Suplemento Economía

Argentina, ¿ejemplo para superar la crisis?

Mientras la presidenta Cristina Fernández ofreció en Nueva York a

la Argentina como receta para superar la crisis, su "modelo"

aparece al mismo tiempo cuestionado por cambios permanentes que

impone en las reglas de juego y trastornan actividades clave.


Por primera vez en la historia, la Presidenta prohibió en el

país ahorrar en dólares y, para los más desconfiados, dejó de

nuevo a los argentinos a tiro de devaluación.

Al hablar ante los número uno de las principales compañías en

el Consejo de las Américas en Nueva York, la jefa de Estado

admitió que "pese a la solidez" de la economía, la crisis no le

saldrá gratis al país.

Adelantó, además: "Seguramente no creceremos a las tasas

que lo veníamos haciendo".


El reconocimiento por parte de la mandataria no es lo único que

preocupa a inversionistas y empresarios locales, sino que más

importancia le asignan a los cambios permanentes en las reglas de

juego, que ahora tienen su foco puesto en el dólar, pero que ya se

venían manifestando en el cierre de importaciones y sobre todo en

un intervencionismo cada vez mayor en la economía.

Pero hay un dato que circula en los pasillos del kirchnerismo

duro que despierta tensiones e interrogantes en el seno del

gobierno.

Comparan el estilo de conducción de la economía que supieron

cultivar Néstor Kirchner y Roberto Lavagna hasta que la relación

se rompió, y el que existe ahora, donde si bien Cristina concentra

las decisiones, aparece permeable a un sinnúmero de iniciativas

que a veces pueden chocar entre sí y hasta superponerse.


Las órdenes y contraórdenes de Guillermo Moreno, Axel Kicillof,

Ricardo Echegaray y Carlos Zannini, por citar algunos funcionarios

clave, se suceden a ritmo frenético, pero para quienes deben tomar

decisiones a diario, las contradicciones entre esas medidas pueden

significar pérdidas millonarias por negocios que se caen, como le

ocurrió a una de las compañías más grandes de la Argentina, que

debió suspender la compra de maquinaria a España por problemas en

el acceso a los dólares.


No fue casualidad que una de las preguntas que más sonaron en

los pasillos del Consejo de las Américas apuntó a conocer quién

maneja la economía argentina: "La Presidenta", fue la respuesta

rápida. ¿Habrá alcanzado?

Algunos hombres de negocios no parecen del todo convencidos:

necesitan saber con quiénes deben manejar el día a día de los

problemas cotidianos.

Antes era el ministro de Planificación, Julio De Vido, pero

ahora el funcionario parece caído en desgracia y ya no saben con

quién hablar.


Todo indica que la Presidenta quiere entronizar a Kicillof como

jefe real de la economía, pero el funcionario no tiene diálogo con

empresarios de peso y eso le juega en contra.

La Presidenta señaló que los datos no son alentadores para la

eurozona -y hasta comparó su situación con la del 2001 en la

Argentina-, pero lo cierto es también que la Argentina sigue

siendo un destino al que no arriban inversiones en tropel, y por

eso el gobierno se vio obligado a aplicar un cepo nunca visto para

retener cada billete verde que anda dando vueltas.

Por si faltara ruido en la economía, los cambios introducidos

por la Casa Rosada a artículos clave del Código Civil y Comercial

alentaron versiones de una pesificación con alcance impreciso.


De poco sirvió poner a Julio Alak, un ministro de bajo perfil y

peso en el Gabinete, a desmentir esas presunciones.

Entre las dudas estuvo la inclusión en el proyecto de reforma

al Código Civil y Comercial de un artículo por el cual los

deudores podrían decidir cancelar en pesos al dólar oficial una

deuda original en dólares.


El mismo Gobierno que dice que no quiere pesificar habla en

forma permanente de la necesidad de pensar en pesos, en un

escenario donde continúan bajando los pronósticos de crecimiento

para este año y la palabra recesión suena cada vez con más fuerza

en la boca de consultores para el segundo semestre.


Por ahora, una sola percepción es segura: el cepo cambiario

llegó para quedarse y, por un largo plazo, se acabó para los

argentinos la posibilidad de atesorar dólares.

Ahora sólo habrá que esperar que el gobierno kirchnerista, como

ocurrió en muchas oportunidades a lo largo de la historia

argentina, no termine dando la "sorpresa" de una megadevaluación

que deje a los argentinos otra vez patas para arriba.

Autor: José Calero

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