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Agustín Barletti, el hombre que cruzó a nado las Malvinas

En su libro "Malvinas. Entre brazadas y memorias", el escritor y periodista Agustín Barletti aborda la experiencia de haber unido a nado el 9 de noviembre de 2014, con 53 años, las islas Soledad y Gran Malvina por el estrecho de San Carlos, con el agua a dos grados, en el lugar conocido como "el corredor de las bombas", donde desembarcaron las tropas británicas en 1982.
La dolorosa experiencia de Malvinas impactó a Barletti, quien recibió una carta del Estado Mayor de la Armada en junio de 1982, en pleno conflicto bélico, que le ordenaba no alejarse a más de 40 kilómetros de su casa porque eran reservistas y podrían ser convocados en cualquier momento.
Su hermano Pablo recibió la misma comunicación, mientras que Martín, el tercero de los hermanos, ya cumplía con el servicio militar en la Prefectura Naval, pero no fue movilizado a combate. El alerta mantuvo en vilo a la familia hasta el 14 de junio, día en que se produjo la rendición de las tropas argentinas.
Casi treinta años después, con 50 años y siendo padre de 5 hijos, decidió abandonar la vida sedentaria que lo había separado por 25 años de la actividad física y lo llevó a pesar 100 kilos: se volcó a la natación con el fiel propósito de cruzar a nado en 2011 las aguas que separaban Europa y África, en el estrecho de Gibraltar, de dominio británico.
Lejos de ser deportista, y habiendo vivido experiencias de nado solamente en la pileta de su familia durante la infancia, Barletti -quien además es abogado doctorado en la Sorbona- comenzó a entrenar natación junto al nadador y deportista profesional Pablo Testa.
Durante los 19 meses que duró su entrenamiento, nadó el equivalente a 2.300 kilómetros, es decir la distancia que separa Buenos Aires con la ciudad brasileña de San Pablo. Una de sus mayores dificultades estaba en la poca fuerza de su patada, por lo debió entrenar en varias ocasiones abrazado a una tabla. Así nadó 800 kilómetros, el equivalente a un viaje ida y vuelta de Buenos Aires a Mar del Plata.
Con una enorme convicción y fuerza de voluntad, el 23 de octubre de 2011 pudo unir Europa y África a nado. Luego de esa exitosa experiencia, comenzó a pensar en repetir la experiencia en las islas Malvinas, para homenajear a las víctimas de aquella gesta.
La difusión que tuvo ese cruce a nado del estrecho de Gibraltar, reunida en el libro "Hazaña en Gibraltar", le permitió contactarse con amigos de su infancia con quienes no se comunicaba desde hacía 40 años, como Pablo Lima, quien vivió la dura y terrible experiencia de combatir en Malvinas, y Guillermo Luder, abogado, cineasta y fotógrafo, a quienes les contó acerca de su idea de unir las islas Malvinas y los convocó para que lo acompañaran en esa travesía.
Luego de una exigente preparación y atento a las condiciones climáticas con las que podría enfrentarse en el momento de hacer el cruce, como el curso de las corrientes o la temperatura del agua, Barletti fijó fecha para cumplir su desafío en 2014. La travesía, en la que hacia el final lo secundó amigablemente un grupo de seis delfines, fue filmada y fotografiada por Luder, bajo la atenta mirada de Testa.
Ese 9 de noviembre, y luego de una difícil noche en la que pudo dormir muy poco debido a la tensión nerviosa que le suponía el desafío, se arrojó a las frías aguas con un short de baño de competición con los colores de la bandera argentina debajo del traje de neoprene, un pin de oro con la imagen de un ángel en el puño derecho del traje y un crucifijo que recibió del Papa Francisco.
Esa experiencia, que duró un poco más de dos horas, más la estadía de una semana en el archipiélago, fue registrada, tiempo después, en el libro "Malvinas. Entre brazadas y memorias" que la editorial De los Cuatro Vientos vuelve a imprimir ahora a 40 años de la gesta de Malvinas, y donde el autor da cuenta de sus vivencias, el encuentro emocionado y fortuito en Malvinas con ex combatientes puntanos, y rescata del recuerdo de momentos cruciales de la guerra como el hundimiento del crucero General Belgrano o la sangrienta y última batalla de Monte Longdon.
Cuando hizo el cruce a nado, el autor recorrió el territorio que fue escenario de guerra y con algunos ex combatientes visitó sitios en los que ellos habían combatido. "Fue realmente un sueño vivir eso, poder sentir que Malvinas es Argentina, que el reclamo de soberanía no hay que abandonarlo jamás, porque son nuestras las Malvinas, y cuando estás allí te das cuenta de que es el mismo cielo el que vemos nosotros, la misma geografía", asegura Barletti. TÉLAM 

Autor: REDACCION

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