La Asociación Chaqueña de Astronomía surge como la continuidad del “Club de Astronomía Halley”, creado en 1985 en la ENET N°1 -Escuela Industrial- de Resistencia, Chaco. Aquel grupo de astrónomos aficionados se aglutinó con motivo del paso del cometa Halley en 1986. Al principio las actividades fueron de observación astronómica, fotografía y exposiciones sobre la temática. Nuestros objetivos y enfoque, cambiarían por completo luego de una charla dada al grupo por el historiador chaqueño Carlos Primo López Piacentini. En ese momento nos enteramos del evento Campo del Cielo, su historia, actores y la ciencia que se había desarrollado a pocos kilómetros de nuestra ciudad en la década del sesenta. Un primer viaje a un Campo del Cielo totalmente abandonado, pero igualmente impresionante, detenido en el tiempo en cuanto a actividades técnicas desde 1972 fue el detonante de lo que vendría. Tomaríamos la posta dejada por el equipo pionero formado por el geólogo William Cassidy de Estados Unidos, la geóloga Luisa Villar de Buenos Aires, la historiadora Blanca Stoffel, el Ingeniero Juan Báscolo, el arquitecto Marcos Severín de Rafaela, Santa Fe y el agrimensor Argentino Romaña de Resistencia, Chaco. Fue una gran idea sin dudas, y cambió las vidas de varios de nosotros.
Con qué objetivos precisos
Como consta en el estatuto fundacional de nuestra ONG, parte de los objetivos son: promover la Astronomía y especialidades afines, facilitar el intercambio de conocimientos y coordinar labores de investigación y/o proyectos con tal fin. Mantener relaciones con Asociaciones e Instituciones Científicas y académicas nacionales e internacionales. Investigar, divulgar y enseñar Astronomía y materias relacionadas dentro del conjunto de las ciencias del espacio, dentro o fuera de la República Argentina. Publicar los resultados de las investigaciones o trabajos que realice la Asociación. Realizar actividades de divulgación y promoción de la riqueza científica, geográfica, paisajística y turística. Desarrollar programas, proyectos o actividades vinculadas al desarrollo sustentable y sostenible en la región con miras a la preservación de las riquezas naturales y científicas.
Forma jurídica de la entidad
Somos una Asociación Civil sin fines de lucro, con Personería Jurídica Matricula 2555, otorgada por decreto Provincial N° 3284.
Las actividades más comunes que se fueron desarrollando
Si bien las más importantes actividades fueron sin dudas los trabajos de investigación en Campo del Cielo, que aportaron nuevos y grandes descubrimientos, hemos desarrollado también mucha labor de difusión de ciencia aplicada. Charlas, conferencias, documentales, publicaciones técnicas, asesoramiento en la sanción de leyes, etcétera.
Otras propuestas que se pudieron concretar
Creo que las más relevantes propuestas propias o elaboradas en conjunto con el Gobierno del Chaco, fueron la creación del Centro de Interpretación Campo del Cielo y la toma de posesión real de los cráteres del sector chaqueño para el Circuito de visitas al campo de cráteres con proyecto y dirección nuestro. Ambos proyectos llegaron a su ejecución total y lograron acercar el fenómeno al turismo nacional y mundial. Destaco aquí, que como parte componente del Proyecto del Centro de Interpretación, logramos también que la provincia hiciera un reconocimiento por su fundamental labor, a los investigadores pioneros de los inicios de los sesenta.
Ver caer objetos contundentes del cielo es un acontecimiento extraordinario para casi todos los humanos. Nos ocupamos de descubrir y estudiar a los que ya cayeron
Un meteoroide de más de ochocientas toneladas ingresó a la atmósfera de nuestro planeta hace unos cuatro mil años. Luego de un largo viaje atmosférico, producto de su bajo ángulo de entrada donde soportó altos valores de presión y temperatura, terminó por fraccionarse antes de producir múltiples impactos en el suelo a una velocidad promedio de catorce mil cuatrocientos kilómetros por hora. En este proceso donde el meteoroide cambia su denominación por “meteorito” se produjo una pérdida de masa por ablación de aproximadamente un cincuenta por ciento. Esta breve explicación es muy útil para comprender qué es Campo del Cielo: una extensa zona de dispersión meteórica que contiene a su vez al menos treinta cráteres de impacto. Sabemos que unas cuatrocientas toneladas de sideritos -meteoritos metálicos- quedaron depositados en los actuales territorios chaco-santiagueños aquel inhabitual día. El estudio metódico, comprensión y recuperación de los fragmentos componentes de este gran rompecabezas cósmico no ha llegado aún al cincuenta por ciento de su camino. Es el proyecto a largo plazo más apasionante y sacrificado en el que nos ha tocado participar.
Qué es un meteorito y por qué son tan importantes para su conocimiento y análisis ¿Aerolito es lo mismo?
Un meteorito es un cuerpo celeste que ha logrado atravesar la atmósfera de nuestro planeta e impactar sobre su superficie. Antes de esto, durante su viaje de intercepción con nuestra órbita, el objeto se denomina meteoroide, son normalmente producto del choque entre asteroides localizados en el denominado “cinturón de astroides” entre los planetas Marte y Júpiter y producen estas colisiones, objetos menores. Podemos considerarlos escombros de la formación del sistema solar y obviamente contemporáneos a ella de aproximadamente cuatro mil seiscientos millones de años. De ahí su gran importancia para la ciencia. Estos objetos proveen valiosísima información acerca de la formación de los planetas y nuestra estrella el Sol. Su composición es variada y su clasificación bastante extensa si la pretendemos al detalle. El término “Aerolito” en su etimología, proviene del prefijo griego “aero” que significa aire y de “lithos” que significa piedra. Podríamos decir que hablamos de lo mismo cuando decimos “meteorito”, pero para quien conoce sobre su clasificación, esta definición lleva a pensar más en meteoritos de fase rocosa conformado casi en su totalidad por silicatos.
Hay un video donde se relata una historia verídica en la que un traficante pretende sacar un meteorito del país. ¿Cuántos fragmentos se fueron de esa manera o de la mano de investigadores extranjeros para nunca más volver?
Supongo que te referís a la película documental “El Color que cayó del Cielo” del Director Sergio Wolf. Tuve la suerte de participar en ella. Cuenta básicamente la historia y trabajo del Científico William Cassidy y su contracara el dealer de piedras celestes norteamericano también, Robert Haag. Haag se movió con total naturalidad e intentó llevarse el meteorito “El Chaco” porque ya venía operando en la zona y personajes conocidos le “venden” este objeto y quién sabe cuántos más, antes de aquel impresionante operativo. Partiendo de la oferta disponible en internet de meteoritos de Campo del Cielo, que no mermó a lo largo de los años, te diría que son miles los fragmentos de diversos tamaños que se han ido de la zona de dispersión en la modalidad de robo y tráfico de patrimonio natural argentino -bienes culturales según la ley Nacional 26306-. A pesar de la legislación vigente, que prohíbe su extracción y traslado, como así también la modificación de sitios afectados por el evento, nada ha cambiado desde la época de Robert Haag a principios de los noventa. De lo que no tengo ninguna duda es que los traficantes de meteoritos cuentan con ayuda local para poder lograr su objetivo. De la mano de investigadores, o donaciones al extranjero, también se han ido algunas piezas en distintas épocas del pasado, pero nunca en la cantidad robada por el mercado negro de estos objetos.
Zonas de Argentina vinculadas a la caída de estos objetos
Un catálogo de los meteoritos hallados en territorio argentino elaborado por Rogelio D. Acevedo y Maximiliano C. L. Rocca, publicado en dos mil once, reporta setenta y cuatro cuerpos celestes distribuidos en distintas provincias como Córdoba, Catamarca, Santa. Fe, Entre Ríos, Buenos Aires y otras. Obviamente, ninguna de ellas con las dimensiones extraordinarias de los hallados en Campo del Cielo.
Realidad de la región que contiene los que cayeron en Chaco
El notable historiador y periodista Ramón de las Mercedes Tissera, -Córdoba, 1920 / Resistencia, Chaco 1981- tituló un ensayo publicado en Todo es Historia N° 164 de enero de 1981 sobre Campo del Cielo, con el sugerente título: “El Cementerio Cósmico de Otumpa”. Aquellos parajes inhóspitos, permanecieron prácticamente en el formato imaginado por Tissera por casi cuatro milenios. Solo modificado por la natural dinámica geológica de nuestro planeta. Todo cambiaría en el último siglo con la colonización del territorio. La zona se convirtió en un polo de altísima productividad agrícola y ganadera. Esto modificó lugares y paisajes. El colosal evento, otrora cubierto por miles de hectáreas de densos montes, comenzaba a sufrir la erosión más dañina, la producida por el hombre. Sin remontarse demasiado en el tiempo, una comparativa entre las primeras fotografías aéreas de la región obtenidas a mediados de los cincuenta por el Instituto Geográfico Militar y las actuales imágenes satelitales o aéreas, parecen mostrar, literalmente otro lugar. No hay culpables en esto. La ciencia llegó cuando tuvo que llegar. Hasta entrados los años cincuenta, aun había reticencia sobre la posibilidad de que objetos del espacio exterior pudieran impactar sobre nuestro planeta y los cráteres de impacto recién comenzaban a pensarse como tales. Hasta hace unos pocos años, todos los cráteres de Campo del Cielo se encontraban en propiedad privada. Nuestra provincia tuvo que legislar en consecuencia para lograr que estos lugares y sus accesos pasaran al dominio público mediante las expropiaciones correspondientes. Habían pasado cuatrocientos treinta años desde que Hernán Mexia de Miraval notificara por escrito sobre los primeros vestigios del evento en aquellos parajes. A solo un par de kilómetros, más de una decena de cráteres esperan la toma de acción similar por parte del Gobierno de Santiago del Estero. El estudio de estos sitios de interés para la ciencia mundial, no pueden depender de la voluntad del actual propietario de las tierras que lo contienen. En Chaco hemos perdido varios cráteres por desmontes, preparación de terrenos para cultivo o profundización de bajos para su uso como represas. A veces por ignorancia y otras adrede. En cualquier caso, seguimos tratando de no llegar tarde, el trabajo de reconstruir tan importante acontecimiento, así lo requiere.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Mario Vesconi