BUENOS AIRES, 9 (TELAM). - Si 1960 fue clave en la descolonización de África, producto de un intenso proceso de varios años, agosto fue un mes especialmente relevante para el continente y fatalmente duro para Francia, porque en los 31 días del mes, hace 60 años, 8 países lograron su independencia de la potencia tricolor y alentaron, de esa forma, la continuidad de las liberaciones.
Fueron en total 17 los países que desde ese año comenzaron a decidir sus propios destinos, pero constituyó toda una particularidad que 8 de esos territorios, hasta entonces colonias dirigidas desde el Palacio del Elíseo parisino, rompieran esa dependencia. En el resto del año, Francia perdería otras 6 dominaciones.
"Se conjugaron una multiplicidad de factores para que eso se diera. Y dos claves, de enorme peso, fueron las independencias asiáticas y la Conferencia de Bandung de 1955, con la conformación del Movimiento de Países No Alineados", reseñó Luz Marina Mateo, magíster en Relaciones Internacionales y secretaria del Departamento África del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
El proceso derivó inevitablemente en un cambio de paradigma, porque de alguna manera África lideró la descolonización a nivel mundial y fue clave, junto a países de Asia, para que la ONU alumbrara la Resolución 1514, conocida como Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales.
Por primera vez, la organización internacional reconocía, en diciembre de ese 1960, el "derecho a la autodeterminación" sobre la base de la "igualdad y el respeto a los derechos de las personas y su integridad territorial". La votación de ese texto quedará en la historia: ningún voto en contra y apenas 9 abstenciones, todas de potencias colonizadoras.
Pero unos meses antes, en agosto, Francia vería cómo se deshilachaba su peso en el continente: la entonces Dahomey –ahora Benín-, Níger, la ex Alto Volta –ahora Burkina Faso-, Costa de Marfil, Chad, República Centroafricana, República del Congo y Gabón decidieron sus respectivas independencias, así como antes lo habían resuelto Camerún, Togo, Madagascar y Malí.
De alguna manera, se trataba de decisiones tajantes que terminaban por coronar una serie de hechos clave previos: la idea del "camino de una nueva era" que en 1944 Charles De Gaulle vaticinaba para la región, las protestas anticoloniales que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, las matanzas de argelinos y malgaches derivadas de esas intentonas y la decisión de París, en 1958, de propiciar un nuevo modelo por el que sus colonias podían "administrarse libremente".
Los países dominados debían, entonces, aceptar la nueva Constitución francesa y decidir si preferían mantener su estatus, asimilarse dentro del sistema francés como territorios metropolitanos o tener autonomía política en un modelo federal bajo el control del Elíseo.
"Si bien fue parte de los aliados, Francia había salido debilitada de la Segunda Guerra Mundial y consideró a África el espacio adecuado para continuar su camino de potencia colonizadora. Pero, lo que marcó a fuego el proceso fue la guerra con Argelia, que rechazó cualquier subordinación y, ya en 1954 se embarcó en la lucha armada encabezada por el Frente de Liberación Nacional", explicó Mateo.
Lo concreto es que la mayoría de los territorios aceptaron la Carta Magna y la autonomía de gobierno, a excepción de Guinea, que cortó todo vínculo con el dominador y se convirtió en el primer territorio en independizarse, ese mismo 1958.
El gesto de la flamante nación de África occidental fue una demostración de posibilidades para el resto de las colonias y la catarata de intentos de autonomía empujó al mismo De Gaulle a elegir "nuevas relaciones basadas en la amistad y cooperación", para dejar de lado un sistema colonial "costoso e improductivo".
Con todo, París aspiraba a que sus exterritorios se agruparan en una suerte de Comunidad Francesa (la Commonwealth británica parecía el modelo), lo que le hubiera permitido conservar un rol central en la región.
Hasta agosto, se dijo, Francia había perdido ya 12 países. En septiembre decidió su independencia Senegal y en noviembre Mauritania, lo que completó la pérdida de sus 14 colonias.
El caso de Mauritania es curioso: abandonado a su suerte por París, se lo gobernaba desde Senegal, y entonces planteó 3 opciones sobre su futuro: integrarse a Marruecos; participar de un proyecto de unión saharaui, o componer una federación junto a Senegal y Malí. Ninguna variante convenció a los mauritanos, que decidieron autogobernarse, pese al rechazo de Marruecos y la Liga Árabe.
El cuadro de 1960 se completó con las autonomías de Somalía y Nigeria del Reino Unido y de la República Democrática del Congo, hasta entonces bajo dominio de Bélgica.
"Si miramos detenidamente la historia africana del período, encontraremos en ella un verdadero `laboratorio` de relaciones internacionales, en tanto escenario de la Guerra Fría, en el que EEUU y la ex URSS se disputaban las `simpatías` de los pueblos en lucha por la independencia. En esa disputa, también el apogeo de la Revolución Cubana jugó un rol importante", evaluó Mateo.
Varios años más tarde, en los 70 vendrían, las independencias de las excolonias portuguesas: Cabo Verde, Guinea Bissau, Angola, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe. Y en 1976, la llamada Declaración de Argel, que estableció principios tales como que "los pueblos tienen un derecho imprescriptible e inalienable a la autodeterminación".