Empieza gracias a mi hermana, que al ser diez años mayor, desde que nací escuché música en casa porque ella desde los cinco años tocaba el piano, mi padre era un gran melómano amante de la ópera, de la música clásica, pero también del jazz, del tango, muy amante del tango, del folklore. Y siempre nos hacía escuchar de todo, trataba de cultivar el oído amplio. Y a los diez años me llevó mi hermana a una audición para el Coro de Niños del Teatro Colón y fui como un juego, como una salida del fin de semana, audicioné para el Maestro Valdo Sciamarella, canté Malena, y para mí fue un juego. Que después devino en una selección, me eligieron para participar del coro, pero no pude ingresar porque estaba de viaje con mi mamá. Así que eso fue un puntapié, mis papás prestaron atención a eso, y lo tomaron como un signo de que yo evidentemente tenía alguna condición, entonces a partir de ahí me pusieron un maestro de canto, sobrino del compositor Osmar Maderna, tomé clases un tiempo hasta la época de la muda de voz. Ahí interrumpí la actividad y después eso quedó un poquitito relegado durante la preadolescencia y adolescencia, y a los quince años, mi papá estaba mirando la ópera Tosca de Puccini en la televisión, y yo pasaba y vi -justo estaba en el segundo acto- y escuché y me quedé absolutamente abstraída e hipnotizada y mi papá captó eso y me dijo: “¿Te interesa?” y me contó el final de la obra. “Lo que va a la pasar es lo siguiente…” me cuenta el argumento y quedé absolutamente enamorada y fascinada con el género. Dije: Quiero ser esa señora que se tira por el Castel Sant’Angelo. Me fascinó la combinación de música, escena y drama. Me pareció increíble. A partir de ahí volví a reconectarme con el canto y al poquito tiempo empecé a tomar clases de canto a los dieciocho años hasta ahora.
Los estudios para lograr mi formación
Sí. Estudié en la UNA que es la Universidad Nacional de Artes -exConservatorio Nacional López Buchardo- la Licenciatura en Artes Musicales especialidad en canto, después entré al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y también hice en el Teatro Argentino de La Plata la Opera Estudio un perfeccionamiento de un año y medio en la época en la que estaba el Maestro Marcelo Lombardero.
Quiénes fueron mis maestros en el canto
Renato Sassola, un tenor argentino que falleció hace un par de años, gran tenor argentino de la vieja escuela con una naturaleza increíble, debutó a los veinticinco años en el Teatro Colón cantando La Boheme dirigido por Héctor Panizza, una maravilla. Fue un gran maestro que daba clases con su esposa, Lidia Perosino, los dos excelentes. Mi gran maestra que lo sigue siendo al día de hoy, Marta Blanco, que fue maestra mía en la UNA, en el Instituto, particular, siempre la fui siguiendo a través de las instituciones. Gran maestra, gran artista, y una persona intachable que para mí ha sido un faro, esas personas que se cruzan en la vida que son para uno una marca. Con una ética profesional, una cualidad pedagógica innata, sana, generosa. Su proyecto Opera Joven es para sus alumnos y para gente externa también que recién está empezando. Ella genera un espacio de preparación de óperas que después se llevan a cabo con puesta en escena y con orquesta o piano. Y es un espacio valiosísimo porque ahí uno puede hacer sus primeras herramientas. Y al momento de dar el primer paso en un trabajo profesional, ya tenés la experiencia de haber pisado un escenario, de haber salido del claustro de la clase del laboratorio. La primera cosa profesional que hice en el Teatro Argentino de La Plata recuerdo con agradecimiento y con orgullo que en el primer ensayo, donde uno se siente un poco intimidado porque era una ópera muy grande -Don Carlo- con grandes figuras nacionales, había gente de afuera, un contexto magnífico, y me sentí cómoda porque sabía de qué se trataba. Saber manejar un ensayo, los tiempos del ensayo, los códigos. Y se lo agradezco a Marta Banco porque ella brindó su espacio generosamente, sigue estando y la gente se sigue renovando porque a medida que uno se puede empezar a profesionalizar va cediendo sus espacios.
Siempre con lo lírico tradicional
Siempre en la ópera pero no solo eso, en el mundo del canto lírico, música de cámara también, música contemporánea, zarzuela. Estos últimos años solística sobre todo, el año pasado terminé el año debutando en Micaela de Carmen en Chile que fue un gran acontecimiento para mí, porque fue abordar otro tipo de roles que no venía abordando. Yo soy una soprano tipo lírico ligera, mi boca ha ido cambiando, ha ido madurando y asentándose y con trabajo técnico intenso pude lograr ese rol. Estuvo muy bien, las críticas fueron excelentes, son esos hitos en la carrera que le van dando más seguridad. Hice La Traviata a fin del año pasado que lo debuté con un rol dificilísimo. Empecé a presentar el disco con mi hermana, en un concierto en la Usina del Arte que estuvo muy bueno. Estamos armando gira por Argentina y lo queremos llevar por Latinoamérica, la idea es llegar a Europa donde gusta muchísimo la música argentina, no solo el tango, fascina la música de cámara.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Patricia Deleo