Suplemento Economía

Buitres: dura partida de póker con final abierto

A

pesar de la dureza mostrada con la Argentina por el juez de Nueva

York Thomas Griesa en la audiencia por el litigio con los fondos

buitre, aún hay final abierto que, en caso de dilatarse, puede

terminar favoreciendo la estrategia del gobierno.

Es que si la Argentina logra estirar este conflicto hasta el

año próximo, tendrá más margen de maniobra para negociar con los

acreedores que no ingresaron a los canjes de deuda. 

Esa expectativa choca con la posición inflexible del

magistrado, que devuelve golpe por golpe las estrategias que

pretende aplicar el gobierno de Cristina Fernández, que ya acusa

al magistrado de "pretender llevar al país al default".

Como en una partida de póoker, juego de naipes preferido por los

norteamericanos, las partes parecen reservarse siempre una carta

tapada en un intento por sorprender al oponente cuando llegue el

momento.


En el medio, el magistrado pretende imponer su propio "timing"

y tal vez sueñe, a los 84 años, darle un "broche de oro" a su

carrera judicial pasando a la historia por haber fallado en lo que

Wall Street considera "el juicio el siglo", por el mayor default

de la historia económica.

La estrategia argentina emergió clara en los últimos días y

podría traducirse en la siguiente frase: "Nosotros cumplimos pero

la Justicia norteamericana nos quiere arrastrar al default".


Por eso se decidió transferir los fondos para afrontar el

vencimiento de los bonos discount y esperar la palabra del juez.

Si la Argentina no puede cumplir, ya que Griesa ordenó al Banco

de Nueva York devolver los fondos al Banco Central, podrá

argumentar que fue la Justicia norteamericana la que le impidió

pagar y ahondar la estrategia ya expresada del cambio de

jurisdicción.


El ministro de Economía, Axel Kicillof, sugirió algo en ese

sentido cuando dijo que en última instancia la Argentina hacía

responsable al sistema judicial de los Estados Unidos ante

cualquier contratiempo.

Las certezas por ahora indican que los bonistas ya no podrán

cobrar en término y que se abre un período de escasos treinta días

para tratar de avanzar en un acuerdo.


En esta discusión, la Argentina tiene un punto débil: haber

asegurado ante los estrados judiciales que acataría la resolución

de la Justicia norteamericana, cualquiera fuese el resultado. Y la

Justicia le falló en contra.

Ese punto fue recordado por Griesa en distintas oportunidades y

constituye un rompecabezas argumentativo difícil de sostener para

los abogados de la Argentina, con el cada vez más conocido Carmine

Bocuzzi a la cabeza.

La relación del gobierno argentino con el juez es cada vez más

fría: lo acusó de jugar para los fondos buitre y de intentar

"provocar el default" en un duro comunicado oficial difundido el

viernes por la tarde.

"En una insólita e inédita decisión, Griesa ordenó al Banco de

Nueva York la devolución de los fondos que ya pertenecen a los

bonistas.

En síntesis: trata de impedir a los bonistas cobrar lo

que legítimamente es de ellos", disparó el gobierno argentino.

Para la Casa Rosada, el juez incurrió en "abuso de autoridad y

se excedió en su jurisdicción, porque los bonos de

reestructuración no son el objeto de litigio, sino los bonos del

Megacanje que cayeron en default en 2001 y que compraron los

fondos buitres a precio vil para obtener ganancias siderales".


A partir de la decisión de congelar el pago a los bonistas que

deben cobrar los intereses del Discount, las partes se tomarán

hasta el 30 de julio para continuar buscando algún tipo de

acuerdo.

Si para esa época no se llega a una negociación exitosa, el

país incurrirá en default técnico.

Es que ese día vencerá el plazo legal impuesto por las normas

financieras internacionales para que el país deudor de un

vencimiento haga efectivo el pago sin que se lo declare

oficialmente en default.

Los abogados de la Argentina creen que hasta ese día, los

bonistas no podrían hacer reclamos judiciales.

El reloj comenzó a correr y será la Justicia, pero también los

mercados, quienes decidirán hasta dónde impactará sobre el futuro

económico de la Argentina esta película aún sin final.


El gobierno argentino confía en que esta partida de póker aún

se puede ganar, aunque los fondos buitre liderados por Paul Singer

dicen que la escalera real, por ahora, está en sus manos.

Autor: José Calero

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