Tuvimos varios desafíos en cuanto a la puesta permanente, porque este museo cuando se crea, es a partir de la historia de mil ochocientos diez, entonces todo lo que era de pueblos originarios de alguna manera estábamos un poco acéfalos de piezas que representen ese período y pudimos contar con ayuda del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano para construir un guión hecho por especialistas, y si bien hoy la sala no tiene una exhibición de piezas muy importantes, pero sí se puede ver lo que es el recorrido de los pueblos originarios desde su propia existencia antes de la llegada de los europeos hasta la actualidad, o sea todo su suceso cronológico hasta ver cómo están insertados y todos los reconocimientos a nivel legislativo. Y después no cabe duda que el guión del circuito del museo es cronológico pero la idea de la directora en cuanto al mensaje que se da dentro del mismo quiso hacerlo con testimonios reales y no abordar textos con interpretaciones propias, entonces se confrontan situaciones de pensamiento desde el periodo colonial hasta hoy donde tenemos la exposición permanente que si bien la tenemos hasta mil novecientos diez el período posterior a Rosas está un poco acotado que pretendemos continuar abriendo las salas. En líneas generales esa fue la gestión de estos últimos años, pero para eso no es una tarea así tan recta y lineal, porque en todo museo tienen que accionar todas las áreas, no hay áreas independientes. Si no tengo un equipo de conservadores que pueda hacer el mantenimiento de las piezas y que pueda ponerlas, si algunas tienen que ser restauradas, es imposible la exhibición. Si a la vez no tengo los investigadores que tienen que investigar para poder concretar esto del guión, tampoco. Entonces realmente el tema es tratar de hilar todas las acciones con objetivos muy claros. Una vez al mes nos reunimos, se plantean los objetivos, se coordina, y cuáles son las acciones de cada área.
Las vitrinas tienen a unitarios y federales compartiendo uno al lado del otro…
Lo contraponemos, eso está pensado. Al general Paz junto a las boleadoras con las que fue apresado por el caudillo federal de Santa Fe, Estanislao López. Existieron todos dentro de un mismo período con distintos pensamientos. En cuanto a la museografía, es todo un desarrollo, porque más allá del protagonismo de la pieza, a la vez las tenemos que cuidar para que pueda seguir siendo exhibida por la eternidad, entonces tiene que tener soportes adecuados, la iluminación, cambiarlas en forma permanente para que no se deterioren, cumplir con los conceptos de conservación que ya están al alcance de los museos. Y por último poder llegar a tener una difusión masiva. Lo que es la vida cotidiana hay mucha actividad por el mantenimiento edilicio, estamos en un entorno complejo desde el punto de vista de la conservación con el parque, la humedad, siempre alertas.
Las nuevas tecnologías
Otra de las importantes cuestiones que había que incorporar es el tema de las nuevas tecnologías, sabemos que es un atractivo que hoy por hoy también forman parte de un método de aprendizaje, entonces se instalaron salas interactivas con juegos especializados en las temáticas históricas, e introducir a través del juego cuáles eran las formas de vestir, las costumbres de cada época, y el pensamiento de cada período.
Las muestras temporarias
Otro trabajo que se nos viene dando en paralelo es también promocionar muestras temporarias. El museo no tenia muestras temporarias, y en forma permanente tenemos que tratar de buscar herramientas para conseguir más público y público diferente, sabemos que el museo tiene un público cotidiano pero hoy por hoy, en la época del marketing, tenemos que buscar todos los medios posibles para conseguir nuevo público y nuevas atracciones, entonces se abrió un espacio con muestras de todo tipo y no descartamos la posibilidad de incorporar arte contemporáneo. Hicimos la de Ariel Mlynarzewicz, artista plástico actual que hizo una serie vinculada a los revolucionarios, una sobre la vida de Gardel, y hoy tenemos una de esculturas, una instalación que se llama “Heroínas” que es de Ruth Viegener, una artista patagónica contemporánea premiada. Eso nos trae otro público porque los jóvenes se vinculan mucho con el arte moderno y con estas exposiciones les hacemos descubrir esta posibilidad.
Las pinturas de Gil de Castro
Otro desafío fue participar de proyectos que había estos años, uno fue sobre la vida del artista Gil de Castro porque retrató a todos los héroes de la Independencia, vivió en Perú, pero también mucho tiempo Chile y fue allí donde conoció todo el entorno de San Martín y los pintó en vivo y en directo. Y es de alguna manera el representante de los que es la cultura visual de la sociedad emancipadora. Esa exposición significó tomar el compromiso de restaurar estas obras que estaban en grave estado porque muchas -la mayoría- había venido de Chile en lomo de burro y estaban muy deterioradas, y por medio de un convenio con la Universidad de San Martín y Tarea que es una fundación especializada en el restauro de obras, se pudo hacer la puesta en valor de esta colección que es de más de treinta obras que además es el repositorio que más obras tiene a nivel de América de este artista. Ese patrimonio es todo del museo.
Cómo es el trabajo de restauración
Tenemos especialistas para cada problemática. Uno cuando elige esta carrera de restaurador de alguna manera se hace especialista. Hay un grupo para pintura, otro para papel, hay para textil y para madera. Una conservadora de pianos porque tenemos una colección importante de esos instrumentos. En lo que es conservación preventiva nos manejamos en equipo con todas estas profesionales, pero a la hora de intervenir es totalmente diferente poder intervenir una pintura y una madera. Tenemos un criterio que es lo fundamental: en primer lugar que las piezas, si tienen un deterioro, hay que detenerlo y estabilizarlo sabiendo que llegó hasta ahí. Primero hay que tener un diagnóstico de toda la colección, después hay que poder establecer prioridades para saber por qué. Esas prioridades van de la mano no solo por cuestiones de conservación sino también de la valorización. Tengo que tener un criterio si es una única obra la cual está en grave estado y tiene que ser intervenida ya. Ese es el método fundamental de trabajo. Pero hay otra área muy importante sobre todo hoy que es la de documentación. Si bien desde sus orígenes en algunos casos es elocuente decir que los primeros museólogos como Carranza, Juan B. Ambrosetti o Enrique Udaondo eran muy estrictos en hacer un registro y un control con todos los detalles de las obras. Cuando uno mira sus archivos ve que era muy minucioso y muy prolijo y después lamentablemente hubo interrupciones lo cual llevó a muchos museos a una situación un poco crítica en cuanto a sus inventarios. Hoy con la informática tenemos un elemento muy importante con sistemas creados para esto. Y además nos permite convertir los objetos en fuentes de información ya que cada pieza la puede estudiar un historiador, un economista y tantos más.
La vida en el depósito para los objetos guardados
Muchas veces el concepto de la conservación parece que si las cosas están guardadas están mejor conservadas. Nosotros las tenemos bien guardadas, pero así las tengamos bien guardadas libres de ácido y apto para lo que es el almacenaje de lo que son bienes culturales, no siempre es así. Hay que ser cuidadoso, porque una pieza por más que esté bien guardada, no es algo que todos los días la miramos, por eso sí tenemos una política permanente de revisar las colecciones con todo lo que involucra la conservación preventiva de anti plaga, polvo y demás. Lo más importante en esto es poder gestionar y crear políticas de exposiciones itinerantes para mostrar en otros lugares del país.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Viviana Melloni de Mallol