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Colombia deberá elegir entre Petro y Hernández

BUENOS AIRES, 19 (NA). - La ciudadanía de Colombia votará este domingo por primer presidente de izquierda en el país o a uno populista y desconocido para muchos hasta hace poco: Gustavo Petro o Rodolfo Hernández.
Ambos se definen como antisistema y se disputan la carrera por la Casa de Nariño en un momento histórico para el país, porque nunca entre izquierda y populismo se había definido una contienda electoral.
Estos candidatos son los que quedaron en pie tras la elección regular, que significó un duro golpe para la clase política tradicional del país americano y hasta que pudieron ser difundidas, las encuestas dieron un empate técnico.
No está claro quién ganará, si el izquierdista Gustavo Francisco Petro Urrego, un economista y senador de 62 años dedicado al activismo y a ser político durante los últimos 30 años; o el populista Rodolfo Hernández Suárez, un ingeniero civil millonario de 77 años que amasó su fortuna -ronda los 100 millones de dólares, según él mismo- en el sector de la construcción y que no cuenta con amplia experiencia en el terreno público y político.
El senador Gustavo Petro, cargo que tiene desde el 2018 y líder de Pacto Histórico, una coalición de partidos de izquierdas e indígenas, nació en el municipio Ciénaga de Oro, en el departamento de Córdoba.
Ha sido electo tres veces a la Cámara de Representantes, senador en dos periodos, alcalde de Bogotá, cargo del que fue destituido y tres veces candidato a la presidencia de Colombia (2010, 2018 y 2022).
Para definir a Petro -y entender en parte el ascenso de Rodolfo Hernández además del voto en contra del otro- hay que hablar del temor patológico a la izquierda, "a esa ideología que suena a guerrilla y que, aunque se ha moderado en la semblanza de la socialdemocracia europea en esta candidatura de confluencia de fuerzas de Petro, sigue provocando iras, a pesar de que la mayoría quiera un cambio".
Esa resistencia a Petro viene también de grupos de empresarios que no piensan como él; de hecho, una de sus propuestas es una reforma tributaria en la que haya más impuestos "sobre las 4.000 más grandes fortunas de Colombia", porque según argumenta el candidato, el sistema impositivo actual tiene "un claro sesgo a favor de las personas excesivamente ricas".
Por su parte, la trayectoria política del ingeniero Hernández no es amplia: líder del movimiento político Liga de Gobernantes Anticorrupción, que fundó cuando se lanzó a la Alcaldía de la ciudad de Bucaramanga, nació en Piedecuesta, un municipio del departamento de Santander.
Es propietario de la empresa HG, basada en la construcción de viviendas, y su única experiencia política ha sido como concejal en Piedecuesta y como alcalde de Bucaramanga (2016- 2019), la capital santandereana.
En 2018 la Procuraduría General de la Nación lo suspendió de su cargo por tres meses debido a la agresión al concejal de esa ciudad, Jhon Claro.
Luego vino una segunda suspensión provisional por una investigación disciplinaria por presunta participación en política siendo alcalde en 2019 y finalmente, renunció al cargo.
Ambos candidatos se han posicionado con el discurso de promesas de cambio, de antiestablecimiento y de respuesta al hartazgo de la tradición política en un país de gobiernos conservadores y del uribismo, la corriente más influyente hasta antes de estos comicios.
Ninguno comulga con los partidos tradicionales, pero estos buscan adherirse tras su bancarrota en la primera vuelta.
Petro logró el 29 de mayo un techo electoral en una primera vuelta en la historia de Colombia, con más de 8,5 millones de votos.
En la última semana se ha centrado en actos privados con familias y también comunidades, incluso durmiendo en viviendas de lugares olvidados por el Estado y despejando los miedos de la izquierda que despierta en parte de la sociedad colombiana.
Por su parte, Hernández, con un discurso populista y demagogo, llamado por los medios locales el "Trump colombiano", obtuvo un respaldo de casi 6 millones de votos en la primera vuelta y ha crecido por sus promesas de lucha contra la corrupción, su principal bandera política, y por representar el hastío que esto produce entre la sociedad.
Esta semana dijo en su cuenta de Twitter que estaba "a seis días de sacar a todos esos corruptos, politiqueros que llevan años incrustados en el Gobierno".
La campaña para la segunda vuelta ha dado un vuelco en su forma ya que los multitudinarios mítines políticos han sido reemplazados por la actividad en redes sociales para divulgar las propuestas bajo un estilo corto y directo, y algunos discursos en eventos pequeños y con poco público.
El nuevo jefe de Estado deberá hacer frente al aumento de asesinatos de líderes sociales: en lo que va de 2022 fueron 88 y hacen parte de los 1.315 desde la firma de los acuerdos de paz, según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz.

Autor: REDACCION

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