Editorial

Ahora, la vacuna rusa

Si hay un tema que no admite discusiones, entre las diferentes estrategias que adoptó el Gobierno, es el de preservar la salud de la gente.

El tema, siempre fue considerado prioritario, tanto por el presidente Alberto Fernández, como por otros dirigentes políticos, que en cada jurisdicción adhirieron sin ningún tipo de planteos a las disposiciones emanadas desde la nación.

En ese sentido, nadie puede reprochar, ni siquiera poner en tela de juicio, las decisiones que tomaron cuando la pandemia del Covid-19, desembarcó en nuestro país, allá por el mes de marzo.

La primera cuarentena, vale la pena recordarlo, no mereció objeciones, a tal punto que hubo una coincidencia absoluta entre el oficialismo y la oposición, que cerraron la grieta para luchar "contra el enemigo invisible", tal como lo definió en aquella oportunidad el jefe de Estado.

Después, aquellas buenas relaciones iniciales comenzaron a enfriarse, a partir de las ópticas distintas que se emplearon para analizar una misma situación.

Desde la Presidencia se insistió con proteger la salud de la gente, dejando en claro que no era un tema negociable.

Las cuarentenas se fueron replicando y paralelamente se dictaron las primeras flexibilizaciones, que contemplaban la reactivación de algunos sectores.

Fue a partir de esas resoluciones que aparecieron los conflictos entre los distintos protagonistas de una historia que ya lleva escritos varios capítulos y que promete incorporar otros tantos en un futuro a corto y mediano plazo.

Cada extensión del aislamiento social, fue cambiando el humor de la gente, de manera especial de quienes se fueron sintiendo económicamente afectados por la imposibilidad de generar ingresos.

La situación, en muchos casos, derivó en los inevitables cierres, porque al no tener recursos para hacer frente a los compromisos elementales, hoy se ven definitivamente acorralados.

Una gran mayoría de los analistas sugirió con una claridad incontestable, en los primeros meses, que no era lo mismo aplicar controles tan severos en la CABA y en la provincia de Buenos Aires, que en otras regiones del país.

Todos los reportes diarios lo certifican, con una acumulación del 95 por ciento de los casos en esos distritos.

Sin embargo, los contagios y fallecimientos empezaron a mutar con alarmante celeridad, para dispersarse en todo el interior, con número que, desde hace un buen tiempo, ya superan claramente a los de la Ciudad de Buenos Aires, para ubicarse inmediatamente después del estado que gobierna Axel Kicillof.

Santa Fe viene ocupando el segundo lugar en las estadísticas, por delante de Córdoba, ambas provincias muy por encima de las otras jurisdicciones. Está claro que todas las precauciones que se tomaron no resultaron suficientes. El cierre de "fronteras" no dio los resultados esperados y hoy el Covid-19 sigue ganando la batalla.

Si para muestra basta un botón, como reza el dicho popular, Rafaela vive un momento crítico, que reporta diariamente cifras alarmantes. Es evidente que todas las recomendaciones y los protocolos no se cumplieron por una simple cuestión de irresponsabilidad de parte de quienes siguen sin entender que se trata de una pandemia que por momento no encuentra una solución efectiva.

¿Quién pudo haber sido tan optimista de pensar que en algún momento los casos no iban a crecer de manera exponencial, tomando como referencia lo ocurrido en otros lugares del país y en el mundo entero, que hoy padece un rebrote para el que a la luz de los acontecimientos no estaba preparado?

Mientras tanto, el Gobierno confirmó el lunes, a través del propio Alberto Fernández, la compra de 25 millones de dosis de la vacuna rusa, que viene transitando por la última fase de experimentación.

Sólo el tiempo dirá si la decisión fue oportuna o apresurada. En cualquiera de esos casos, el resultado será contundente.

No queda en claro, sin embargo, al margen de tratarse de una cuestión de tiempos, si era necesario acelerar el trámite, cuando existe un acuerdo, que rubricaron en su momento, los gobiernos de Argentina y México con el laboratorio AztraZeneca.

La empresa advirtió que su vacuna, que está en una fase adelantado, podría comercializarse en el mercado a partir de marzo del año próximo, cuando se asegura que la Sputnik V, denominación del producto ruso, estaría disponible antes de fin de año.

Se tuvo conocimiento que la producción de la vacuna rusa estará a cargo de India, Corea y China, en una gestión multilateral de investigadores de los tres países asiáticos.

Se trata de un capítulo más y como era lógico esperar ya se elevaron algunas voces de rechazo por la medida tomada "entre gallos y medianoche", como señalaron algunos políticos y profesionales cuando tomaron conocimiento de esa gestión, encomendada a Carla Vizzotti, secretaria de Salud de la Nación.

Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web