Suplemento Economía

Año nuevo, los mismos desafíos

Por Matías Fontanetto
En diciembre, el BCRA retomó el saldo comprador en el mercado de cambio, incrementando sus reservas por primera vez desde junio. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y no oficial se mantiene anestesiada transitoriamente en el orden del 70% debido a la venta de bonos en dólares realizadas por parte del BCRA y la Anses que cotizan al 40% de su valor nominal, con una TIR en dólares del 17%, nada recomendable desde el punto de vista financiero debido al costo implícito.
Además juega un papel importante la estacionalidad de la demanda de pesos de diciembre que contribuye a mantener baja la demanda de dólares debido al pago de aguinaldos y los mayores gastos vinculados a las Fiestas y las vacaciones de verano. Esta situación comenzará a revertirse en la segunda quincena de enero, la presión en febrero y marzo se incrementará sobre el mercado de divisas por la combinación de una caída en la demanda de dinero y una menor estacionalidad en la liquidación de divisas de la agroindustria.
Esta situación hace necesaria una consistencia entre la evolución de la tasa de interés, el tipo de cambio y la inflación. Al recomponerse la velocidad de circulación de los pesos por la apertura de las actividades económicas y la mayor libertad de circulación de las personas, al actualizarse los precios contralados, al descongelarse las tarifas y al negociar los salarios, la inflación va a acelerarse y la devaluación debe acompañarla para no atrasar el tipo de cambio, así como la tasa de interés tendrá que subir para no quedar en terreno muy negativo en términos reales, con el objetivo de evitar incrementos futuros en la dolarización de porfolios y en la brecha cambiaria entre el dólar oficial y no oficial.
Teniendo en cuenta este contexto, se proyecta una inflación con un piso en torno a 3,5% - 4% mensual para los próximos meses. El índice de precios internos mayorista (IPIM) de noviembre, registró un incremento de 4,2% respecto del mes de octubre, por su parte el IPC Nacional en igual mes creció un 3,2% mensual, continuando la tendencia de los últimos meses que muestran a los precios mayoristas evolucionar por encima de los minoristas. Esto agrega una presión adicional sobre la inflación esperada, donde la velocidad de traslado de precios del sector mayorista al minorista dependerá de los diversos controles de precios que el gobierno le imponga al segmento minorista.
Otro factor a considerar en la dinámica de la inflación es la relación entre los precios mayoristas y los tipos de cambio oficial y no oficial. Los precios mayoristas avanzaron a un ritmo superior que el deslizamiento del tipo de cambio oficial. Puntualmente los precios de los productos importados crecieron un 4,1% promedio mensual en el último semestre, mientras que el tipo de cambio mayorista lo hizo en 2,8%. La intensificación del cepo cambiario para cuidar las pocas reservas del BCRA está empujando a los importadores al mercado de dólares no oficiales, ajustando los precios de las mismas según la evolución de estos dólares no oficiales, lo cual alimenta el proceso inflacionario futuro.
La cuestión fiscal también impactará en la inflación futura ya que el déficit fiscal 2021 se deberá financiar en gran parte con emisión monetaria y en menor medida con colocación de deuda en mercado local. El presupuesto nacional establece un déficit primario proyectado para el 2021 del 4,5% del PBI y el número que tiene en mente el FMI es el 3% del PBI. El mismo se obtiene de sustraer al déficit primario (sin considerar los intereses de la deuda) del 2020 del 6,5% el gasto excepcional del pandemia que comprende: 2% del PBI en los programas de ayuda a las personas IFE y a las empresas ATP, 1% de incrementos de subsidios respecto al 2019 para mantener los congelados los precios de los servicios públicos y 0,5% de aumento en las transferencia para las provincias, a los efectos de ayudar a los tesoros provinciales.
La negociación final sobre el déficit primario para el 2021 entre el gobierno y el FMI tiene un piso de 3% y un techo de 4,5%. El gobierno tratará de dilatar lo más posible el acuerdo durante el primer semestre para poder estimular la economía a través del gasto público y llegar a las elecciones legislativas con un país en crecimiento. Esta demora le juega en contra en materia de expectativas del mercado, ya que un acuerdo rápido con el FMI, despejaría las dudas sobre el sendero fiscal y monetario que repercute en la evolución de dólar, inflación y tasa de interés necesaria para evitar la dolarización de porfolios. 

Autor: REDACCION

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