Editorial

Caminar, una actividad de riesgo


La legislación en materia de tránsito es abundante en la Argentina pero puede fallar cuando los actores del ecosistema vial no cumplen sus obligaciones y avanzan contra los derechos de algunos de sus integrantes. En ocasiones, pareciera simplemente que rige la ley de la selva, esto es la ley del más fuerte. Así en esa supuesta cadena alimentaria vial, el peatón es carne de cañón o el que las lleva de perder en cualquier siniestro en el que se involucre. Por tanto, es evidente que caminar en las ciudades argentinas puede ser una actividad de riesgo. Y si juzgamos por lo que vemos en grandes centros urbanos de Asia, tenemos claro que puede haber cosas peores, una jungla más espesa que la nuestra. 

De todos modos, corresponde en esta editorial ocuparnos de lo que acontece en los lugares que habitamos. La organización no gubernamental Luchemos por la Vida, de reconocida acción para mejorar la seguridad vial y así reducir la mortalidad en accidentes de tránsito, presentó las conclusiones de un relevamiento al conmemorarse el 17 de agosto el Día Mundial del Peatón. La fecha fue instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en memoria de la primera tragedia vial registrada, el 17 de agosto de 1897, cuando una ciudadana de Londres identificada como Bridget Driscoll muriera atropellada por un vehículo a motor.

Bajo el título "Prioridad peatonal: asignatura pendiente", el estudio de Luchemos por la Vida sostiene que 9 de cada 10 conductores no otorgan la prioridad al peatón. Por eso el informe destaca que los peatones, los usuarios más vulnerables del sistema del tránsito, y que son todos los que caminan por la vía pública, se encuentran desprotegidos. Sin carrocería protectora, con un tamaño pequeño y poco visibles, sufren graves lesiones en caso de atropello. Ante esta situación de máxima debilidad ante el resto de los actores del sistema vial, la legislación de tránsito argentina, en línea con la de los demás países, establece que los vehículos deben darle la prioridad a los peatones que cruzan correctamente la calzada por las esquinas o sendas peatonales, y con el semáforo a su favor donde lo hay. Está más que claro que si así funcionara en las calles aumentaría notablemente la seguridad vial, reduciendo la morbi-mortalidad de los peatones.

La prioridad de paso se respeta muchísimo en los países desarrollados, donde controlan y sancionan a los transgresores. Pero en Argentina, el 22% de los muertos en el tránsito son peatones, porcentaje que se incrementa en las ciudades, como en Buenos Aires, donde superan el 33% de las víctimas mortales. En este escenario, Luchemos por la Vida ha decidido investigar acerca de las causas de este flagelo, observando sistemáticamente el comportamiento de este grupo y su relación con el tránsito vehicular en la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo de esta acción, que se llevó a cabo de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 desde diciembre de 2019 a febrero de 2020 con un total de 1536 situaciones vehículo-peatones, fue cuantificar el otorgamiento de la prioridad peatonal, la cual, de acuerdo a los resultados obtenidos, es ignorada por la mayoría de los conductores. Son todos casos en los que el conductor del vehículo podía decidir entre detenerse o no para darle la prioridad a los peatones, y en los que los peatones habían iniciado el cruce, excluyéndose situaciones equívocas.

Una de las reflexiones a destacar de  Alberto Silveira, presidente de la organización, en una charla con agencia Télam es que no tenemos que olvidar que todos somos peatones en algún momento del día. Y admitió que en la Argentina vivimos una suerte de reino del revés pues se da la paradoja que los peatones tenemos que pararnos para darle la prioridad a los vehículos.

Como los conductores no dan la prioridad a las personas que caminan, se entiende el alto porcentaje de víctimas peatones y también el comportamiento riesgoso de estos últimos, que no encuentran incentivos para cruzar por las esquinas. Es de esperar que aumente la conciencia social y la responsabilidad de todos, a la vez que se controle y sancione a los transgresores, para evitar tantas muertes absurdas subraya a modo de conclusión el informe. 

En un mundo ideal, brindar áreas seguras de circulación peatonal, en las zonas urbanas, con veredas continuas, en buen estado, y sendas peatonales bien marcadas para cruzar las calles, resultan esenciales y básicas para evitar atropellamientos. También que el alumbrado público sea el adecuado y que todos los semáforos cuenten con el peatonal, resultan importantes para la seguridad. Y existen otras muchas medidas para aumentar la seguridad de los peatones, pero las antes mencionadas resultan imprescindibles para evitar las muertes de los peatones en la vía pública, plantea la asociación civil.

Todos podemos hacer algo para cambiar esto.












Autor: REDACCION

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