Suplemento Economía

Buscan evitar que los precios se descongelen

El Gobierno busca que el congelamiento de precios de los combustibles

sirva para frenar la presión de la demanda sobre YPF, pero sobre

todo persigue el objetivo de robustecer la política de contención

inflacionaria, que no estaría arrojando los resultados esperados.


Según la evaluación que hace la Casa Rosada, el acuerdo

alcanzado con supermercados y casas de electrodomésticos, entre

otros, no aseguraría el freno a la inflación, y requeriría de

nuevos incentivos, y en esa lógica las naftas y el gasoil juegan

un rol clave.


El congelamiento de los combustibles fue dispuesto hasta

octubre próximo, mes de las elecciones legislativas clave para dar

el oxígeno necesario a los dos años de mandato que le quedarán a

la administración de Cristina Fernández hasta diciembre de 2015.


La jefa de Estado aspiraría llegar al final de su mandato con

la mayor cantidad de variables económicas bajo control, con el fin

de poder imponer sin problemas un sucesor que le garantice la

continuidad del modelo en curso.


Para el INDEC, la inflación de marzo -mes donde rigieron a

pleno los acuerdos de precios- fue del 0,7 por ciento, por encima

del 0,5 alcanzado en febrero. Para las consultoras privadas, los

precios crecieron el doble.

Unos días antes de conocerse ese indicador, el secretario de

Comercio Interior, Guillermo Moreno, se despachó con una

resolución que congelaba los precios de los combustibles al máximo

valor cobrado por las petroleras al 9 de abril último.


La medida generó confusión entre los operadores del mercado de

combustibles y una reacción inmediata de YPF, la petrolera estatal

que tiene el 55 por ciento del mercado, que subió los precios un

10 por ciento.

El objetivo inicial de la medida apuntó a evitar que se

continúe desequilibrando el mercado de combustibles, ya que la

demanda sobre YPF venía aumentando en paralelo a los ajustes

dispuestos por Shell y Esso.


Tras el severo percance que le ocasionó el incendio de la

destilería de Ensenada en medio de las inundaciones, la capacidad

de producción de la petrolera estatal quedó dañada, a tal punto

que la obligará a aumentar 40 por ciento sus importaciones de

combustibles.


Esa es una muy mala noticia para la Argentina, cada vez más

exigida por la demanda de dólares que implica importar

combustibles.

El problema es que las petroleras privadas hicieron caso omiso

a la resolución de Moreno, y un día después de que lo hiciera YPF,

aumentaron los precios en los surtidores como si esa medida no

hubiese existido.


El precio de los combustibles influye sobre casi todas las

áreas de la economía, porque impacta sobre el transporte, en un

país donde la mayor parte de la mercadería se traslada en

camiones, y cuyo sistema ferroviario nunca pudo ser recuperado.


La confusión en el mercado petrolero tras conocerse la

resolución de Moreno tuvo otro capítulo, al recordar que en marzo

el CEO de YPF, Miguel Galuccio, había anunciado una recomposición

de precios que podía acumular un aumento del 30 por ciento en las

naftas a lo largo del 2013.


Es decir, mientras Galuccio anunciaba una política, Moreno

aplicaba la opuesta.

En el sector petrolero hay coincidencia en que un congelamiento

de precios solo servirá para resentir aún más la caída en las

inversiones, provocada especialmente por la decisión del gobierno

de impedir que las empresas puedan girar utilidades a sus casas

matrices.

Esto derivará en que cada vez sea necesario aumentar más la

compra de combustibles en el exterior, y que la demanda de dólares

vaya en aumento.

Esto también confirma que el cepo cambiario va para largo y que

tal vez no sea este gobierno el responsable de asumir la tarea

temeraria de desarmarlo.

Autor: José Calero

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