Se supone, que ese síntoma resultaría favorable para recomponer la relación bilateral.

Será fundamental la cintura política de Xi Jinping y Biden para que reine la paz entre las mayores potencias del mundo. Algo que no será tan simple, pero de ninguna manera imposible.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web