La balanza comercial es uno de los puntos rojos que tiene la economía, y que la frena lo necesario como para tomar el envión que necesita. Es que el comercio con el exterior lleva 14 meses consecutivos con saldo desfavorable, quedando de tal manera fijado luego de conocerse el resultado de febrero, que concluyó con 903 millones de dólares en rojo, siendo cuatro veces más grande que el de febrero de 2017. Por lo tanto el déficit del primer bimestre del año totalizó 1.872 millones de dólares, profundizando el rojo seis veces más que en igual lapso del año pasado.
Los datos oficiales del INDEC muestran que aún habiendo crecido las exportaciones 10%, persisten los problemas de la economía para impulsar las ventas al exterior, ya que las mismas están creciendo menos que las importaciones, pues en este último caso subieron 26%.
Durante febrero las ventas al exterior sumaron 4.767 millones de dólares, motorizadas por una suba de 7% del volumen de las mismas y 3% por el aumento de los precios, siendo los productos más vendidos el maíz en grano -201 millones-; vehículos automóviles, tractores, velocípedos y demás vehículos terrestres -191 millones-; aceites crudos de petróleo -85 millones-; carne y despojos comestibles -33 millones-; manufacturas, hierro o acero -25 millones-; y pescados y crustáceos por 24 millones de dólares.
En ese mismo período las importaciones ascendieron a 5.197 millones de dólares, significando la ya referida suba del 26% respecto a febrero de 2017, explicándose ese total por una suba de 2,5% en las cantidades y 0,7% por los mayores precios. Lo que más se compró en el exterior fueron vehículos automóviles, tractores y vehículos terrestres, sus partes y accesorios -totalizando 220 millones-; combustibles y minerales -84 millones-; equipos de comunicación, incluidos celulares -77 millones-; fundición hierro y acero -67 millones-; plástico y sus manufacturas -47 millones-; porotos de soja excluidos para siembra -43 millones-; vehículos y materiales para vías férreas -42 millones-; computadoras y equipos periféricos -37 millones-; motores para vehículos automotores -34 millones-; productos químicos orgánicos -28 millones-; motores y turbinas por 28 millones de dólares.
Los tres países más cercanos a la Argentina en cuanto al comercio fueron Brasil, China y Estados Unidos, quienes explican el 30% de nuestras ventas y el 57,3% de las compras.
Cuando en cambio el análisis se hace sobre la composición de las ventas argentinas al exterior, tenemos que el 25% fueron productos primarios -es decir, sin valor agregado-, 36,6% manufacturas de origen agropecuario, 30,6% manufacturas industriales y 8,4% energía y combustibles. Por su parte las importaciones consistieron 13,2% bienes de consumo, 20,1% bienes de capital, 29% bienes intermedios, 19,8% piezas y partes de bienes de capital, 6,6% combustibles; y 9,7% vehículos automotores de pasajeros.
La perspectiva es por cierto comprometida, ya que aún con altibajos y demás inconvenientes en 2016 la balanza comercial
había dejado un saldo positivo de 2.000 millones de dólares, pequeño es cierto pero grande si lo comparamos con el déficit de 8.471 millones que hubo en 2017, constituyéndose en el rojo récord histórico. Ahora las cosas no parecen mejorar pues este déficit de 1.872 millones de los dos primeros meses es un pésimo antecedente, que por otra parte da lugar a creer en algunos anuncios nefastos en cuanto al resultado de este año, que lo ubican en alrededor de los 10.000 millones de rojo.
Sin balanza comercial positiva se complicará muchísimo el poder concretar una recuperación sostenida, pues justamente de la misma depende el ingreso de dólares genuinos, los que ahora están siendo reemplazados por un endeudamiento en extremo riesgoso pues vuelve a comprometer el futuro inmediato. Aunque debe admitirse que no quedaban muchas opciones por elegir, para evitar repetir situaciones más dramáticas como ocurrió en otras ocasiones de parecidas características. Claro, que ese plazo de endeudamiento sólo hasta 2020, con resultados como este, queda absolutamente bajo sospecha.