Editorial

Armas de la delincuencia

Cómo los delincuentes acceden a las armas constituye uno de los grandes interrogantes de nuestros días que no tienen respuestas. Un gran misterio sobre esos canales clandestinos de tráfico de armas que le permiten a los nenes malos contar con una pistola o un revólver para salir a robar, matar o defender un búnker donde se vende drogas. Al menos el consuelo que nos queda es que no es un problema de Rafaela, Santa Fe, Rosario y Buenos Aires sino que es universal. 

Donde hay una demanda, el invisible mercado aparece con la oferta más allá de que no se trate de operaciones lícitas. Está claro que las armerías registradas son sometidas a mayores controles por parte de los organismos estatales responsables. Y que es necesario cumplir ascender una exigente ladera de trámites administrativos para poder comprar una escopeta, un rifle o un pistola en un negocio habilitado. En este espacio se colocan aquellos que les gusta la caza deportiva, los que desarrollan la disciplina de tiro en competencias o simplemente porque les gusta y quieren aprender y practicar. En el lado oscuro, en cambio, se encuentran aquellos que buscan tener un arma para fines ilícitos, desde un robo hasta un asesinato. O porque es necesario armar a las bandas dedicadas al peligroso mundo narco. La rosarina Los Monos es el más nítido ejemplo de una organización delictiva dedicada a vender drogas para lo cual necesitan armas para decenas de jóvenes apodados "soldaditos" porque deben proteger los bunker o quioscos de cocaína, marihuana y otras sustancias prohibidas. 

Una de las medidas que periódicamente se promueve desde el Estado tiene que ver con políticas de desarme voluntario. El Gobierno de la Provincia de Santa Fe prepara una nueva edición de estas acciones tendientes retirar armas de la sociedad civil y a la resolución no violenta de los conflictos, sea de manera conjunta o por separado. En este sentido, indicó que hasta el momento se han realizado tres campañas de sensibilización y desarme en la provincia, en el marco del Plan Nacional de Desarme Voluntario que lleva adelante el Ministerio del Justicia y Derechos Humanos de la Nación, recolectando entre las tres más de 2.500 armas de fuego y municiones.

Al respecto, consignó que las diferentes etapas de sensibilización incluyeron la realización de conferencias sobre el correcto abordaje de la problemática de las armas de fuego; jornadas de desarme con escuelas, vecinales, policía comunitaria y autoridades locales; charlas de sensibilización y capacitación en resolución pacífica a la policía comunitaria; y actividades lúdicas con escuelas y jóvenes participantes de programas de inclusión en donde se buscó profundizar el valor de la palabra y la construcción de una cultura que resuelva sus conflictos de forma pacífica.

Al margen de las campañas intensivas y esporádicas en los puestos móviles, existen además los puestos fijos del RENAR que funcionan todos los días del año donde las personas pueden entregar sus armas y municiones a cambio de una contraprestación económica, que va entre los $500 y $2.000 de acuerdo al tipo y el calibre del arma. El arma es precintada, inutilizada y luego destruida en un acto público. El material resultante de la destrucción se funde, se vende y se dona a una entidad de bien público.

La entrega es totalmente anónima, no se solicitan documentos personales al momento de realizar la entrega del arma ni para retirar el cheque. Las armas con procesos judiciales pendientes son separadas y quedan sujetas a los procesos administrativos correspondientes. El Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas se instalará en Rafaela entre el lunes y el miércoles en el Tiro Federal. 

Al presentar este año un programa para la prevención de la violencia con armas de fuego, el gobernador Miguel Lifschitz reconoció que hay dos problemáticas vinculadas a la violencia y al delito, una de ellas es el narcotráfico y particularmente el narcomenudeo; la distribución de drogas en los barrios termina generando recursos económicos que se vuelcan en economías ilegales e informales y alimentan los circuitos de violencia. Y la otra es la presencia de armas de grueso calibre, las llamadas armas de guerra, que son las que llamativamente llegan a las manos de estos grupos con bastante facilidad y que les permiten tener ese alto nivel de letalidad en sus acciones delictivas.

En el marco de las políticas de seguridad en una Provincia que sufre altos niveles de inseguridad, también se firmó un decreto que crea la Unidad de Prevención de la Violencia con Armas de Fuego (Upvaf), el Registro de Mandatarios y el Programa Compensatorio para la facilitación de datos del circuito ilegal de armas de fuego. También fomenta el control en armerías y de canales de aporte de datos anónimos para lograr el compromiso de la sociedad civil.

Todo suma en esta causa para evitar la proliferación de armas aunque, a la luz de los resultados, no es suficiente. 








 

Autor: REDACCION

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