El
Gobierno buscará esta semana profundizar la estrategia para
desacelerar precios, aunque ya se resigna a que la inflación del
primer trimestre se ubicará por encima del 10 por ciento, mientras
espera el cierre de las principales paritarias pendientes.
El secretario de Comercio, Augusto Costa, apuraba el listado
final de productos a incluirse en la nueva etapa de "Precios
cuidados", que rondaría los 300 y se anunciaría en la semana.
La intención del funcionario es que la ampliación de la lista
disimule el incremento que prevé autorizar para una serie de
productos clave de la canasta, incluida la yerba mate.
Esos ajustes rondarían el 5 por ciento y le meterían aún más
presión a la inflación.
El IPCNu de marzo -se difundirá el 15 de abril próximo-
rondaría el 3 por ciento, por lo que el costo de vida del tercer
trimestre se escaparía hacia el 10,2%.
Con esa proyección para el período enero-marzo se corre el
riesgo de que la expectativa inflacionaria se dispare por encima
del 40% anual, un dato que sería muy negativo para actividad
económica.
El gobierno intentó frenar esta escalada antes de que se
empiecen a cerrar las principales paritarias, pero no llegó a
tiempo.
Por esa razón, la meta del 25% que se había fijado para los
acuerdos salariales, quedó rápidamente superada y se instaló en el
30%, aunque los camioneros liderados por Hugo Moyano y los
gastronómicos de Luis Barrionuevo pretenden llevarla a la franja
que va del 35 al 40%.
Camionero negociará su paritaria en junio, y para esa fecha el
gobierno espera haber logrado una desaceleración de la inflación.
Si no lo logra, el paro lanzado para el 10 de abril próximo
podría potenciarse aún más y converger en una gran medida de
fuerza a mediados de año.
Si bien Moyano ha perdido el apoyo de la Casa Rosada, que lo
considera su "enemigo político", su capacidad de paralización de
las principales actividades del país continúa siendo enorme.
El otro frente abierto está vinculado con la imposibilidad de
hacer crecer las reservas a pesar de los malabares contables que a
diario debe realizar el equipo liderado por Juan Carlos Fábrega en
el Banco Central.
"Los dólares que nos ingresan por la liquidación de divisas
drenan por los pagos de la factura de combustibles y de
vencimientos de deuda", se lamentaba un funcionario que sigue el
día a día de las reservas.
Los números le ponen rigurosidad a ese comentario: por primera
vez desde que se inició el ciclo de suba de reservas tras el pago
al FMI en diciembre de 2005, los fondos atesorados en el Banco
Central cayeron por debajo de los 27.000 millones de dólares.
El Central no tiene paz y le llueven las cuentas para pagar
todos los días.
El esquema más despiadado ocurre en los puertos, donde los
barcos regasificadores suelen esperar horas a la espera de que
lleguen dólares cash para destrabar el desembarco del combustible.
Hasta que esas divisas no llegan, los capitanes de esas
embarcaciones tiene orden de no amarrar para la descarga.
A veces corren horas de incertidumbre que a su vez suelen sumar
costos, porque cada minuto de espera extra de un barco se factura
en dólares.
El escenario se complica más si se toman en cuenta las alarmas
que están sonando respecto del consumo.
Las ventas de autos cayeron 35,5% en marzo según ADEFA,
mientras que las de los comercios minoristas descendieron 7,2%, de
acuerdo con los datos de la CAME.
Un relevamiento detectó que en el centro porteño hay al menos
un local cerrado por cuadra, y en ciertas zonas ese promedio sube
a dos y hasta tres.
Los sectores de electrodomésticos (16,9% de caída),
inmobiliaria (19,9%) y materiales de construcción y muebles para
oficinas y hogares encabezaron la baja de ventas de la totalidad
de los 22 rubros de actividad que releva la entidad.
La caída de ventas en el primer trimestre es consecuencia
directa de la devaluación del peso en enero, pero también de la
necesidad del Banco Central de aspirar todos los pesos posibles
para frenar la escalada del dólar paralelo, lo cual contribuye a
enfriar la economía.
La evaporación del poder adquisitivo como consecuencia del alza
de precios le suma dramatismo a una economía que ya puede
considerarse al filo de la recesión.
En el primer trimestre, la pérdida del poder adquisitivo del
salario se habría disparado al 13%, según datos preliminares de
consultoras privadas.
El Estudio Bein ya había calculado que entre noviembre y
febrero el salario real había bajado 10,8%.
La misma consultora, en sus primeros cálculos, pronostica una
caída de 14% en el salario real para los últimos cinco meses,
validando un dato nuevo en materia sindical.
Semejante cuadro despierta preocupación pero también recelos
entre los integrantes del equipo de gobierno.
Se habla de una interna entre el ministro Axel Kicillof y el
jefe del Central, porque Fábrega se inclinaría más por acentuar la
ortodoxia para poner definitivamente en caja las cuentas públicas.
Kicillof no está tan de acuerdo y tendría instrucciones de la
presidenta Cristina Fernández de mantener a flote la economía
cueste lo que cueste.
Pero el mayor dato de la interna emerge de lo ocurrido con el
pago del Cupón PBI: mientras Kicillof había evitado oficializar
que esos fondos no se pagarían -dijo que recién lo anunciaría en
septiembre-, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, no dudó en
darle la mala nueva al mercado.
El gobierno decidió recalcular el dato del Producto Bruto
porque no está dispuesto a resignar reservas por 3.600 millones de
dólares en momentos en que los fondos atesorados en el Banco
Central siguen barranca abajo a pesar de todo.