Sociales

Acerca de “Los últimos días (y otros cuentos)”, de Adrián Néstor Escudero

TAPA// La última creación de Escudero.



Por Liana Friedrich

Humanos, androides, humanoides, autómatas, robots, seres clonados: todas las posibles especies que puedan poblar la literatura de anticipación, distópica, fantástica, utopista y futurista, transitan por las páginas del libro de Adrián Néstor Escudero, en tiempos y espacios que se apartan de las coordenadas habituales, para ubicarse en ámbitos imaginarios y remotos, a modo de metáfora universal que alude a las opciones que puedan depararle a la humanidad, al final de los tiempos contemporáneos, pero también para elucubrar respuestas a los interrogantes más acuciantes del ser humano.

El genio astro-físico recientemente fallecido, Stephen Hawking, creía que el futuro de la humanidad estaba en el espacio y sus augurios resultaban un tanto catastróficos. Entre sus más célebres predicciones, afirmaba lo siguiente, con estas aseveraciones que son abordadas en la cuentística de Escudero:


- “Los robots podrían llegar a tomar el control y se podrían rediseñar a sí mismos”.

- “La humanidad tiene un margen de mil años antes de autodestruirse a manos de sus avances científicos y tecnológicos”.

- “Para sobrevivir como especie, a la larga debemos viajar hacia las estrellas, y hoy nos comprometemos con el próximo gran avance del hombre en el cosmos”.


No obstante, muchos relatos denotan una intención de denuncia social, hacia aspectos negativos sobresalientes, por lo cual también se observa una dimensión político-satírica. Para reunir todos esos calificativos que tipifican los cuentos que reúne el volumen, quizás lo más acertado es considerarlos como “ficción especulativa y conjetural”.

Aunque el mismo Escudero también caracteriza su narrativa como “metafísica”, indudablemente porque en sus producciones refiere a dos temas principales: la ontología –que según Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal-, y la teleología, que estudia los fines como causa última de la realidad. Cabe entonces la remanida pregunta: si el fin justifica los medios…

La ambición de poder que detentan los “Amos” del planeta (no más azul sino gris) es la que desencadena la gradual extinción de las especies, que van siendo reemplazadas por sucedáneos electrónicos (aunque evidentemente humanizados, no carentes de emociones), y el advenimiento del fin, es decir, “Los últimos días”… Por eso aparece como última instancia de vida en algunos personajes el ruego, la actitud orante hacia un ente que a veces les resulta difícil identificar, pero que posee caracteres de infinitud y de misericordiosa benevolencia. En otros casos se enuncia explícitamente el advenimiento –no 7 veces, sino 70 veces 7- del Ser Mesiánico, de una figura crística que sea capaz de restablecer el orden universal y de proteger a los vapuleados y míseros despojos humanos que aún subsisten sobre la faz de la Tierra… Entonces también es posible calificar su corpus literario como “ficción apocalíptica”, porque es capaz de conjugar el mito con la imaginación creadora de otros mundos posibles, y concluir que la intención última del escritor de marras, respecto del destino de la humanidad, resulta transcendente y salvífica.



Autor: REDACCION

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