Editorial

Biodiésel, una a favor

La pujanza de la industria del biodiésel de la Argentina, que se beneficia de los grandes volúmenes de producción de soja, ingresó desde hace un tiempo a una zona de inestabilidad ante las sospechas de que su crecimiento se asiente sobre un esquema de subsidios. Los mercados de Estados Unidos y de la Unión Europea denunciaron al sector por prácticas de dumping y frenaron las compras, lo que colocó a los productores nacionales en una encrucijada legal y económica. 

Veamos algunas estadísticas: la producción de biodiésel cayó 15% en los primeros 11 meses del año, al totalizar 2,2 millones de toneladas, producto de la merma en exportaciones y en menor medida, de las ventas internas. Así lo consignó un informe de la consultora IES a principios de enero pasado, que señaló que las ventas internas de biodiésel "verifican una caída del 5,6% y totalizaron 1.007,6 miles de toneladas en el acumulado a noviembre de 2018". A pesar del beneficio impositivo (eximición del impuesto al biodiésel empleado en la generación eléctrica), no hay avances notorios en el uso de biodiésel para el uso de generación eléctrica, indicaron en IES Consultores.

Para Alejandro Ovando, director de IES Consultores, la industria de los biocombustibles exhibirá un panorama complejo en 2019, ya que enfrentará un escenario crítico por cierre de mercados externos, que dejaría a la industria con elevada capacidad ociosa.

En los primeros once meses de 2018, las exportaciones de biodiésel muestran una fuerte caída de 17% en valores (U$S 914,2 millones) y 11,5% en cantidades (1,3 millones de toneladas). "Si bien la imposición de las retenciones afecta la ganancia del negocio exportador, la fuerte devaluación del peso compensa la mayor carga tributaria", dijeron los autores del reporte.

El precio medio de exportación en 2013 fue de U$S 920 por tonelada, bajó en 2014 a U$S 815 por tonelada y cayó nuevamente a U$S 643 por tonelada en 2015. En 2016, el precio medio de exportación se recuperó a U$S 763 por tonelada, mientras que en 2017 cayó a U$S 743 y en el acumulado a noviembre de 2018, el precio medio bajó a U$S 698 por tonelada.

Entre enero y noviembre de 2018, las exportaciones a los Países Bajos representaron el 46,8% del total en valores y el 47,6% en cantidades y aparecen por detrás Malta (38,9%), Canadá (6,7%) y Bélgica (5,3%). Los países de la Unión Europea absorbieron el 91% del valor exportado en 2018, mientras que sobresale la desaparición de los Estados Unidos como destino de exportaciones.

Esta semana, la Unión Europea aprobó el ingreso del biodiésel argentino lo que aleja algunos -no todos- de los nubarrones que amenazan el clima de negocios del sector, cuya red industrial se asienta en gran parte en el territorio de la provincia de Santa Fe, especialmente en el sur cerca del puerto de San Lorenzo.

La industria de biodiesel en Argentina cuenta con 37 fábricas, con una capacidad de producción anual conjunta cercana a 4,4 millones de toneladas por año según la Bolsa de Comercio de Rosario. Es un complejo industrial de gran relevancia para el país, ya que en el año 2016 produjo cerca de 2,6 millones de toneladas de biodiésel, exportando 1,6 Mt y generando divisas por U$S 1.175 millones. Otro dato relevante es que prácticamente la mitad de esas plantas (18 en total) se encuentran localizadas en la provincia de Santa Fe y como varias de estas industrias son de gran tamaño, esta jurisdicción tiene una capacidad de producción anual importante: 3,4 millones de toneladas de biodiésel, o el 79% de la capacidad total de producción nacional. Las siete plantas más grandes de Argentina están instaladas en el Gran Rosario.

El Comité de Prácticas Comerciales de la Comisión Europea dio luz verde al ingreso de biodiésel elaborado en la Argentina, un mercado que representa unos 1.000 millones de dólares anuales, a cambio de venderlo a un precio mínimo que se fijará por acuerdo entre exportadores y autoridades de ese bloque comercial. El acuerdo alcanzado en Bruselas consiste en exportar biodiésel por una cantidad determinada y un precio mínimo con un arancel de 6,5%.

El bloque europeo había impuesto derechos antidumping en 2013, los cuales fueron desafiados por el gobierno argentino en la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) y sus empresas se habían presentado ante la Corte Europea de Justicia.  Ambos fallos resultaron favorables para la Argentina y se consiguió eliminar el derecho antidumping. Pero en forma paralela la Comisión Europea (CE) abrió una

investigación de subsidios contra los gobiernos nacional y provinciales que aún no finalizó.

Por otra parte, Estados Unidos acusó a la Argentina de prácticas comerciales desleales y aplicó elevados aranceles a la importación de biodiésel argentino lo que cerró ese importante mercado al país por lo que la apertura de la UE es fundamental. Es otra batalla que debe dar la industria nacional.









Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web