Editorial

Cobertura acuífera

El reciente anuncio sobre la instalación de otros 10.000 micromedidores de agua por parte de la empresa Aguas Santafesinas Sociedad Anónima en nuestra ciudad, los que serán sin costo para los vecinos que los reciban significando una inversión del orden de los 20 millones de pesos, constituye sin dudas una buena noticia. Es que, a mayor cantidad de medidores, se traduce en un acto de justicia para quienes lo tienen instalados pues de esa manera se les cobra el agua que en realidad consumen, y no la estimación por las dimensiones del lote afectado como ocurre ahora. Pero además, y por sobre todas las cosas, la presencia de estos micromedidores logran que se profundice la racionalización del uso del líquido potable, es decir, provoca una mayor concientización en cuanto al uso del agua, evitando el derroche que impacta negativamente en el abastecimiento, en especial cuando en la época canicular la demanda llega a los picos máximos, existiendo una carencia que casi siempre adquiere características dramáticas en determinados sectores, que lisa y llanamente quedan sin abastecimiento.

En la actualidad la mitad de los clientes de ASSA cuentan con micromedidores en las conexiones de sus viviendas, en tanto que con estos nuevos 10.000 aparatos que se colocarán ahora tal fue anunciado, se llegará a cubrir el 90% del total de la planta urbana, lo que es realmente significativo. 

Con este logro, además de los ya existentes, ofrecen una infraestructura importante, pues el 95% de los rafaelinos dispone del servicio de agua potable, mientras que el 83% está conectado al sistema de cloacas, con la añadidura que ya está aprobado el proyecto de instalación del servicio en tres nuevos barrios -Brigadier López, Villa Los Alamos y Villa Aero Club- que aumentará más aún este porcentaje. Puede mencionarse también las plantas de ósmosis inversa ya en funcionamiento y otras que se irán agregando -una con capacidad para 50m3/hora será habilitada en junio en el sector norte de la ciudad- que fueron permitiendo incrementar la cantidad de agua que llega por el acueducto desde Esperanza, donde fueron anexados dos nuevos pozos, lo cual de todos modos cuando se hace el balance final continúa siendo insuficiente.

Rafaela creció mucho más que la cantidad de agua que recibe y por lo tanto las carencias son notables cada verano, un problema que viene de hace muchísimos años y para el cual la exclusiva solución es contar con la provisión del nuevo acueducto cuya toma se encuentra en Desvío Arijón y por ahora tiene construida su primera etapa, desde el lugar citado hasta Santo Tomé. La segunda, por ahora en danza pues falta conseguir la financiación, llegará hasta Rafaela, y recién entonces -un plazo para el cual se manejan años, según sea la obtención de recursos- podrá decirse que la problemática de la falta de líquido potable quede superada. Tal como lo fue en 1981 cuando se habilitó el acueducto desde la zona de Esperanza, el que por sus dimensiones, características y uso de estas décadas, es insuficiente desde hace tiempo. Todo lo hecho desde que aparecieron los problemas, fueron sólo paliativos, la solución integral y única es el nuevo acueducto.

Pero además de todo lo expuesto y repasado luego de este importante anuncio de los nuevos diez mil micromedidores, con toda la infraestructura e incluso la posibilidad cierta del acueducto, todavía quedará por delante una obra realmente trascendente para todo este complejo descripto, como es la reparación de la red de distribución domiciliaria. Es que la misma, al decir de un estudio que había realizado personal especializado de la UTN, tiene una pérdida cercana a la mitad del agua que recibe, lo cual de ser así, es justo que recibe el calificativo de "colador".

La reparación de la red es una tarea ímproba, costosa y de largo aliento, pero indudablemente, sea el referido el porcentaje de pérdida o menor como lo sostiene la empresa, en algún momento deberá comenzar a encararse, con lo cual se terminaría por ubicar en su lugar a todas las piezas de este complejo rompecabezas que es el servicio acuífero en Rafaela, que viene tan vapuleado desde hace décadas. Y que ahora, al menos parece estar enfilado hacia las soluciones.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web