SANTIAGO, 12 (AFP-NA). - Un Chile que reclama cambios, conmemoraba ayer los 40 años del golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, una fecha que llevó a la sociedad a hacer una profunda y dura revisión de su historia, buscando superar sus traumas.
La jornada estuvo precedida de disturbios en barrios periféricos de Santiago, antiguos bastiones de oposición a la dictadura, donde manifestantes levantaron barricadas y se enfrentaron con la policía, dejando al menos 68 detenidos y cinco vehículos quemados.
Las protestas son tradicionales en esta fecha, cuando en barrios pobres de Santiago, pobladores se dan licencia para expresar su descontento pero también saquear comercios, en una mezcla de protesta política y delincuencia. Los disturbios, en todo caso, han sido hasta ahora de menor intensidad a los esperados por el gobierno, que puso en práctica un plan especial de vigilancia que comprende el despliegue de 8.000 agentes policiales. "El balance ha sido muy positivo en relación a lo que se esperaba", dijo el ministro del Interior y Seguridad, Andrés Chadwick, al realizar un primer reporte. Los chilenos "están desarrollando sus actividades en forma total y completamente normal", agregó.
La conmemoración encuentra a Chile en medio de reclamos de cambios al sistema político y económico que se mantiene de una dictadura que se saldó con más de 3.200 víctimas y 38.000 torturados, tras derrocar al gobierno del socialista Salvador Allende.
El modelo neoliberal instaurado por Pinochet ha logrado que Chile tenga una reconocida estabilidad económica pero con una enorme desigualdad social tras la privatización de la educación, la salud y las pensiones. En términos políticos, legó una democracia muy poco representativa, producto de la Constitución que impuso Pinochet.
PIÑERA
El presidente Sebastián Piñera encabezó temprano un acto
religioso en el palacio presidencial de La Moneda, bombardeado por
aire y tierra el día del golpe de Estado, del 11 de septiembre de
1973.
Al hacer una intervención, llamó a superar los traumas del pasado.
"Llegó el tiempo, después de 40 años, no de olvidar, pero si de
superar los traumas del pasado", dijo Piñera.
"El mejor legado que podemos entregarle a nuestros hijos es
legarles un país reconciliado y en paz", agregó Piñera, el primer
presidente de derecha tras la llegada de la democracia en 1990.
En el marco de la conmemoración, Piñera se ha desmarcado de la
posición mostrada hasta ahora por el sector político que
representa, haciendo un mayor énfasis en las responsabilidades de
los políticos de la dictadura y de sus "cómplices pasivos" en el
atropello de los derechos humanos.
También se refirió al papel de periodistas y jueces de la
época, lo que motivó un reconocimiento por parte del la Corte
Suprema de sus omisiones en el resguardo de las víctimas de la
dictadura, tras rechazar miles de recursos de amparo en su favor.
El mandatario reiteró este miércoles su condena a los
responsables directos de la violación de los derechos humanos en
Chile, pero "también de los que pudiendo haber hecho más porque
tenían cargos de responsabilidad, influencia o investidura,
simplemente no lo hicieron".
"Para poder seguir reconciliando nuestro país, vamos a tener
que seguir avanzando por los caminos de la verdad y de la
justicia", agregó.