Un poco más de una semana atrás, el gobierno de la provincia tuvo un masivo desembarco en Rafaela, con una nutrida delegación de funcionarios de primera línea encabezados por el vicegobernador Carlos Fascendini, quien a último momento debió reemplazar al gobernador Miguel Lifschitz por una lesión sufrida en un pie que demandó luego una intervención quirúrgica. Tuvo entonces desarrollo una nutrida agenda tal como se había previsto, siendo ajetreada tanto para los visitantes como para las autoridades locales, pues tuvieron lugar una serie de importantes hechos, tanto en entregas, inauguraciones de obras como así también la confirmación de pronta realización de otras.
Justamente, por el significado tan especial que tiene para los rafaelinos, comenzamos no por lo concreto -que fue mucho e importante- sino por la ratificación sobre el acueducto que debe llegar desde Santo Tomé a nuestra ciudad en su segunda etapa, ya que la primera desde Desvío Arijón está cristalizada. El crédito pendiente de Abu Dhabi se confía que será aprobado antes de fin de año, encontrándose la licitación en condiciones de ser lanzada apenas quede habilitada la financiación. Lo antecedemos de esta manera, pues para Rafaela el acueducto es un paso esencial para recuperar los rafaelinos una calidad de vida que se deteriora todos los veranos, y además, poder planificar debidamente la futura ampliación del ejido urbano, con loteos y ampliaciones que deben tener la debida provisión de agua.
Otro anuncio fue también trascendente, no restando significación que haya sido conocido: ya se cuenta con definición de dos terrenos -uno en el sur y otro en el norte- para la construcción de dos nuevas escuelas, algo que ya hemos destacado desde esta sección pero que reiteraremos tantas veces lo demande la oportunidad. Sobre esto se habló justamente al darse otro paso adelante con la educación, al ser inaugurado el nuevo salón de la escuela Melvin Jones, destrozado durante una de las últimas fuertes tormentas.
Hubo también una entrega de 22,5 millones de pesos, contemplando de tal manera varios reclamos que se venían remarcando con insistencia desde el gobierno local, como por ejemplo los 5 millones de Aportes del Tesoro Nacional; además de 6,7 millones del Promudi; 5,1 millones del Fondo de Obras Menores; y otros 5,6 millones para repavimentación de calles de la ciudad.
Una de las inauguraciones destacadas también estuvo relacionada con el agua -tan escasa en Rafaela-, habiendo sido la planta de ósmosis inversa norte, la cual significó una inversión de 40 millones, con posibilidad de generar 50.000 m3/hora para asistir a unos 4.000 vecinos del sector programa "Mi tierra, mi casa". Dentro de esta misma perspectiva inaugural, también se lo hizo con el local de la Policía Comunitaria, en el barrio Fátima, donde 26 efectivos estarán disponibles para el sector sur de la ciudad, continuando en funciones la sede norte en barrio Barranquitas, con igual cantidad de efectivos, lo que hace un total de 52 para participar del ofrecimiento de mayor seguridad en Rafaela.
Justamente, la seguridad -al igual que el acueducto, ya puntualizado al comienzo- son los temas sobre los que más se formulan reclamos a la provincia, habiendo sido el central durante la sesión que mantuvieron los gabinetes provincial y municipal en forma conjunta. En la ocasión se volvió a machacar con la necesidad de 60 nuevos uniformados para el departamento Castellanos, que sigue teniendo casi igual cantidad de personal que tres décadas atrás, cuando la población era de varias decenas de miles menos que ahora.
También se entregaron aportes para el área de desarrollo social, siempre tan necesitado de recursos dado el constante aumento de quienes deben ser asistidos, en tanto que se procedió a la entrega de 195 escrituras de viviendas de 27 localidades del departamento Castellanos, y siempre dentro del rubro viviendas fue firmado un convenio para la construcción de 64 unidades en esta ciudad, con un presupuesto de 25,5 millones de pesos.
El desembarco de la Provincia en Rafaela dejó sin dudas un saldo sumamente provechoso, tal se puntualiza. Lo que resta y es más esperado que nunca, es el acueducto.