Que los SUV (Sport Utility Vehicle) van camino a dominar el mundo de la industria automotriz tiene muchos visos de realidad. Por supuesto que seguirán existiendo automóviles chicos, medianos y grandes, pickups, deportivos y muchas categorías más, pero los utilitarios deportivos parecen estar cada vez más establecidos entre los usuarios, incluso en el plano aspiracional.
¿Por qué? Básicamente porque los SUV tienen un componente fundamental: la versatilidad. Pueden ser tan familiares como deportivos, tan aventureros como urbanos. Y si se le suma una mayor robustez general, las capacidades off-road de muchos, el espacio y el confort, tenemos un cartón bastante lleno. No en vano, hasta las marcas premium y de lujo desembarcaron en el territorio de los SUV y no dejarán de hacerlo varias de las que faltaban.
Precisamente entre las premium se dio el fenómeno de que arrancaron con modelos grandes, para luego seguir abriendo franjas con vehículos más compactos. Así, por ejemplo, Audi comenzó su camino SUV con el grande y vigente Q7 (desde 2006), al que luego sumó el mediano Q5 (en 2008) y más tarde los más compactos modelos Q3, Q2 y Q1.
De esta prolífica familia manejamos la segunda y nueva generación del mediano Q5, que hace poco tiempo llegó a estas latitudes proveniente ahora de México. Totalmente rediseñado y basado en la plataforma MLB del grupo Volkswagen para producir vehículos medianos, el Q5 mantiene las líneas estilísticas de tono deportivo de los SUV de los cuatro anillos, pero con algunos cambios en sus dimensiones (es 34 mm más largo, creció 12 mm la distancia entre ejes, es 6 mm más alto y mantuvo el mismo ancho), lo que le permite brindar más y muy buen espacio para los pasajeros, y con 90 kg menos de peso, un adelgazamiento sustancial que, junto con la nueva mecánica, le dan mayores bríos y carácter sport.
La mecánica, precisamente, sigue confiada en nuestro mercado al robusto y eficiente motor naftero 2.0 L TFSI (turbo con inyección directa de combustible) que ahora entrega 252 CV entre 5000 y 6000 rpm (antes ofrecía 180 CV) y un par motor (torque) de 370 Nm (37,8 kgm) en un largo rango de 1600 a 4500 rpm. Estos parámetros, más la estupenda rapidez para los cambios de la caja de velocidades Stronic del tipo de doble embrague de 7 marchas y la tracción quattro (integral inteligente), hacen que el Q5 se destaque en aceleración (0 a 100 km/h en 6,9 s; de 0 a 400 m en 15,4), en elasticidad (recupera de 80 a 120 km/h en 4,8 s) y también en consumo (cuenta con Start&Stop): 11 L/100 km en ciudad y 9 L/100 km a 120 km/h (autopista). La velocidad máxima es 235 km/h.
Los nervios del Q5, como en casi todos los Audi, puede ser alterado con los programas Offroad (para salir del asfalto), Efficiency (máximo ahorro de nafta), Comfort, Auto (automático), Dynamic (modo deportivo) e Individual (configuración propia) del sistema Select Drive, que modifica los reglajes del motor y la suspensión. Así, no importa la superficie o la condición de marcha, el comportamiento dinámico es impecable, igual que el funcionamiento de los poderosos frenos (100 km/h a 0 en 40,3 m).