Editorial

Calidad de las instituciones

La matriz de la corrupción en la Argentina impide perder la capacidad de asombro. De tanto en tanto, a medida que se cava más profundo, aparecen nuevos casos que reflejan una suerte de corrupción sistémica en lo más alto del gobierno nacional que condujo los destinos del país hasta fines del 2015. 

Con el escándalo generado por la aparición de los cuadernos que revelan con cierta prolijidad el circuito del pago de coimas se abrió un nuevo capítulo que está en pleno desarrollo y nadie sabrá hasta dónde terminará. Porque no se circunscribe solamente a lo que se denomina como el "club de la obra pública" sino que se extiende a otras áreas de acción del gobierno, como los peajes o los servicios públicos. 

¿Cómo es posible que la corrupción se haya expandido hacia todas direcciones sin que nadie intente siquiera ponerle un límite? La impunidad parecía garantizada aunque nadie contaba con un ordenado chofer que decidió llevar una especie de libro diario.

Para el Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa)), estos cuadernos del remisero y los empresarios arrepentidos que colaboran con la Justicia para destapar la corrupción no deberían llamar la atención pues hace años que las mediciones de competitividad internacional alertan de que el país sufre una degradación ética e institucional asimilable a la de los países más atrasados.

En su informe semanal, esta consultora echó mano del World Economic Forum, una entidad que aglutina a destacados políticos y empresarios con el objetivo de contribuir al desarrollo económico mundial. Entre sus acciones permanentes está la construcción y actualización del Indice de Competitividad Global, un indicador que mide de manera comparativa las condiciones para ser competitivos de prácticamente todos los países del mundo.

Al respecto, una de las dimensiones con que mide competitividad de los países es la calidad de sus instituciones. Esto es, las reglas bajo las cuales los individuos, las empresas y el gobierno interactúan para organizar la producción y, fundamentalmente, para definir las formas en que la comunidad se va a distribuir los costos y los beneficios de las estrategias de desarrollo, explica Idesa. En tal sentido, se entiende que mientras estas reglas premien la eficiencia y la equidad de los esfuerzos, mayores condiciones habrá para la prosperidad en esa sociedad.

Idesa puntualizó que una forma de medición se realiza a través de encuestas a empresarios de cada país, a los que indagan respecto a su percepción de los comportamientos de los funcionarios y los propios empresarios. Para el período 2014-2015, los resultados de la encuesta no fueron nada favorables para la Argentina. Ante la pregunta qué tan común es el desvío de fondos públicos en su país, considerando que 1 es mucho y 7 nunca), en Argentina el puntaje fue de 1,7 mientras que en Chile 5,0 y Uruguay 5,2. En cuanto al interrogante qué tan común es el favoritismo en las decisiones del Estado en su país, en Argentina el puntaje fue de 1,7 mientras que en Chile 4,0 y Uruguay 3,9. Sobre la consulta cómo es la conducta ética de las empresas en su país (1 es mala y 7, excelente), en Argentina el puntaje fue de 3,0 mientras que en Chile 5,0 y Uruguay 4,9.

Las respuestas reflejan que, en la percepción de los mismos empresarios, en la Argentina era mucho más frecuente que en otros países el desvío de fondos públicos a los fines de obtener tratos especiales por parte de los funcionarios. En este punto, la consultora consigna que resulta llamativo que en la autoevaluación de su propia ética, los empresarios de Argentina se colocaban por encima de los funcionarios de gobierno, pero muy por debajo de la autoevaluación de su ética que hacían los empresarios de Chile y Uruguay. Concluye que estas evidencias son muy fuertes señalando que el contubernio entre políticos y empresarios en la Argentina durante la gestión del gobierno anterior estaba instalado, aceptado y naturalizado.

Tan grave es la situación en torno a corrupción y falta de transparencia en este país que en el ranking de la Worl Economic Forum, en lo que se refiere a desviación de fondos públicos y favoritismo, Argentina se ubicaba en el puesto 143 de un total de 144 países. En términos de ética empresarial, la autoevaluación de los empresarios ubicaba a la Argentina en el puesto 138 de un total de 144 países. En estas tres dimensiones, Chile y Uruguay se ubican entre los puestos 20 y 30 de los 144 países. Dicho de otra manera, en la visión de los empresarios la Argentina había alcanzado niveles de corrupción y connivencia sólo comparable a los peores países africanos, agrega el informe de Idesa. 

Por último, advierte que no es posible que un país progrese sin instituciones que premien la eficiencia y aseguren la equidad en la distribución de los esfuerzos y los beneficios del bienestar. 





 

Autor: REDACCION

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