N.B. - Cuando se recupera, se comienza con los trabajos de restauración, de búsqueda bajo la órbita de la ciudad.
M.C. - De hecho las propuestas surgen de acá, no solamente en lo que hace a la conservación sino a las actividades, porque el enclave barrial de este espacio también determina un montón de pasos a seguir que van a ser diferentes a otros lugares, así que del equipo de trabajo sale la mayoría de las propuestas, que tienen que ver con dar respuestas a requerimientos del barrio mismo o lo que vamos viendo como impulso. Se empezó a trabajar así con el equipo conformado por coordinador, gente de mantenimiento, conservación, visitas y toda la información que se pudo lograr que fue interesante esa primera etapa en el año 2009 al abrir el espacio a la comunidad, se empezó a recibir mucha información que desconocíamos, teníamos unos pocos testimonios de sobrevivientes, y era un relato medio inconexo, y de alguna manera eso se fue conformando bastante con lo que recibimos del afuera, de los vecinos, que fueron bastante reacios de todas maneras, pero que permitió construir el relato que utilizamos ahora para contar el lugar.
El lugar ya no era el mismo de cuando fue centro clandestino. ¿Cómo encuentran a quienes estuvieron alguna vez detenidos ahí?
M.C. - Claro. Los dos testimonios iniciales fueron los de Miriam Lewin que es la que estuvo más tiempo y el de Osvaldo López, el actual coordinador, porque estuvo secuestrado una semana y se fugó del lugar. Miriam supo que estuvo aquí a través de cruzar la información con lo que dice Osvaldo que conoció el lugar cuando se escapó. Es decir ella tenía ubicada la zona, tenía referencia de pizzerías porque a veces compraban, había escuchado la mención de una ferretería que está a dos cuadras, sabía que estaba cerca del departamento de policía porque a veces hablaban de estacionamiento de los autos, estamos a dos cuadras, es decir pudo conformar la zona pero no sabía el lugar exacto. Ella estaba acá cuando se fuga Osvaldo y algo se entera, y él sabe que una mujer estaba detenida esos días. Cuando cruzan esos dos testimonios, ubican el lugar como excentro clandestino. Una vez que se abrió el sitio y se pudo recorrer y empezaron a trascender los testimonios se sumaron otros.
N.B. - Hay un caso muy interesante que es el de Burganoff. Cuando los vecinos que nos juntamos para denunciar este lugar hicimos una convocatoria a la prensa en 2002 en avenida Entre Ríos y México, se acercó un hombre y nos dijo “¿ustedes van a Virrey Cevallos? Porque ahí estuvo mi hermano”. El tenía dieciséis años cuando secuestraron a su hermano en la casa, y vio quiénes lo secuestraron. Un día yendo en colectivo ve a uno de esos tipos, lo sigue y el tipo entra a Virrey Cevallos 628. El hermano había sobrevivido y estaba en México exiliado. Fue muy poco tiempo después. Impresionante. Nos dice que él desde afuera pudo ver que entraban los autos por el garaje y cuando venían caminando nos señala la entrada y el lugar desde dónde vigilaban. Eso permite construir la funcionalidad de la casa después de haberla ubicado.
Si podemos hablar de crueldades con los detenidos…
M.C. - La misma que en todos lados. Es riesgoso cuando hablamos de tiempos breves y también del tipo de maltrato. En el caso de Miriam Lewin dice que fue más traumática su detención acá que en Esma. Fue más duro porque la soledad acá fue terrible. Uno siempre piensa en la tortura en sus formas más violentas y violentísimo es estar fuera del mundo. Lo que sabemos es que fue un lugar de contrainteligencia de Fuerza Aérea, hacían investigación para su propia fuerza. A Miriam la detienen porque era amiga de la hija de un brigadier involucrada en un atentado. Y todos estaban vinculados a atentados contra la fuerza. Pero ni poco ni leve, igual que en todos lados.
Cómo se reinstaló el paisaje del lugar
M.C. - En realidad es importante lo que dijiste antes que es el tiempo transcurrido entre lo que fue centro clandestino y la recuperación del espacio. Tenemos que este espacio está muy deteriorado posterior al centro clandestino porque hay un solo relato que habla que lo que había podido ver estaba en buen estado el edificio y esto está muy deteriorado. Lo que hemos hecho con poquitos elementos -pero la gente puede recordar la escalera para qué lado subió, recordar un piso- y permitieron ubicar muchos espacios, no todos. Esto llevó a cómo mostramos el sitio. Se dejan al estado en que se recibieron aquellos espacios que están testimoniados: la sala de tortura y las celdas. Y refuncionalizamos los otros para poder funcionar como un sitio de memoria, y está todo registrado al estado en que lo recuperamos y no modificado.
Qué dicen los vecinos acerca de esos años
N.B. - Hubo uno que vio bajar de un auto armas largas y fue a la comisaría. Le dijeron que se quede tranquilo que eran de los de ellos.
M.C. - En la celda donde estuvo Miriam Lewin hubo insonorización, estaba recubierta íntegramente por telgopor y harbor. En la casa original eran las habitaciones de servicio que estaban en el entrepiso.
Qué se les ofrece hoy a los visitantes
N.B. - Vienen muchos colegios. Hay un equipo de acción educativa trabajando que visitan colegios, propone, vienen municipios con grupos organizados. Esta es una casa que no posibilita como en la Esma que vayan muchas personas y tenemos compañeros que hacen de guías. Tenemos cine, recordaciones, estamos preparando un homenaje a los abogados de aquellos años, talleres, pasantes, practicantes trabajadores de la educación y de ciencias sociales. También hacemos muestras plásticas.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Marta Carreras y Nenina Boulliet