La demanda mundial de productos agrícolas crecerá un 15 por ciento en la próxima década, mientras se espera que la productividad agrícola aumente ligeramente más, lo que hará que los precios ajustados a la inflación de los principales productos agrícolas se mantengan en los niveles actuales o por debajo de ellos, según detalla un informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ante estas perspectivas, vale decir que la agricultura utiliza casi un 40% de las tierras del planeta, de las que un 70% son pastizales, un nivel que debería mantenerse estable en los próximos diez años. Al menos así lo considera un informe sobre las perspectivas mundiales de la agricultura publicado el pasado lunes. El mantenimiento de la superficie agrícola esconde, no obstante, una "extensión de las tierras cultivadas" compensada por una "disminución de los pastizales", destaca el mismo estudio conjunto entre FAO y OCDE.
La evolución variará según las regiones. Así, en los países de América Latina y el Caribe, criticados por las oenegés debido a la deforestación como sucede en la provincias argentinas de Salta y Chaco entre otras tal como advierte Greenpeace, se prevé una extensión de las tierras cultivadas y los pastizales. De acuerdo al reporte, en esta región serán fundamentalmente las explotaciones comerciales a gran escala y bajo costo las que sigan siendo suficientemente rentables para invertir en el desbroce y cultivo de nuevas tierras, a pesar del bajo nivel de precios previsto en el mercado agrícola para los diez próximos años.
En tanto, en Africa, a pesar de la disponibilidad de amplias extensiones de tierra en la región subsahariana, las superficies de tierras agrícolas no deberían aumentar de manera significativa debido a los conflictos (sangrientos en la mayoría de los casos) que causan estragos en los países donde las tierras abundan, pero también a causa de la expansión de las superficies urbanas, la degradación de los suelos y las actividades mineras. No obstante, se prevé que una parte de los pastizales se convierta en tierras cultivadas, especialmente en Tanzania, señala el informe.
En los próximos diez años, el crecimiento de la producción agrícola mundial se repartirá "fundamentalmente entre los países emergentes y los países en desarrollo". Será resultado de un aumento de las inversiones y de la recuperación tecnológica, así como de la disponibilidad de los recursos (en América Latina) y, en algunos casos, de la aceleración de la demanda (India y África).
El crecimiento de la producción agrícola será "mucho más modesto" en América del Norte y Europa, donde el rendimiento de la producción ya alcanza, en general, niveles altos y donde "las políticas medioambientales limitan las posibilidades de expansión", remarca el reporte.
Mientras tanto, se espera que las emisiones directas de gases de efecto invernadero de la agricultura crezcan alrededor de un 0,5 por ciento anual durante la próxima década, por debajo de la tasa del 0,7 por ciento de los últimos 10 años y también menos que el ritmo de crecimiento de producción previsto, lo que apunta a una disminución de la intensidad de carbono.
Al mismo tiempo, subraya el reporte de la FAO y OCDE, están surgiendo nuevas incertidumbres que se suman a las amenazas habituales que se ciernen sobre la agricultura. Entre ellas figuran las perturbaciones por las tensiones comerciales, la propagación de enfermedades de cultivos y animales, la creciente resistencia a los antimicrobianos, las respuestas normativas a las nuevas técnicas de fitomejoramiento y los fenómenos climáticos cada vez más extremos. Entre las incertidumbres figura también la evolución de las preferencias alimentarias por cuestiones de salud y sostenibilidad y las respuestas de las políticas frente al alarmante incremento de la obesidad a nivel mundial.
La publicación de este año incluye un capítulo especial sobre América Latina y el Caribe, región que representa el 14 por ciento de la producción mundial y el 23 por ciento de las exportaciones mundiales de productos agrícolas y pesqueros, una proporción que se espera aumente al 25 por ciento para 2028. A pesar de este impresionante crecimiento, la región se enfrenta a desafíos persistentes en materia de seguridad alimentaria, ya que muchos hogares no pueden costearse los alimentos que necesitan.
La región afronta igualmente retos crecientes en materia de recursos naturales. Garantizar una senda más sostenible e inclusiva para el futuro crecimiento agrícola dependerá de los avances en las áreas de la nutrición, protección social y ambiental y apoyo a los medios de subsistencia. Existen “grandes oportunidades de crecimiento” en la región para producir frutas y verduras de alto valor, que ofrecen mejores perspectivas para los pequeños campesinos y dietas más sanas para la población. El informe señala que unas políticas focalizadas podrían ayudar a agricultores y consumidores a aprovechar estas ocasiones, a la vez que se protege la base de recursos naturales de la región.