Presentado casi como una verdadera hazaña diplomática y en gran medida como un logro de la gestión del Gobierno argentino en la previa de la campaña de las elecciones presidenciales, el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea no tendrá un efecto revolucionario en el empleo en los países sudamericanos. Al menos así lo afirmó el Banco Mundial en su informe semestral difundido este viernes sobre la región de América Latina y el Caribe, que lleva el título: "¿La integración comercial como un camino al desarrollo?".
En la Argentina, el Gobierno jugó fuerte a favor de avanzar con el diálogo entre ambos bloques comerciales que se había iniciado dos décadas atrás sin resultados concretos. Finalmente las cosas se acomodaron y se anunció en Bruselas el acuerdo político que da lugar a una asociación estratégica que debe, después de rellenar varios formularios políticos internos a cada nación participante, terminar en el libre comercio.
Si bien la primera lectura fue positiva, la reacción de determinados sectores industriales argentinos fue adversa por considerar que no están dadas las condiciones para competir contra las empresas europeas. En pocas palabras, Argentina es altamente competitiva en su sector primario pero no en el industrial, lo que da lugar a profundas asimetrías sobre las que se debe avanzar con delicadeza para no dejar heridos en el camino. Porque el objetivo es que el acuerdo beneficie a todos, que se manifieste a través de un modelo ganar-ganar sin perdedores.
En su informe, el Banco Mundial si bien dijo que los acuerdos Sur‐Norte tienen un impacto mayor en el crecimiento que aquellos Sur-Sur, sostuvo que un análisis detallado del entendimiento Mercosur-Unión Europea muestra que no supondrá "una gran transformación estructural". Al respecto, consideró que la producción agrícola y ganadera se expandirá en los países del Mercosur y la producción intensiva en trabajo calificado en México. Pero a excepción de algunas actividades, no se prevé que los cambios en la producción y el empleo sean extraordinarios, señaló.
Además, agregó el organismo internacional puntualizó en su reporte que se registrará tanto una expansión como una contracción dentro de los sectores agregados, con los efectos más o menos compensados entre sí, de modo que la estructura general en términos de agricultura, manufactura y servicios permanecerá casi sin cambios.
Según el organismo -conformado por 189 países miembros y con personal de más de 170 países- se espera que el acuerdo conduzca a un mayor grado de complejidad económica, lo que debería tener un impacto positivo en el PBI a medio plazo y los trabajadores deberían beneficiarse del mismo. Obviamente que al alentar la producción de soja y ganado el acuerdo UE‐Mercosur aumentará la renta de la tierra, agrega el documento.
Asimismo, señala que los trabajadores calificados se beneficiarán considerablemente en México, y los trabajadores no calificados en los países del Mercosur, entre los que se encuentra la Argentina. Debido a que los acuerdos no conducen a una importante reestructuración estructural y van a ser implementados gradualmente, tampoco se prevén pérdidas importantes en el empleo sectorial. La concentración espacial de la actividad económica implica que algunos municipios, departamentos y distritos se verán muy beneficiados, mientras que otros resultarán perjudicados, dice el informe.
Aquí se inscribe la necesidad de comenzar a debatir, en el marco de los especialistas del desarrollo territorial, cómo se puede insertar Rafaela en ese futuro super bloque de libre comercio. Si se estima que la industria argentina puede sentir el impacto de competir con la europea que está más consolidada, entonces Rafaela podría sufrir alguna consecuencia no deseada teniendo en cuenta su importante matriz productivo en base a la industria, fundamentalmente en los sectores alimenticio y metalmecánico.
Del mismo modo, los impactos significativos en el crecimiento conducirán a mayores emisiones de dióxido de carbono (CO2), y la expansión de la producción ganadera en Brasil podría provocar aumentar la deforestación. La integración comercial se convertirá en una herramienta para el desarrollo sólo si estos impactos negativos se enfrentan mediante políticas territoriales y medioambientales adecuadas, señala el documento.
El Banco Mundial prevé que la economía de la Argentina caerá este año 3,1% y la recesión continuará en 2020 con un descenso del 1,2% del Producto Bruto, con crecimiento recién en 2021. En ese documento, estimó que la economía de la Argentina comenzará en 2020 un proceso de recuperación pero no logrará revertir completamente la caída que arrastrará desde 2018 y 2019, por lo que recién en 2021 crecerá a un ritmo del 1,4%.