Suplemento Economía

Cerveceros alemanes en la era del cambio

Por Carolyn Beeler 


Cervezas con sabor a cítricos,

bayas o frutos rojos se abren paso en Alemania entre las cervezas

tradicionales cuya pureza está estrictamente protegida desde el

siglo XVI.

En una minúscula cervecería de un barrio de moda en Berlín

trabaja Thorsten Schoppe, uno de estos cerveceros innovadores.


"Sólo utilizamos cuatro ingredientes y este es uno de ellos",

explica Schoppe mientras los aromas un poco ácidos de cerveza

empiezan a emanar del agua en ebullición y de la malta.

Los pequeños cerveceros alemanes como él recurren cada vez más

a los "lúpulos aromatizados" para dar una nota de naranja, pomelo

o melocotón a su cerveza aunque siguen respetando escrupulosamente

el "decreto de la pureza".


En vigor desde el siglo XVI en Alemania, este decreto

("Reinheitsgebot") limita a cuatro ingredientes la composición de

la cerveza: cebada, lúpulo, agua y levadura.

Hasta hace poco, Schoppe tenía que importar el lúpulo especial

de Estados Unidos, donde las cervezas artesanales se han hecho un

hueco en el mercado.


Este año, los cerveceros alemanes querían aprovechar una

demanda al alza y han cosechado los primeros lúpulos desarrollados

con nuevos aromas.

"Mucha gente se sorprende de que se puedan integrar aromas

especiales a la cerveza respetando el decreto de pureza", dice

Thorsten Schoppe, que produce una cerveza muy fermentada, la India

pale ale, con sabor a cítricos.


Sebastian Hiersick, de 35 años, cocinero en Berlín, es un

aficionado a los whisky y no le gusta demasiado la "cerveza

tradicional alemana". "Ya sea porque hay demasiado lúpulo,

demasiada malta o es demasiado gaseosa", dice.

Pero le han empezado a gustar las cervezas afrutadas. "Cuando

hace calor, en verano, es muy agradable beberlas", porque, según

él, "es como un jugo de frutas o una limonada".


Anton Lutz, productor de lúpulo, empezó a desarrollar nuevas

variedades alemanas en 2006. Entre las novedades que ha creado

figuran la "Mandarina Baviera" con sabor a melón, cítricos y

mandarina.

Los productores locales han empezado lentamente. Para finales

de 2013, los nuevos lúpulos se cultivaban en 150 hectáreas, menos

de 1% de los campos de lúpulo en Alemania. "No queremos cambiar todo el cultivo de la cerveza en

Alemania", dice Lutz. "Queremos abrir la cerveza a nuevos

mercados, no queremos convencer a la gente que modifique sus

gustos", agrega.


El "decreto de pureza", introducido en Baviera en 1516, ha

contribuido a crear en Alemania una cultura de la cerveza basada

más en la tradición y la calidad que en la innovación. Las nuevas

variedades de lúpulo han sido recibidas inicialmente con cierto

escepticismo.


"El bebedor tradicional de cerveza alemán estaba casi

preocupado: No queremos jugos de frutas, queremos cerveza",

decían, según Elisabeth Seigner, responsable de la producción de

lúpulo en el Centro de Investigación Bávaro para la Agricultura.


En la pequeña ciudad bávara de Hof, la cervecería Meinel,

propiedad de la familia desde 1731, inició una revolución en 2010.

Gisela Meinel-Hansen y tres cerveceras de la región lanzaron dos

versiones en edición limitada de la "Holladiebierfee" que se

venden en botellas de champán.


"Tenemos un objetivo: queremos que las mujeres beban cerveza.

Esta cerveza es nuestra embajadora", dice.

Esta cerveza, con notas de café, chocolate y baya roja, utiliza

el lúpulo "Mandarina Baviera".

Incluso, la tradicional Hofbräu de Múnich, uno de los lugares

más turísticos del país, produce ahora una cerveza con lúpulo

aromatizado alemán.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web