Editorial

Antártida en riesgo

Cuándo será el momento de dar alguna buena noticia sobre el futuro del medio ambiente, y del mundo finalmente. Es que, desde hace muchísimo tiempo, seguramente demasiado, sólo se van sumando malas nuevas, pues el deterioro continúa avanzando inexorablemente, sin que aparezca con firmeza alguna decisión para tratar de revertir este imparable descenso. Es que ahora, bien reciente, se da cuenta de la aceleración que tiene el proceso de separación de un enorme bloque de hielo en el glaciar de la isla Pine, en la Antártida. 

La grieta se ha ensanchado de tal forma, que ya está constituido un témpano de 880 kilómetros cuadrados, prácticamente toda la superficie de la ciudad de Nueva York, para tener de tal manera una idea bastante clara de la magnitud del fenómeno. Es que la grieta tiene 18 kilómetros de largo y una profundidad de 50 metros, aumentando a razón de dos metros por día, con lo cual el desprendimiento está cada vez más cerca.

Aunque, cabe dejar en claro que según los especialistas, en este caso preciso la grieta no se formó debido al recalentamiento global que viene teniendo el planeta, sino por causas naturales, aunque de todos modos se agregan para incrementar el volumen de deterioro que vienen teniendo los dos polos, con un acelerado derretimiento de sus hielos, otrora eternos y ahora en vías de extinción, lo cual significará una enorme alteración del clima y la aparición de fenómenos como inundaciones en muchas partes del mundo.

El glaciar de la isla Pine es uno de los cinco más grandes de la Antártida, pero viene teniendo desprendimientos muy importantes, aunque ninguno como este de 880 kilómetros cuadrados, el cual se concretará en las próximas semanas. De acuerdo con estimaciones de los científicos, en caso de derretirse todo ese glaciar, el nivel de las aguas del mar circundante aumentaría entre uno y dos metros, con lo cual se desestabilizaría toda la capa de hielo de la Antártida oriental.

La desintegración de este glaciar comenzó a notarse en 1974, aunque comenzó a acelerarse en la primera década de este siglo, no existiendo prácticamente dudas que en caso de no ocurrir algún fenómeno de causas naturales, su desaparición total será cosa de pocos años, pues la vertiginosidad del deshielo es cada vez mayor.

Mares con severos daños

Todas son pálidas, pero no hay otra manera de comentar estas noticias. Se ha terminado de comprobar que la tercera parte de todos los mares del planeta se encuentran seriamente dañados por la pesca, habiendo sido los países de Europa los mayores causantes de este perjuicio en otras latitudes.

Así quedó establecido en un estudio realizado por la Universidad de Vancouver (Canadá) por encargo de la organización ambientalista World Wild Fund, el cual consigna "el peligro que representa que los países y las compañías pesqueras continúen con una conducta que privilegia el lucro y no repara en cuidados". 

Desde 1950 la pesca ha multiplicado por 10 su radio de acción destructivo, destacándose que la flota de los países de la Unión Europea realiza una pesca intensiva en otros mares, ya que un tercio del pescado se obtiene en regiones no europeas. En apenas los tres últimos años los stocks se redujeron de manera impresionante, como el caso del jurel que se captura en el océano Pacífico sobre las costas de Chile, que de 30 millones de toneladas de existencia hace 20 años, hoy apenas se cuenta con 3 millones de toneladas.

En todos los casos, la parte económica se privilegia por sobre lo humano, por sobre la preservación y el cuidado del mundo del futuro. La depredación industrializada es absoluta y el daño irreparable, pues así sucede con la pesca, también con la deforestación para ampliar la frontera agropecuaria, y con la emisión de gases con efecto invernadero que han vulnerado la capa de ozono, razón por la cual el menguar el resguardo de los rayos ultravioletas del sol se ha producido el sostenido calentamiento de la tierra y la consecuente alteración del clima.

Visto de este manera, es incomprensible que no se ponga coto a tamaña depredación, privilegiando la acumulación de riqueza en lugar de actuar con mayor grandeza preservando el hábitat del mañana.

Autor: Redacción

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