Editorial

Carne: cayó consumo

Producto de las equivocadas políticas implementadas por el gobierno para facilitar e incentivar el consumo interno, en el año 2009 se llegó a consumir 68,7 kilogramos de carne anuales por habitante, lo cual sucedía mientras se reducía de manera alarmante el stock ganadero, se faenaban las madres y se sacrificaban los terneros porque era menos costoso que criarlos. De los 60 millones de cabezas históricos se llegó a 48 millones, y de ser uno de los países más exportadores del mundo de carne vacuna, fuimos siendo superados por nuestros vecinos Brasil y Uruguay, e incluso Paraguay se nos va aproximando. Además, hemos dejado de cumplir con la cuota Hilton, no alcanzando a cubrir las 28.000 toneladas de esos cortes de excepción que se exportan a Europa.

Consecuencia de haberse privilegiado el consumo inmediato, en el tiempo mencionado, se descuidó absolutamente el futuro, por lo cual ahora -cuando la realidad se hizo presente y volvió a poner las cosas en su lugar, lo cual va mucho más allá del voluntarismo- con precios ajustados a las menores posibilidades de faenamiento, el consumo se contrajo a 55,5 kilogramos anuales per cápita, el más bajo de los últimos 90 años en la Argentina.

La famosa frase "hay que privilegiar la mesa de los argentinos", hoy es un triste recuerdo, que hizo añicos el mercado de la carne, y aunque ahora advertidos de los errores cometidos -no escuchando a quienes daban aviso de estas graves consecuencias- tratar de buscar soluciones de urgencia, con el ofrecimiento de créditos para reactivar la producción, este objetivo se logra solo con tiempo, siendo muy posible que deban transcurrir varios años para recomponer el stock ganadero, e incluso incrementarlo por sobre aquellas cifras históricas de 60 millones de cabezas, ya que ahora también somos más habitantes y, de darse las circunstancias apropiadas, la demanda también será mayor proporcionalmente.

El promedio de consumo por habitante más bajo de los registros databa de 1921 cuando fue de 53,7 kilos, e incluso durante la profunda crisis desatada a fines de 2001 y que se prolongó buena parte de 2002 -cuando se decía que el país estaba en el infierno- el consumo de carne había sido de 58,3 kilos, más que los 55,5 del año pasado. Los números a través de las estadísticas son más que elocuentes para exponer claramente la situación en que ha caído nuestro país en materia de consumo interno de carne, extendido además a la caída de las exportaciones y una seria crisis que alcanza a la industria frigorífica.

La faena estuvo en baja en 2011 con un total de 10,8 millones de animales, siendo la buena noticia la baja participación de las hembras en cantidad en un 38,3%, que es nada menos que la más reducida de los últimos 22 años. Es que si esta tendencia se mantiene, es posible que la recuperación del stock ganadero total se recupere en menos tiempo, pudiéndose entonces aspirar a recomponer la actividad cárnica en el país, con mayores ventas al exterior y precios más accesibles en el mercado interno.

Repasando datos de lo acontecido el año pasado, tenemos que la Cámara que los agrupa atribuye la caída a una combinación de factores, por un lado la menor disponibilidad de carne sumado a una población en expansión constante, consignándose que la producción de carne con hueso fue en 2011 de 2,5 millones de toneladas, lo cual significó un retroceso de 4,7% respecto a 2010, mientras que haciendo la comparación con 2009 la reducción fue de 25,7%, alcanzando esto un claro reflejo en las exportaciones que cayeron 19,3% y en el consumo una baja  del 2,8%.

Esta es la situación actual en el mercado de la carne en la Argentina, las estadísticas son irrefutables, y en la actualidad por aquello de "cuidar la mesa de los argentinos", estamos pagando las consecuencias. Lo cual no sólo ocurre en este rubro, sino en muchos otros que fueron subsidiados para evitar que baje el consumo y tratar de resguardar el bolsillo de los más necesitados, pero todo fue convirtiéndose en una inmensa bola de nieve que hoy está tratando de ser contenida, revirtiendo todas aquellas políticas que en su momento recibieron tantas advertencias pero que igualmente siguieron inamovibles adelante.

Sin dudas lo que sucede con la carne es el ejemplo más contundente. El año pasado los argentinos hemos consumido carne en menor cantidad de los últimos 90 años. 

Autor: Redacción

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