Editorial

Casas para todos

"Los pobres no pueden esperar", rezaba un enorme cartel en el centro de la plaza San Pedro cuando el papa Francisco estaba ofreciendo el Angelus el domingo previo a la Navidad, siendo motivador para algunas reflexiones con su sello y estilo, embebidas de humildad, debido a la fuerte crisis social que viven los italianos, prácticamente sin precedentes. Recordó el Papa que "Jesús nació en un establo, no en una casa", para ampliar diciendo que "luego tuvo que huir, marcharse a Egipto para salvarse, pero al final volvió a su casa de Nazaret", lo cual le hizo reflexionar "pienso en tantas familias sin casa, porque no la han tenido o porque la han perdido por tantos motivos. Familia y casa son palabras que van juntas, siendo muy difícil llevar adelante una familia sin casa".

Debe tenerse en cuenta que los desalojos están siendo cosa de todos los días en Roma, consecuencia de la referida crisis que sigue profundizándose, habiéndose organizado en movimientos denominados "los sin casa", uno de cuyos grupos mantuvo un diálogo con el papa Francisco -por lo tanto muy interiorizado del problema, como todos los que afligen a los más pobres- cuando una visita a una parroquia de la periferia romana.

Esta situación ha generado una tensión muy grande debido a las derivaciones ya que las familias que están siendo desalojadas, han tomado edificios abandonados, registrándose incluso serias confrontaciones con la policía. Todo parece estar yéndose fuera de control. El dinero no alcanza para vivir, menos para pagar cuotas de viviendas, el alquiler de las mismas o las hipotecas, impactando muy fuerte en las familias de los sectores más carenciados de Italia, que deben dejar sus viviendas y refugiarse donde pueden, de familiares, edificios abandonados, incluso quedando en muchos casos en carpas o la intemperie.

¿Qué ha hecho el gobierno frente a este drama? Poco y nada, pues las soluciones brillan por su ausencia, que incluso se prolonga mucho más allá de la vivienda, ya que la deuda social es cada vez de mayor magnitud, pues afecta a la salud, la educación y todos los aspectos que hacen al sistema de bienestar social.

"Que todas las familias puedan tener una casa", fue la síntesis de la reflexión del Papa, enfocando directamente el problema que se vive hoy en Italia, aunque en realidad sea un mensaje cuyo contenido alcance a todo el mundo. Queda de tal forma bien claro que el jefe de la Iglesia católica, aunque sin resignar su condición ecuménica, focaliza situaciones bien precisas y concretas, con lo cual puede suponerse que cuando hace unos días aludió a que la corrupción es el peor de los pecados y de los males que afectan al mundo, bien pudo estar pensando en la Argentina, aunque la corrupción sea un flagelo extendido por el mundo entero.

"Lo leo y es bello", sostuvo el Papa sobre el cartel que se agitaba desde la Plaza reclamando que todas las familias puedan tener una casa. Un pedido que hizo suyo y que dirigió directamente al gobierno peninsular, que es el que debe procurar las soluciones, ya que en gran medida fue el causante del problema.

No dejó pasar la oportunidad el papa Francisco, para aún alentando el reclamo y prácticamente haciéndolo suyo, en formular un llamado a los manifestantes de justicia social para que "sigan defendiendo sus derechos", pero siempre rechazando la tentación de caer en la violencia.

Desde su asunción al papado Francisco ha reiterado con insistencia a los católicos para que practiquen en forma directa la caridad. Es por eso que desde entonces es importante la cantidad de alimentos y ropa que se reciben en la Puerta de Santa Ana, uno de los accesos y salida de la sede vaticana, asignada para esa función. Luego son distribuidas entre los necesitados, a quienes en casos especiales también se les otorga entre 50 y 200 euros, por directa indicación del Papa, según sus urgencias.

En los alrededores del Vaticano la pobreza se muestra en toda su magnitud, ya que en torno a sus murallas y a las 208 columnas que bordean la plaza San Pedro, acampan todas las noches cientos de personas que no tienen lugar donde dormir. Hay mayoría de extranjeros, la mayoría de los cuales se alimentan en organizaciones católicas que actúan con esa finalidad.

La pobreza y un nuevo ejemplo del Papa, que ayuda para enfrentar las situaciones difíciles.

Autor: REDACCION

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