Editorial

Clima y cambios

Sobre las razones del calentamiento global del planeta que habitamos existen diversas teorías, siendo una de las más creíbles la del efecto invernadero que producen los gases que se emanan desde la tierra y que han provocado enormes agujeros en la capa de ozono, por donde filtran los rayos del sol que impactan con todo su poder al no ser filtrados los ultravioletas, provocando de tal manera un sostenido recalentamiento que viene avanzando inexorablemente, cuyos efectos negativos pueden advertirse con cierta facilidad, especialmente por la paulatina desaparición de los dos polos, el achicamiento constante de los glaciares y el avance de las zonas desérticas, para lo cual en este último caso también tiene un fuerte poder de impacto la tala indiscriminada de árboles.

Visto de esta manera, y sin que se procuren las soluciones adecuadas, ya que las advertencias vienen haciéndose desde hace varias décadas, la situación adquiere características de una catástrofe a la cual, al menos por ahora, no puede ser dimensionada. Y que se incrementa mucho más en sus posibilidades destructivas si consideramos los informes referidos a la población mundial, que viene aumentando exageradamente, al punto que dentro de tres décadas solamente los habitantes pueden llegar a los 11.000 millones.

Sin dudas, todo un conjunto de cosas que debe ser resuelto por los organismos mundiales, los que hasta ahora han dado muy poca respuesta, pues son prácticamente controlados por aquellas potencias que parecen haber privilegiado sus intereses económicos y estratégicos por sobre los de la humanidad. Un mal que se observa en todos los líderes mundiales, es que acosados por los problemas y las urgencias, sólo se abocan a tratar de resolver -incluso acertando muy poco- los problemas inmediatos, relegando aquellos que se extienden algo más en el tiempo, aunque este del deterioro del hábitat de la raza humana, ubicado en el tiempo, es prácticamente fijarle fecha para hoy mismo, pues ¿qué con 30 años en la edad del mundo?

Un informe reciente, establece que las respuestas que por ahora se desconocen respecto al tiempo que sobrevivirán los glaciares, si habrá cada vez más zonas desérticas y serán los veranos cada vez más calurosos, bien pueden encontrarse en la huella de carbono que estamos dejando en la tierra, es decir, la cantidad de emisión de gases con efecto invernadero que acompaña a las diversas actividades humanas. Entre los cuales se encuentra el dióxido de carbono, cuya huella es expresada en toneladas anuales, siendo posible calcularla para conocer su impacto en el calentamiento global.

En una nota firmada por las profesoras de la Universidad de Palermo, Maricel Cattáneo y Mónica López Sardi, se da cuenta que en dicho centro de estudios, más precisamente en la Facultad de Ingeniería se desarrolla una Calculadora de la Huella del Carbono, tanto en lo que hace a nivel personal como de las organizaciones. Un dato a conocer y tener en cuenta es que todos los productos o servicios que consumimos en la vida diaria tienen su propia huella, siendo el promedio mundial de 4 toneladas anuales de dióxido de carbono por persona, habiéndose fijado el objetivo de reducirla a 2 toneladas.

La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, mediante datos aportados por el INDEC, consiguió en 2008 establecer que la huella de carbono personal para nuestro país es de 5,71 toneladas anuales, en tanto que en la actualidad el cálculo de esa misma huella de carbono promedio para un habitante de nuestro país es de 5,95 toneladas anuales.

Resulta negativo el informe, ya que en lugar de retroceder cuando ya en 2008 la cifra era elevada y por encima del promedio mundial, hemos continuando subiendo. ¿Por qué se genera tanto carbono?, pues un solo dato lo explica con bastante claridad, ya que una persona que se traslada todos los días en su propio automóvil genera entre 0,5 y 2,8 toneladas anuales sólo por eso, según las distancias recorridas, mientras que de hacerlo en un colectivo, esos valores bajan abruptamente a 0,05 toneladas, mientras que el uso de energía en el hogar establece 1,14 toneladas de dióxido de carbono anuales, y por la alimentación, como la mayoría consume carne vacuna y manufacturados eso significa 1,63 toneladas.

Con cambios en nuestro estilo de vida, se daría un muy buen paso en desacelerar el cambio climático.

Autor: REDACCION

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