Hábitat

Ciudades resilientes

Ciudades que cambian sus infraestructuras pensando en el cambio climático

América Latina y el Caribe es una región especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a su ubicación geográfica, distribución territorial de su población y dependencia a sus recursos naturales. En zonas como el sureste de Argentina, el sur de Chile, el sur de Perú, Costa Rica y gran parte de Colombia se prevé una disminución en el régimen de precipitaciones, y en el Caribe un aumento en la intensidad y frecuencia de los huracanes. Así mismo, en el extremo sur de la Patagonia y en la cordillera de los Andes, en especial en Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, se espera una disminución en la superficie de los glaciares.

La alteración en los patrones climáticos afectará directa e indirectamente la infraestructura de la región, ocasionando pérdidas económicas anuales que podrían ascender entre un 1,5% y 5% del PIB para el año 2050, estima un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), por lo que la severidad de los daños dependerá de la vulnerabilidad y resiliencia de cada país y de las medidas que se tomen en el corto plazo para afrontar este desafío.

Sí se pueden minimizar los efectos del cambio climático sobre la infraestructura y la sociedad al realizar inversiones en infraestructura que incrementen la resiliencia y disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero. Aun cuando el costo de este tipo de infraestructura es mayor, sus beneficios sobrepasan el gasto. Esto se debe a que según el PNUD, por cada dólar invertido en prevención de desastres se ahorra luego más de siete dólares en reconstrucción, sin perjuicio de las vidas humanas que una tragedia acarrea. Asimismo, con este tipo de acciones se garantizarán años de vida útil de la infraestructura y de la inversión.

Para hacer frente a esta realidad se requiere innovar en la manera de concebir los proyectos y crear mayor conciencia acerca de los beneficios y oportunidades que representa la infraestructura resiliente y baja en emisiones. En ese sentido, en la planificación, diseño, financiamiento y operación de infraestructura, dentro y fuera de las ciudades, se deberán considerar los escenarios climáticos para aumentar su resiliencia, disminuir su vulnerabilidad y, al mismo tiempo, fomentar el desarrollo sostenible.

¿Qué son las ciudades resilientes?

Las ciudades resilientes son aquellas que están preparadas para el cambio y cuentan con medidas adecuadas para recuperarse de alguna crisis con el fin de aprender de ella y evitar que se repita. Además, este tipo de metrópolis promueven el bienestar de sus habitantes con pautas que beneficien de manera colectiva su estructura o funcionamiento.

Así, una agricultura apoyada por la comunidad, la peatonalización, unas redes de comunicación eficientes, el uso de biocombustibles o la promoción de sistemas públicos de transportes sostenibles como la bicicleta, serían algunos de los aspectos que la Fundación Rockefeller, a través de su programa 100 ciudades resilientes, considera necesarios para que una urbe sea considerada bajo este calificativo.

Desde los terremotos a las inundaciones, la inmigración o los ciberataques, todas las ciudades y sus habitantes son susceptibles de enfrentarse a una serie de problemas y tensiones, ya sean naturales o creadas por el hombre. Una serie de desafíos que surgen como resultado de la rápida urbanización, un clima cambiante y la inestabilidad política, entre otros, y de los que deben recuperarse rápidamente.

Con este fin, surgió en 2002 el programa internacional de resiliencia urbana ONU-Habitat, para el cual "una ciudad resistente evalúa, planifica y actúa para prepararse y responder a todos los riesgos, repentinos y de inicio lento, esperados e inesperados". Al hacerlo, están en mejores condiciones para proteger y mejorar la vida de las personas, conseguir un mayor desarrollo, fomentar un entorno sostenible e impulsar cambios positivos

Santa Fe ciudad resiliente

Recientemente, Michael Berkowitz, titular del programa 100 Ciudades Resilientes de la Fundación Rockefeller, estuvo visitando la ciudad de Santa Fe, una de las urbes con las que la fundación se encuentra trabajando desde 2014. El presidente de la fundación estuvo en Santa Fe para conocer los avances en torno a los 50 proyectos nucleados en la estrategia  de resiliencia que había presentado el gobierno en julio de 2017.

En este sentido, Berkowitz conoció el diseño definitivo del Parque del Norte que implica intervenir unas 230 hectáreas y abarca a los predios del Jardín Botánico Municipal, del ex relleno sanitario y la cava de Borgo, que serán debidamente recuperados y refuncionalizados para que lo disfruten todos los santafesinos, incluyendo además paseos, lagos, espacios deportivos, una de las cinco Escuelas de Trabajo, y las instalaciones del Centro de Distrito.

Varias obras ya están en marcha, como la extensión de Avenida Peñaloza entre Gorriti y General Quiroga, obras de desagües para hacer frente a las inclemencias climáticas, y la ampliación del troncal de cloaca de Peñaloza hasta calle Chaco. A todo esto hay que sumarle la proximidad del Metrofe, que ya se está ejecutando sobre Blas Parera y que hará de ésta la avenida más moderna de Santa Fe.

El Municipio busca mitigar el riesgo hídrico y el impacto del cambio climático, a través de la gestión integral de riesgos y el desarrollo de proyectos que integran infraestructura verde y azul.

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El proyecto pretende que se incorpore al uso y disfrute de los ciudadanos, generando réditos en términos paisajísticos

Autor: CAPSF

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