Información General

Ayer se vivió una jornada a pleno en el marco del FTR

Ayer se completó la tercera jornada del Festival de Teatro de Rafaela. Con cinco obras en la agenda del día, el Festival pisa fuerte en el comienzo de una semana que promete ser a puro teatro. 
La tarde empezó con Universonoro de Circo Lumiere (Rosario), a las 16:00. Esta comedia circense tuvo una duración de 50 minutos y se realizó en el Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano. Las familias junto a los más pequeños llenaron la sala con su alegría y su fiel acompañamiento. Los aplausos no faltaron y la diversión fue garantizada.  
La jornada continuó a las 18:00 con la presentación de Secretos y Manifestaciones, un site specific producto del Laboratorio de Creación Escénica Teatro II. El espacio elegido para esta obra teatral fue el Centro Recreativo Metropolitano La Estación. 
A las 19:30, fue el turno de Las cosas. Esta obra es el resultado del Laboratorio de Creación Escénica Teatro II. Se realizó en el aula C del Complejo Cultural del Viejo Mercado.
Ya en el espacio del Centro Cultural La Máscara, llegaron los últimos dos títulos de la jornada: Decir sí y El último, diatriba de amor por mensaje de audio. La primera se llevó a cabo a las 21:00 y la segunda, que cuenta con la dirección de Marcelo Allasino, a las 22:00. 
Los espacios elegidos se vieron colmados de público que disfrutó de la programación variada y, en algunos casos, para toda la familia. 

LAS COSAS: CUERPO, OBJETOS Y ESCENA

En el acto de apertura del Festival, el secretario de Cultura, Claudio Stepffer, dijo firmemente que una de las grandes decisiones del equipo de trabajo fue incluir en la grilla de espectáculos a los Laboratorios de Creación Escénica. Esto, sin dudas, generó oportunidades y también visibilidad para los actores locales. Con un arduo trabajo, ensayos y guía superior de grandes directores, el grato resultado de los laboratorios se pudo ver en las funciones que ofrecieron durante los primeros días de este Festival.   
LA OPINIÓN tuvo la oportunidad de ser parte de "Las cosas", que cuenta con la dirección de Luciano Delprato y con la actuación de 11 artistas locales: Daiana Albanesi, Ester Guadalupe Baldo, Virginia Guntern, Kevin Henssler, Norma Beatriz Lino, Isabella Lorenzetti, Nicolás Jesús Nazareno Monutti, Oscar Oviedo, Mariano Perassi, Valentina Porta y María Florencia Soccetti.
El espacio elegido para esta obra fue el Aula C del C.C del Viejo Mercado. Los espectadores, sentados en las gradas, observaban con detalle e imaginaban, quizás, lo que podía pasar en escena. Sin embargo, "Las cosas" llegó para romper con lo conocido. Esto se dio de forma natural, un quiebre en lo teatral que tiene que ver con el espacio-tiempo. De repente, 11 actores en escena, aparecían en el centro vistiendo remeras estampadas con objetos aparentemente sin sentido. La escenografía eran tan solo bloques de diferentes tamaños, blancos. Todo parecía ser descontracturado, relajado, como si el público y ellos fueran amigos. 
Se puede decir que ese quiebre, esa grieta en lo que el espectador esperaba y lo que finalmente sucedió, fue producto de un género teatral en auge, pero que aún no todos conocen: el teatro de objetos. Este se refiere a un teatro en cuyo centro no se encuentra la figura humana, sino objetos, en su sentido más amplio. Predomina lo visual, más emparentado con las artes figurativas que con otras formas del teatro. El actor, cuando existe, se integra en el espacio, a veces a través de elementos escenográficos o del vestuario, y no interpreta necesariamente un personaje. 
Esto es evidente en "Las cosas", con el trabajo de la escenografía, la dinámica y los cuerpos-objetos en movimiento. Las cosas cobraron vida, cobraron importancia solo por ser nombradas. Así es como los "personajes" de esta obra pasaron a un segundo plano, para darle relevancia a otras "cosas" más importantes que ellos. "¿Qué son las cosas cuándo pierden significado?", se preguntan al comienzo. La reflexión se apoya en el humor, en la parodia y en reírse de sí mismos. Surgieron, entonces, temas como las separaciones, la muerte, el trabajo y la imaginación, entre tantas otras "cosas" más. "¿Qué son las cosas cuando no las estamos usando?". Nada o todo, todo o nada... el fin del mundo puede ser vivir en un mundo sin cosas, sin nada que nos vista, la desnudez misma, una casa que, sin objetos, no es una casa. 
El juego de luces y la música fueron logros notables que complementaron a la perfección a esta "cosa" que parecía una historia. "El teatro a partir del objeto responde a un principio poético no necesariamente actancial y permite que las imágenes se desvinculen de la trama y alcancen realidad en otro orden que no es exclusivamente el de la necesidad de la acción. De esto resulta un texto, la palabra no es ignorada pero es más consecuencia que causa", escribe acertadamente Ana Alvarado en su libro "El Teatro de Objetos: Manual Dramatúrgico" publicado por INTeatro, editorial del Instituto Nacional del Teatro que tiene un Stand especial en el Viejo Mercado, donde se pueden adquirir este tipo de libros.
Esos objetos, aquellos que querían, que traían recuerdos, que formaban parte de una trama en común o del olvido, formaron esta obra de teatro que posiciona en lo alto a Rafaela. Animarse a lo nuevo y a lo experimental, sin dudas les debe haber dejado a esos 11 actores un gran aprendizaje, casi al igual que el que les dejaron ellos a los espectadores. El Aula C vibró por los aplausos del público.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web