El Concurso de Elegancia de Pebble Beach, cuya primera edición se remonta a 1950, está lejos de ser un museo estático de coches históricos y bien pulidos, ya que todos están en perfecto estado, como demuestran los 2.200 kilómetros que muchos de ellos recorren desde Seattle para acudir al evento.
Además, desde hace años alrededor suyo se celebran otras actividades por toda la península y durante una semana. Forman la llamada Monterey Car Week que, según el último estudio de 2014, aportó 55 millones de dólares en ingresos de turismo, ya que hay cerca de 100.000 visitantes, la mitad de los cuales vienen de fuera de la región.
Por ejemplo, el viernes anterior al domingo del concurso tiene lugar el Quail. Acceder a él cuesta 500 dólares por persona y se trata de una especie de feria de las vanidades entre 200 obras de arte sobre ruedas, champán -más abundante que el café- y caviar. No obstante, quien quiera centrarse en los coches, tuvo mucho con lo que saciar su apetito, desde una exposición de los Lancia del Mundial de Rallyes, otra que conmemoraba los 70 años del Porsche 356 o los 50 de los Lamborghini Espada e Islero.
Paralelamente, existen una serie de iniciativas que incluyen subastas, pequeños rallyes y exhibiciones (no sólo de coches) que buscan aprovechar la facilidad para gastar de muchos de quienes convergen aquí por estas fechas. La guinda del pastel la pone, por supuesto, el Concurso de Elegancia. Los espectadores, que abonan 250 dólares para entrar, empiezan a llegar a partir de las seis de la mañana para garantizarse la primera fila del mejor sitio. El indiscutible, la tribuna colocada sobre el césped de acceso al hueco 18 del exclusivo campo de golf de Pebble Beach.
MILES DE
VISITANTES
De los centenares de visitantes se pasa a los miles, mientras los miembros del jurado escrutan los vehículos: acarician la chapa, inspeccionan lupa en alto los interiores, se deslizan por debajo de los coches para ver los empalmes del chasis, unos más comprometidos que otros, claro.
Por aquí también pasea el carismático Jay Leno, ex estrella televisiva y gran apasionado de los coches, hasta el punto de tener su propio (e impresionante) museo. También hay aristócratas y príncipes de la India, directores de diseño de marcas en actividad (Mercedes, Infiniti, Lamborghini, Bentley), periodistas de renombre mundial, coleccionistas de élite, ex pilotos, músicos, CEO de marcas de automóviles.
Los automóviles, que no pueden haber participado en ningún concurso anteriormente, estaban repartidos en 29 categorías. Los tres primeros de cada una de ellas tienen derecho a desfilar en la pasarela por la tarde: pero sólo el ganador de cada una de las categorías pasa a la gran final.
Este año, el vencedor absoluto correspondió a un Alfa Romeo 8C 2900B Touring Berlinetta de 1937, inscrito por entre los clásicos italianos y probablemente el deportivo técnicamente más avanzado y seductor a finales de los años 30. En especial, esta unidad Lungo Berlinetta con carrocería Superleggera, mostrado al mundo por primera vez en el Salón de París de 1937 y que llegó a EE.UU. a finales de los años 50. Años atrás fue restaurado para darle la configuración original. (Fuente: El Mundo Motor).