Editorial

Brasil y Lula

La situación que vive el vecino Brasil con relación al ex presidente Luiz Inacio da Silva (Lula), quien gobernó durante 8 años con un sistema populista que tuvo efectos favorables en los sectores más carenciados de la población brasileña, lo cual le consolidó una importante base de sustento electoral, y hoy se encuentra procesado por actos de corrupción, tiene similitudes muy grandes con lo sucedido en la Argentina con el kirchnerismo. 

Ya durante el ejercicio de la presidencia, Lula tuvo directa relación con la corrupción, aunque en aquél momento la Justicia no avanzó como debía hacerlo, y todo fue quedando para más adelante, es decir, razón por la que ahora fue investigado y procesado, con muy claras y contundentes pruebas en su contra. De todos modos, desde los sectores cercanos al ex presidente se sostiene que la matriz de la corrupción practicada fue el objetivo común de financiar la actividad política con recursos del Estado, posibilitando la compra de voluntades que permitía lograr consensos en el Congreso. Razón por la cual la corrupción fue tan extendida, no sólo quedando dinero en las cuentas privadas de los propios funcionarios -desde Lula presidente hacia abajo-, sino también en congresistas, empresarios, jueces, gobernantes, sindicalistas y todo aquél que tuvo algo de poder en sus manos, tanto oficialistas como opositores.

Hoy la situación es bastante precisa, pues Lula es candidato a las elecciones presidenciales de octubre próximo y además el que mejor mide y favorito para regresar a la presidencia, pero procesado y condenado no sólo por el juez actuante en la causa sino que con ratificación de la Cámara judicial superior y también de la Corte, lo que impedirá esa presentación electoral, aunque el mismo Lula agita a sus partidarios confirmando que seguirá adelante con su postulación, desoyendo a la Justicia. Más allá de otras consideraciones, aquí el planteo es absolutamente directo y no juega en favor de Lula sino todo lo contrario, pues flaco favor le hace un candidato y posible futuro presidente dando la espalda a la Justicia, planteando entonces ¿qué se puede esperar de él siendo presidente y con todo el poder en sus manos?

Una de las pruebas más concretas, y que Lula no puede negar ni desvirtuar como hace con las demás, es un triplex que le obsequió la empresa constructora OAS en el balneario paulista de Guarujá, como contraprestación por los contratos amañados con la petrolera Petrobras. En este caso hay documentación, testimonios precisos, pruebas a la vista, que resultan irrefutables, y que por lo tanto no puede tener marcha atrás sino se recurre a la ilegalidad. Todo un dilema, aunque por el momento no hay que pensar en otra posibilidad que no sea la condena de Lula y su eliminación de la grilla de aspirantes a la presidencia.

De todos modos, y volviendo a la similitud con la Argentina, nunca pueden darse certezas definitivas, ya que en el mundo de la política todo puede ser cambiante. Lo que se teme en Brasil es caer en un "populismo judicial" que vuelva atrás con todo lo actuado, mostrado como ejemplo ante el mundo y en especial en esta región donde, además de nuestro país, aparecen otros como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú con parecidos escenarios.

En Brasil, la división entre la ciudadanía es bastante grande, tal vez parecida a la argentina. Quienes sin posibilidad de discusión de por medio sostienen a ultranza a Lula, acuden a cualquier clase de justificaciones desde lo político, incluso aquello tan usado de "robaron pero hicieron, ahora en cambio nos hambrean", mientras que en lo jurídico hay equipos muy sólidos trabajando en la búsqueda de una salida, apareciendo como la más cercana la objeción de procedimientos en lo actuado judicialmente contra Lula. Dicen por ejemplo que si el triplex valuado en 700 mil dólares fue una coima, el caso debió recaer en la Justicia del Estado de San Pablo, aunque el juez federal Sergio Moro sostiene que no fue de esa manera por incluir directamente el caso sobre los desvíos de Petrobras que él estaba investigando.

Este es el repaso de situación. De seguir la legalidad, el desenlace debería ser claro y contundente contra Lula, pero nunca se sabe... Aquí en la Argentina tampoco.

Autor: REDACCION

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