Que la empresa estatal Aerolíneas Argentinas pierde plata, mucha plata, cada año no es una novedad. Desde 2008 cuando el gobierno nacional de entonces decidió su reestatización la compañía aeronáutica requirió el auxilio del Tesoro para cubrir sus costos operativos entre el pago de salarios hasta la compra de combustibles. Nada ha cambiado durante la gestión de Cambiemos más allá de las consignas para convertir a la empresa pública en una unidad de negocios eficiente y rentable. Los objetivos no se han cumplido, más allá de que una de las metas declaradas fue nivelar los ingresos y egresos durante 2019. Ya en octubre del año pasado, en el marco del congreso de IDEA, el CEO de la aerolínea reconocía que aún en este años necesitaba de las transferencias de fondos del Gobierno nacional.
Esta semana la empresa volvió a estar en el centro de la escena del Presidente, Mauricio Macri, quien ratificó que su Gobierno mantiene el "desafío" de lograr que la compañía Aerolíneas Argentinas sea "sustentable", para que ningún argentino ponga "un peso más" en subsidios en la firma de bandera.
De todos modos, el mandatario afirmó que su administración ha logrado avanzar con la "revolución de los aviones" a pesar de la resistencia de algunos sectores, como el gremial, que tenían miedo que esto llevara al cierre a la aerolínea de bandera.
Además, insistió con que su objetivo es que los argentinos "no tengan que poner ni un peso todos los meses como no ponen en JetsMart, Avianca, Norwigean, Flybondi, Latam ni Andes". Esas empresas, señaló el presidente, son sustentables y "funcionan porque tienen pasajeros y personal muy calificado", lo que puede parecer como una sutil crítica a cierto sector de los trabajadores de la aerolínea de bandera.
En este caso vale apuntar las declaraciones del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien informó esta semana que las autoridades de Aerolíneas Argentinas despidieron a seis personas que "fraguaban su presencia en la compañía y no asistían a trabajar". Fuentes de la empresa explicaron a la agencia de noticias Télam que los empleados desvinculados trabajaban en los talleres de mantenimiento de Austral en Aeroparque, y durante meses falsearon el registro de entrada con huellas dactilares en dedos de silicona. El funcionario elogió que se bajaron los gastos de Aerolíneas Argentinas por un monto de US$ 500.000 anuales al sostener que se pagan los sueldos con un gran esfuerzo y enfatizó que “se requiere que todos los argentinos tengamos conciencia de que esta situación no es normal”.
Respecto de los empleados desvinculados de Austral, Dietrich mencionó que “fraguaban su presencia en la compañía y no venían a trabajar”, algo que duró varios meses. Según explicaron fuentes oficiales, un empleado marcaba su entrada y con el “dedo de silicona” falseaba la de sus compañeros. Solamente se presentaba uno por semana a trabajar, e incluso acudía antes de su horario habitual, para no ser detectado por los supervisores. Los empleados sí concurrían los fines de semana, cuando eran ellos mismos los que marcaban el ingreso para poder acceder al cobro de horas extras y francos trabajados. Ingresaban en el sistema el número de legajo y luego colocaban los falsos dedos, que contenían las huellas dactilares. Fueron descubiertos a partir de las cámaras de seguridad y, entre los seis que fueron despedidos hay un delegado gremial.
Tiempo atrás se detectó que un delegado de la empresa agregaba ítems a los sueldos de otros diez trabajadores. En “retribución”, éstos le devolvían la mitad de estos montos extras, que les habían sido otorgados de manera irregular, por lo que también fueron desvinculados de la compañía.
Más allá del déficit operativo crónico, que durante 2018 obligó a pedir más de 200 millones de dólares de subsidios al Gobierno, y de este fraude laboral cometido por ahora ex trabajadores, el ministro de Transporte descartó siempre la privatización de Aerolíneas. En noviembre pasado, cuando un conflicto gremial derivo en media docena de paros de sus empleados, Dietrich había reiterado que "hay cero posibilidades de privatizar Aerolíneas". Sin embargo, no dejó de presionar a los trabajadores al asegurar que si bien el Gobierno no pretende "echar gente" de la línea aérea de bandera, aclaró que "con el mismo personal tenemos que ir a una empresa más grande, más competitiva, que no reciba subsidios". En este sentido, el ministro puntualizó que Aerolíneas Argentinas tiene 30 o 40% más de empleados por avión o por pasajero que las empresas de Brasil, Colombia, Chile, con lo que deslizó la necesidad de ganar en eficiencia y productividad.
Como positivo, decir que Aerolíneas Argentinas cerró el 2018 con un importante crecimiento en términos de mercado, al transportar 9,8 millones de pasajeros en vuelos de cabotaje -en 2017 habían sido 9,5 millones- y más de 13 millones considerando también los vuelos internacionales. Y con un 87 por ciento de puntualidad, un factor de medición de la calidad de los servicios que se prestan en el negocio aeronáutico.