Editorial

Brasil achica gastos

Muchas veces se ha dicho en los últimos tiempos, que sin imitar en forma absoluta su modelo, resultaría positivo seguir algunas de las conductas de Brasil, país que en estos últimos años ha logrado insertarse entre las primeras economías del mundo, y del cual depende en gran medida nuestro comercio exterior, aun cuando en 2010 hayamos tenido un déficit de 4.000 millones de dólares en el intercambio bilateral, lo cual prometió subsanar la presidenta Dilma Rousseff en la reciente visita a Buenos Aires, durante la entrevista con su par Cristina Kirchner.
Pues bien, la presidenta Rousseff acaba de anunciar un achicamiento del gasto público de nada menos que 30.000 millones de dólares, cifra que duplica el superávit primario del presupuesto votado por el Congreso. Lo cual da una idea muy precisa del volumen del ajuste de gastos que hará Brasil este año.
Pero claro, cuando se habla de ajuste o reducción de gastos rápidamente se lo relaciona con posicionamientos de derecha, es decir, contrarios a los postulados del progresismo -o izquierda-, que es una bandera sostenida por el Gobierno argentino, aun cuando no siempre haya sido respaldado por los hechos. En realidad, sería absurdo suponer que la presidenta Rousseff, a tan poco tiempo de haber sucedido a Lula -quien fue además su mentor político- dio un viraje a la derecha. Nada de eso, pues hoy en este mundo globalizado y de economías que actúan en sintonía, nada es de derecha o izquierda, sino que hay que ir ajustándose acorde a las necesidades, razón demás para decir que la economía no sabe de ideologías.
Es para tener en cuenta, pues un país exitoso como Brasil que en 2010 tuvo un crecimiento de 7,5% de su PBI y que para este año anticipa que la expansión bajará a 5 puntos, toma la medida de achicar en forma gigantesca sus gastos, en tanto que aquí en la Argentina el gasto público continúa creciendo vertiginosamente, comprometiendo las cuentas fiscales al punto de tener que haberse recurrido al Banco Central, al Banco Nación y al ANSES para el financiamiento del Estado.
Para evitar cimbronazos, en Brasil se advirtió con total claridad que no se trata de los clásicos ajustes fiscales del pasado que derribaron la economía provocando como primera consecuencia el vertiginoso crecimiento del desempleo. Aquí en la Argentina, tuvimos en forma reiterada esta clase de ajustes que venían aconsejados, o prácticamente impuestos desde el FMI, con consecuencias nefastas para la economía y vida productiva del país. Una experiencia que de ningún modo nadie quiere volver a reiterar, pero sin duda se ha llegado a un límite que significa mucho riesgo, por lo cual se haría necesaria una revisión del gasto para que empiece a bajar, en lugar de continuar creciendo como ocurre en la actualidad.
La justificación del violento recorte de gastos es para contener la inflación. ¿Saben cuánta inflación tuvo Brasil en 2010? Pues apenas 5,9% y así y todo existe gran preocupación por contenerla, ya que podrían producirse ciertos desviamientos. La explicación del Gobierno a través del Ministro de Economía fue "con menos consumo del Gobierno se reducirá la presión sobre los precios".
Aquí en nuestro país tenemos un grave problema con la suba del costo de vida y el círculo vicioso en el cual entraron los precios, que van siendo ajustados semanalmente, sin embargo desde el Gobierno se adopta la peor de las actitudes como lo es ignorar la existencia de la onda inflacionaria, la cual es ocultada por el INDEC con ese dibujado 10,9% del año pasado -así y todo el doble que en Brasil-, pero que los propios gremios aliados al gobierno admiten con sus reclamos de ajuste de salarios que llegan y en algunos casos sobrepasan el 30%.
La falta de admisión es un peligro latente, pues no hay nada más dañino para un enfermo que desconocer su estado. La presidenta Kirchner salió a repaldar los dichos de su ministro Boudou, diciendo que no hay inflación sino "dispersión de los precios". Lo cual es, solamente una manera de ir estirando la toma de soluciones, ya que si bien puede existir parte de responsabilidad en los empresarios por haber entrado en la cultura de la remarcación de precios, que para el Gobierno es el exclusivo factor generador de inflación, queda en evidencia que hasta tanto no se adopten medidas drásticas desde el Gobierno para demostrar la intención seria de combatir la inflación, será muy difícil obtener algún resultado favorable.




Autor: Redacción

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