Suplemento Jubilados

Cada vez más adultos mayores de 65 años se niegan a cuidar a sus nietos

Por Almudena de Cabo*

(PRIMERA PARTE)

Al pasar cerca de un parque infantil cualquier tarde de entre semana se puede ver una típica postal: abuelos cuidando a sus nietos después de la escuela. Lo que en principio puede parecer una bonita estampa, para algunos se ha convertido en una obligación, con consecuencias incluso para su salud.
Cayetana Campo tenía claro desde el principio que ella no quería ser una de esas abuelas, y así se lo comunicó a sus cuatro hijos cuando empezaron a tener parejas estables para evitar problemas futuros. “Sí, yo lo tenía claro. Tengo cuatro hijos y si lo hacés con uno después tenés que hacerlo con todos”, explica en conversación con BBC Mundo.
Para esta mujer de 71 años, que vive entre Benavente (en el norte de España) y Madrid, una cosa es ayudar a sus hijos cuando surge un problema puntual y otra muy distinta estar con los nietos a todas horas. “Si un día no pueden y me necesitan para recoger al niño del colegio, esas cosas sí. Pero recoger al niño por las mañanas y tenerlo todo el día hasta que vuelven de trabajar los padres eso sí que no, porque yo tengo mi vida y desde que me jubilé tengo tiempo para hacer otras cosas”, afirma.
“Yo vi abuelas que los recogen por la mañana, los llevan al colegio, les dan de comer y algunas veces hasta se van de vacaciones los hijos y les dejaban a los nietos”, agrega sobre los ancianos que se convierten en los cuidadores principales de sus nietos.
Si bien, reconoce, a sus cuatro hijos puede que les hubiera gustado poder contar más con ella, no se lo tomaron mal. “A mí eso de dejarme al niño y hacer su vida, pues no. Para eso tienen niños, ¿no? Para que los cuiden ellos”.

“YA HE ESTADO BASTANTE
TIEMPO COMPLICADA”
Ella cree que es importante acabar con la creencia extendida de que “se pueden tener hijos y que los van a cuidar los abuelos, porque eso no es así. Yo tuve cuatro hijos y trabajaba, y a mí no me los cuidaron. Te a como podías”.
“En mi época a lo mejor había alguna abuela que podía más, pero en general era como me pasó a mí, que los abuelos tampoco estaban ahí todo el tiempo como están ahora. Ahora hay abuelos que los están criando ellos”.
Cayetana tuvo a su primer hijo a los 23 años y al cuarto cuando tenía 41 años. “Ya he estado bastante tiempo complicada”, afirma esta abuela que tiene seis nietos, que primero trabajó con su padre en la pastelería de la familia y después con su marido en una carnicería-chacinería.
Lejos de lo que se pueda pensar, tiene muy buena relación con sus nietos, con los que pasa tiempo de calidad. “Tenemos una relación de abuela-nietos. Disfrutamos juntos, para eso son los abuelos”, dice Cayetana al mismo tiempo que relata cómo distribuye su tiempo entre ayudar a su hijo en su tienda en Benavente, algo que le encanta, y pasear con sus amigas.
“En Madrid voy a gimnasia por las mañanas al parque del Retiro y por las tardes, o me quedo en casa haciendo cosas o quedo con amigas para ir al teatro o a dar una vuelta”, detalla. Ella tiene muchas amigas que como ella se niegan a cuidar todo el tiempo a sus nietos, pero también conoce a abuelos que se encargan de sus nietos a jornada completa, porque si no sus hijos se enojan con ellos. “Los cuidan un poco como obligación y eso tampoco puede ser”, comenta. “Hablando con la gente te das cuenta de que siempre hay alguno esclavizado”.

MIEDO AL QUÉ DIRÁN
Pero no todos tienen la fortaleza de Cayetana. Poner límites no siempre es fácil y llevados por un sentimiento de culpabilidad, muchos abuelos acaban sumergidos en una vorágine de colegios, actividades extraescolares, comidas, vacaciones y otras actividades, sin tiempo apenas para nada más.
“Se sienten culpables por el hecho de no querer cuidar tanto a los nietos”, explica a BBC Mundo el psicólogo sanitario Ángel Rull sobre las personas que acuden a su consulta. Y agrega: “Vienen como si hubiera algo malo en ellos por no querer cuidar a sus nietos, por poner límites, por tener necesidad de tener un poco más de espacio, de poder viajar”.
“Ahí es cuando realmente reestructuramos para que ellos sepan que lo que sienten es normal, pero que socialmente no lo hablamos tanto, porque estamos tradicionalmente obligados a cuidar desde el silencio, desde ‘mi obligación es cuidarte y no me puedo quejar por ello’”, indica sobre un tema que sigue siendo tabú, como pudo comprobar BBC Mundo al buscar abuelos que hubieran decidido poner límites.
Siempre ha habido abuelos que rechazan estar a todas horas con sus nietos, pero al preguntarles si estarían dispuestos a contarlo públicamente, la mayoría se niega. El miedo al qué dirán sigue teniendo un gran peso. Una cosa es comentarlo en confianza y otra muy distinta contárselo al mundo.
“Les cuesta muchísimo de cara al exterior, de cara a la imagen que puedan dar, decir: ‘Bueno, yo no me ocupo de mis nietos’, porque parece que decir eso es como decir que no querés contribuir a la familia”, dice José Augusto García Navarro, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
De la misma manera lo ve Manuel Sánchez Pérez, presidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría: “El abuelo muy autónomo, que hace su vida, que viaja, que le dice que no de entrada a ese rol cuidador a los hijos es visto todavía culturalmente como un abuelo, vamos a decir, egoísta. Un abuelo que prima su propio confort, su propio bienestar y que un poco, deja al margen a sus hijos. Es una apreciación en muchos casos injusta”.
“Las personas que optan por ese tipo de posición están defendiendo su derecho a una jubilación digna, saludable, y a poder disfrutar del tiempo extra que les deja el hecho de no tener que trabajar y eso es perfectamente legítimo”, agrega.
Los expertos insisten en que la clave está en encontrar un punto medio en el que las personas mayores puedan disfrutar de su autonomía, de su tiempo y de la salud que aún tienen y también puedan, en la medida razonable, ser un punto de apoyo para sus hijos. Sin embargo, en muchas ocasiones la balanza se desequilibra.

* Para BBC Mundo.




Autor: REDACCION

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