Editorial

AMIA a 19 años

Este 18 de julio se cumplen 19 años del feroz y cruento atentado contra la sede de la  Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), causante de la muerte de 85 personas y más de 300 heridos, el que constituyó el peor de los atentados antisemita después de la Segunda Guerra Mundial, volviendo a provocar el terror y espanto de algo más de dos años antes, cuando el 17 de marzo de 1992 tuvo lugar un ataque de parecidas características contra la Embajada de Israel, que había dejado entonces 27 víctimas fatales y un centenar de heridos. 

Una mañana como la de hoy, muy fría entonces, casi dos décadas atrás, exactamente a las 9.53 se produjo la enorme explosión en el edificio de la mutual israelita, cuyo edificio albergaba actividades de las áreas educativas, culturales y sociales, y en ese momento se encontraba con gran cantidad de gente, abocada a la planificación de las actividades que se pensaban realizar en celebración del centenario de su creación.

La Argentina y el mundo volvieron a ser conmovidos, como antes con la Embajada, por este nuevo ataque del terrorismo internacional, que aún hoy y a pesar de tanto tiempo transcurrido, se encuentra sin haber recibido la justicia que corresponde.

En el año 2006 el gobierno de nuestro país responsabilizó a Irán por el ataque y pidió la captura internacional de ocho funcionarios, sospechados de haber sido los autores del bárbaro atentado. Tres años después, en el mes de septiembre de 2009, la presidenta Cristina Fernández en su discurso ante la asamblea de las Naciones Unidas, formuló con enérgico tono un reclamo a Irán en los siguientes términos: "Hay garantías de libertad, de justicia, de administración de justicia y, sin embargo nada de eso ocurrió, sino que este año uno de los funcionarios, cuya extradición era solicitada por el fiscal que interviene en la causa, fue ascendido a grado de ministro".

En este momento, aquel pedido de los sospechosos quedó definitivamente postergado como consecuencia del Acuerdo rubricado entre Irán y la Argentina, a instancia nuestra, y bajo la gestión de la misma Presidenta que antes había tenido una posición absolutamente diferente.

Sin haber quedado debidamente explícitos los motivos de este Acuerdo firmado en el mes de febrero pasado, se puede advertir un alineamiento de nuestro país con aquellos a los que considera sus principales aliados en la región, tales los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, los cuales han mantenido una estrecha relación con Irán. Sin dudas, extraño caso este de tener amigos que se abroquelan alrededor de nuestro victimario.

Desde entonces y con mayor profundización estos últimos años, la comunidad judía fue dividiéndose respecto al posicionamiento sobre el atentado. 

Revelaciones de WikiLeaks introdujeron nuevos elementos de sospecha, pues se sugiere que la investigación del atentado tuvo una fuerte influencia de los Estados Unidos, aunque son planteadas tres hipótesis. Una de ellas, la "conexión iraní" sostenida por la Argentina, responsabilizando al movimiento islámico Hezbolá con el apoyo logístico y económico del gobierno de Irán. También aparece la "conexión siria" -que originalmente había sido por la cual se inclinaba siendo senadora la actual presidenta Cristina Fernández-, buscándose como justificación un ataque para perjudicar a Carlos Menem, quien había cancelado la venta de reactores a Siria para concretarlo con Egipto. Y finalmente, la "conexión de la policía bonaerense", recordándose que en 2005 el entonces presidente Néstor Kirchner había llamado a las incompetentes investigaciones sobre este caso como "deshonra nacional", siendo destituido el juez Galeano que llevaba adelante la causa y desestimada la posibilidad de participación de la policía de la provincia de Buenos Aires.

Dentro de todos estos vaivenes y cambios de posturas, lo único concreto es que a 19 años de distancia el cruento atentado del 18 de julio de 1994 continúa sin responsables. La vida truncada de las 85 víctimas, sus familiares más que nadie, y todo un país como así también la comunidad internacional siguen aguardando justicia.

El de hoy es un buen momento para que cada uno ensaye una reflexión sobre un episodio del que no fuimos responsables, sino víctimas, pero sí culpables de no haber hecho lo necesario ni lo suficiente para que paguen los culpables.









Autor: REDACCION

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