La Palabra

Cómo surge el proyecto de Almendra*

Surge y extrañamente yo no estaba en la idea inicial de ese proyecto. Había dos grupos: Los Larkins en los que tocaba Luis -que era el benjamín- con Rodolfo García y Los Esbirros que era el grupo donde tocaba Edelmiro Molinari, mi hermano y yo me había integrado. Cuando fue la gira al sur que te conté hicimos un mix entre los que podían porque alguno tenía que hacer la colimba. Esa idea se gestó ahí, inicialmente ellos pensaban que el bajista de Los Larkins fuera el bajista de Almendra, pero les dijo que no. El tenía más experiencia que yo como bajista, pero me incorporé yo para suerte de ellos (risas). Así que en las playas de Rawson de canto rodado negro hicieron como una pequeña ceremonia de iniciación del proyecto.

Aunque benjamín, Luis Alberto Spinetta ya tenía alma de líder…

Sí, éramos los dos benjamines con casi la misma edad. Y los demás cuatro años más que nosotros. Sí, Luis siempre fue un tipo muy inquieto, muy creador.

Cómo vivimos esa época con el consumo de droga y lo que significó un flagelo social después

Era una cosa muy liviana y no masiva como es ahora. Nosotros tuvimos experiencia con la marihuana, pero nunca me cayó bien, nunca me gustó, si bien a veces uno lo comparte socialmente porque los grupos de pertenencia son muy fuertes. A mí personalmente nunca me convenció ni me gustaba cómo me sentía. Te saca del presente, te abstrae y eso no me gustó nunca. Como que te aleja. Fueron las primeras cosas de esa época y después ya no más.

Cuándo empezó mi interés por lo audiovisual

En realidad tiene como tres direcciones que me llevan a ese lugar. Soy una persona que se dedica a la creatividad. Me expreso a través de la música, pero a través de otras cosas como la plástica y el diseño, en lo que laburé bastantes años. Cuando vine de España después de Aquelarre, después de muchos años de gira y de muchas experiencias buenas y algunas malas como por ejemplo tomar distancia bastante grande de mi hija que era pequeña, me quedó una sensación un poco fea con respecto a eso y decidí acotar la cosa y buscarme una manera de vivir más ligada al diseño y a la ilustración. Entonces lo hice, paralelamente a eso seguía tocando pero en menor cuantía. Es muy gracioso porque algunos amigos que trabajaban en ese ámbito me decían  pero por qué no vas a una agencia de publicidad y ofrecés tu música que sos más conocido como eso. Y yo les decía que no iba a hacer música publicitaria pero sí un diseño o una ilustración aplicada a eso. Y un poco también porque tengo inquietudes diversas que se expresan en las herramientas que he podido desarrollar de chico como el diseño, el dibujo y la música. Además de ser una persona muy curiosa porque me interesa aprender de todo, pero paralelamente a eso, con los años, después de haber hecho todo lo de Almendra, lo de Aquelarre, encontrándote con gente que ya eran niños o muchachitos cuando vos también lo eras, y después ya son padres y tienen hijos, el vínculo que vos tenés con ellos en relación a tu música es mucho más profundo y más histórico. Y muchos de ellos te cuentan historias ligadas a algunas de esas canciones. Y a mí eso me quedó, primero me impresionó por la dimensión que iba teniendo nuestro laburo en la vida de la gente, y tuve una conciencia totalmente diferente a la que es la conciencia del artista que es aplaudido, halagador, pero es otra cosa. Esto se trata de pertenecer a una parte del bagaje, al campo de la vida de las personas, representado en hechos que -como digo en el programa de televisión- son como producción de bienes de consumo espiritual, digamos. La gente los consume, así como yo compro una silla para sentarme, también consumo una canción que la consume mi espíritu. Y esa idea estuvo rondando. Después de muchos años, en el dos mil, estuve de Director de Música de la Ciudad de Buenos Aires, en la gestión de Jorge Telerman, tuve a mi cargo un montón de acciones bastante grandes, y presenté, entre otras cosas, las ideas de diferentes programas y acciones entre las que estaba esto, el programa “Cómo hice” que era un rescate de toda la cancionística más emblemática de la Argentina, pero era más pensado como un evento artístico teatral. Cuando me fui de esa gestión, algunas cosas quedaron sin hacer, entre ellas ésa. Y seguí pensando que era muy idea buena, por muchos motivos, porque hay un rescate de la figura del autor, mucha gente no sabe quién es el autor. Y si bien hay una legislación que ordena que tienen que figurar los autores y tienen que decirlo en la planilla, no se dice casi nunca, o a veces se presenta mal. Me di cuenta que la mayoría de esas canciones, que han permanecido a través de los años tanto, y que no tiene que ver con la difusión de la compañía grabadora ni la compañía editorial, sino que están inscriptas en la trama de la cultura, por algo es. Y alguna de ellas tienen como una pequeña partícula que se empatiza directamente con una emocionalidad común que tiene el pueblo argentino, si bien nosotros tenemos diferencias en lo político, en los gustos, hay como especie de gran magma que es la emocionalidad del pueblo argentino que está representada entre otras cosas por la música que es un bien gigantesco para el espíritu. Entonces proviene de ahí la idea. Y cuando empiezo escribir, y se me ocurre hacer un programa de televisión, como si fuera un archivo donde esté rescatada la versión más pura del tema dentro de lo posible, su letra, su autor, cuándo la hizo, en el contexto. Cosa que si vos tenés un dvd que dice el tema que fuere, lo sacás y te enterás de una manera fidedigna lo que querés saber de esa canción. Mi intención era poder unir -esta es la tercera pata de la que hablaba al principio- mis dos grandes intereses en mi vida que son la música y el diseño, lo visual- entonces pude hacerlo en el campo de lo audiovisual. Inicialmente me puse en contacto con productores de televisión, gente muy piola, que nos ayudó en los primeros meses a darle forma a una idea. El equipo somos alrededor de doce personas, tenemos una isla propia de edición y otros son contratados. Hicimos el programa piloto, lo presentamos en varios lugares, y lo concretamos con el Canal Encuentro. Participo de todo muy centralmente porque soy una persona muy curiosa y me interesa todo, y aprendí mucho. Puedo meter ahí todo lo que aprendí en mi vida, la concepción de cómo se compone una cosa -sé componer canciones, escribo letras- aplico mis conocimientos para hacer los textos, en la construcción narrativa le doy una lógica cancionística. Es un proyecto que me encanta hacer, pero lo que no quiero dejar de lado es seguir tocando porque he dejado muchos años de tocar con la frecuencia que te permite estar con una permanencia. Por eso estoy volviendo a tocar desde hace un tiempo y pienso grabar un disco que tengo proyectado desde hace un montón de tiempo. Es más, cuando fui a Rafaela, toqué varios temas nuevos.

Lo que me propuse con los grupos a los que pertenecí 

No sé si tuve conciencia de decir: voy a desarrollar esto. En Almendra mucho menos porque éramos más chicos, fue una expresión totalmente natural de lo que veníamos haciendo de  chicos con Luis que cantábamos en dúo. Nos metimos en mundo y fueron saliendo cosas de una manera totalmente natural. Sabíamos que estábamos haciendo algo que nos gustaba. En Aquelarre tuve un poco más de conciencia de eso porque estaba más en una función de director si bien no me sentí así, pero al componer más me cabía un poquito esa función. Aunque tengo que aclarar que tanto con Almendra como con Aquelarre, siempre fueron liderazgos rotativos y eso me dio un entrenamiento de comunicación con el otro para llevar adelante un proyecto bárbaro. La cosa fue surgiendo, lo que sí siempre me interesó por un lado la calidad musical y por el otro lado el laburo con las letras, siempre le di mucha atención a las letras. Me resulta muy placentero y muy laborioso, a veces salen muy rápido y otras pasan meses y las miro y les cambio una cosa. Creo que el rock argentino nació con esa impronta tan creativa. Imaginate que cuando empezamos nosotros estaban Los Gatos, Manal, Vox Dei, nosotros con una cosa más poética, espiritual, el rango era muy grande. Y el rock argentino de alguna manera fue como un anfitrión de un montón de otras músicas para que convivieran expresiones muy diversas dentro de ese campo. Al día de hoy, hay mucha gente que toca tango, que provienen de haber tocado en banditas de rock, lo cual me parece genial.

A dúo con Spinetta

Esa manera tan especial que tiene Luis de cantar también la empleé yo durante muchos años porque nosotros dos cantamos a dúo durante mucho tiempo. Cuando cantás a dúo tenés que articular una manera de emisión y una manera de articulación. Por eso mucha gente, en las primeras cosas que hicimos, incluso hasta Aquelarre, nos confunde por los tonos. Después traté de despegarme de ese lenguaje, pero estoy un poco impreso por eso porque fue una cosa que originariamente como que lo inventamos entre los dos.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Emilio del Guercio

Autor: Raúl Vigini

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web