Suplemento Economía

Buscan aumentar rápido la producción de YPF

En una

carrera contra el tiempo, el Gobierno trabaja a todo vapor para

cumplir el objetivo de aumentar lo más rápido posible la

producción de combustibles y así achicar los crecientes volúmenes

de importación, que se disparan este año por encima de los 12.000

millones de dólares.


Buena parte de esa responsabilidad recaerá sobre Miguel

Galuccio, un ingeniero de 44 años que fue ungido por Cristina

Kirchner como nuevo titular de la empresa estatizada.

Galuccio trabajó en YPF en los 90 cuando era conducida por José

Estenssoro, pero luego emigró y hasta el mes pasado trabajó para

Schlumberger, la prestadora de servicios para campos petrolíferos

más grande del planeta.


Graduado en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA),

tras su salida de YPF después de que los españoles de Repsol

tomaran el control de la empresa, en 1999, Galuccio se desempeñó

durante años en México, donde logró asociar a Schlumberger con la

petrolera local Pemex.

En ese país de América del Norte, Gallucio aplicó un modelo de

negocios similar al que buscaría desarrollar aquí el Gobierno con

la ex filial argentina de Repsol.

Pero la clave para alcanzar ese objetivo será la llegada veloz

de inversiones que por ahora no aparecen en el horizonte, pero

que, confían en la Casa Rosada, arribarán en buena medida desde

China, que vuelve a convertirse así en renovada esperanza para el

país.

El primer paso que está dando la intervención es convocar a las

principales petroleras para acercar propuestas de inversión, como

ya ocurrió con Exxon Mobil.


Con ese objetivo también viajó a Brasil el ministro Julio De

Vido, quien de paso buscó llevar tranquilidad al gobierno de Dilma

Rousseff, de que las provincias no avanzarán sobre nuevas áreas

petroleras.

De Vido también convocó a los brasileños a apostar al

desarrollo energético de la Argentina, en especial el vinculado

con las reservas no convencionales.

Ahí está puesta la gran esperanza de la Argentina de cara al

futuro de la ecuación energética.

La suerte en materia petrolera de la Argentina puede dar una

vuelta de campana si logra hacer rendir a Vaca Muerta, el

gigantesco yacimiento de hidrocarburos no convencionales

descubierto por YPF que ubica al país como el tercer poseedor de

recursos no convencionales después de Estados Unidos y China.

Pero ese yacimiento demandará millonarias inversiones para su

desarrollo, y ahí tiene puesta la mira el gobierno chino, que

necesitará mucha energía para mantener el crecimiento de su

economía gigantesca.


En el mercado petrolero se asegura que una quincena de las

mayores compañías del sector a nivel mundial ya mantendrían

negociaciones con vistas a acuerdos de asociación para explotar

Vaca Muerta, pero por ahora no hay detalles sobre el grado de

avance.

Tras confirmarse por ley la expropiación de YPF, petroleras de

primera línea como Exxon, Chevron y Total avanzarían sobre el

yacimiento de Vaca Muerta en acuerdo con el Estado Nacional y las

provincias productoras de hidrocarburos, ahora dueños del 51 por

ciento de YPF.


En medio de la euforia por el contundente apoyo legislativo a

la estatización de YPF, en la Casa Rosada sostienen que lograr

sacar la energía de Vaca Muerta podría representar la solución

definitiva de los problemas energéticos del país.


Otro de los jugadores de peso en este entramado es Pan American

Energy (PAE) -60 por ciento en manos de British Petroleum y el 40

restante en las de Bridas-, y que tras la estatización de YPF se

convirtió en la mayor petrolera privada de la Argentina.

Segunda mayor productora de petróleo del país, Pan American

produce el 20 por ciento de la extracción de crudo de la

Argentina, mientras que en Bridas ya talla con fuerza la petrolera

china CNOOC, asociada a la familia argentina Bulgheroni.

Petrobras, el gigante petrolero sudamericano, es el tercer gran

jugador en el negocio del "oro negro" en la Argentina, con el 7

por ciento de la producción.

Detrás se ubica Pluspetrol y luego aparece una compañía que

puede ser una de las llaves del giro de 180 grados que el Gobierno

argentino le quiere dar a la ecuación energética: la empresa china

Sinopec, que opera desde hace años en el país y que tendría

espaldas suficientes para realizar contundentes inversiones.


Argentina está urgida por aumentar la producción de petróleo,

que cayó 6 por ciento en el 2011, pero también la de gas

natural, que bajó por encima del 3 por ciento.

El tiempo apremia y la Argentina necesita plata fresca,

inversiones en el sector petrolero que algunos especialistas

estiman en una cifra monumental: 25.000 millones de dólares.

Autor: José Calero

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