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Circulación en las ciudades por el coronavirus

Hay que acelerar los cambios y optimizar lo que ya había cambiado, construir un nuevo hábitat, si cabe el término construir la ciudad antipandemias para que nunca más un fenómeno de este tipo no nos deje tan mal. De los reveses se aprende y para eso hay que concentrarse en el futuro habiendo aprendido la lección del pasado.

Más bicisendas y espacios peatonales son las iniciativas que estudian los urbanistas para aplicar en el desconfinamiento y que podrían condicionar el futuro del transporte de pasajeros en la era post coronavirus. Crear una nueva movilidad y que esta no sobrepase los límites de la convivencia. Tampoco caer en un mundo intangible que nos lleve a un sedentarismo trágico.

Covid es una invitación a revaluar la movilidad de nuestras ciudades en aras de mayor equidad y sostenibilidad, ya que los transportes públicos tal y como los conocemos obligan a viajar a muchas personas en espacios relativamente reducidos, una práctica de mucho riesgo en estos tiempos.

Hay problemas que ya veníamos arrastrando, como el tema del financiamiento del transporte público, su envejecimiento por falta de mantenimiento y la necesidad de expansión para superar al transporte privado.

En esta situación es cuando nos sorprende la pandemia y su recomendación de quedarse en casa con la consecuente disminución del uso del transporte público, con un 35% y 40% de ocupación en muchas ciudades, provocó un aumento del déficit que éste ya tenía.

Pero la disminución del transporte también provocó un cambio ambiental. Menos transporte, menos polución, casos como Bogotá y Lima que registraron una disminución de la polución del 80% y entre el 25 y el 30% en Río de Janeiro, demuestra la gran responsabilidad del transporte, en la polución ambiental. Cambios en la propulsión ya deben ser un tema superado, o tendría que serlo en todo caso. En nuestro país, junto a otros países periféricos, es todavía una asignatura pendiente.

Para una nueva normalidad necesitamos una nueva movilidad. La conectividad física y existencial debe ser diferente, debe ser mejor.


CAMBIOS DE TRANSPORTE

algunos países están ofreciendo incentivos para que las personas usen más la bicicleta. En Francia y en el Reino Unido están ofreciendo 50 Euros/Libras para ser usadas y mantenidas específicamente en talleres para mantenimiento de bicicletas.

En Nueva York se abrieron espacios que antes eran para vehículos motorizados. La apuesta es que continúen siendo para bicicletas en el futuro.

Hay que balancear la necesidad de movilidad y de un sector importante de la población, con el riesgo de infección por Covid. Y cabe aclarar que Japón, que tiene dos grandes ciudades donde la mayoría de la población se moviliza en transporte masivo (Osaka y Tokio), no ha conectado ningún brote de la infección al uso del transporte masivo, manejan higiene y conducta.

Manejar el riesgo de infección, es una lección muy interesante para las ciudades latinoamericanas.

El comportamiento ciudadano es clave, es mucho más importante de lo que pensábamos, el transporte público o el automóvil privado, son una parte de ello.


NUEVAS SOLUCIONES

El 70% de los viajes en transporte público son por trabajo y estudio, de ahí que si la experiencia del teletrabajo o telestudio aplicado durante la cuarentena continuase en alguna proporción sensata impactaría seguramente en el número de pasajeros. En los trenes metropolitanos hay servicios híbridos: algunos vagones son para usuarios con reserva anticipada, y otros para pasajeros sin reserva. Hay que reducir la exposición de los colectiveros con los pasajeros, reorganizar los asientos, poca comunicación social, carteles indicativos, manejar el distanciamiento social dentro del vehículo y entre peatones.

Los servicios combinados y los nuevos medios de movilidad eléctricos y/o a pedal para distancias cortas o medias deben despegar para que su producción los ponga al alcance de muchos y encausen un rol protagónico en la nueva normalidad.

Y una tercera opción a mediano plazo sería fomentar ciudades policéntricas, que repartan la carga de gente, resurgimiento de la tienda de barrio, ofrecer productos a los vecinos y de esta manera logran que no todo el mundo vaya en la misma hora al mismo lugar y permitiría un distanciamiento más equilibrado. Las ciudades de 15 minutos es lo que viene y que desarrollaremos y nos explayaremos en próximas notas.

Autor: Esteban Soldano

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