El epígrafe sobre la ternura que uso corresponde al texto “Un modo particular de padecimiento. La crueldad es familiar”, de Ana María Fernández, donde trata precisamente de la necesidad de la ternura, la empatía y los buenos tratos, que son las que faltan en las situaciones de acoso escolar.
Al escribir este libro me propuse ampliar y reforzar la bibliografía que existe sobre el tema del acoso escolar.
Espero que sea otra ventana que se abra para los que están preocupados en el tema, ya sea profesionales, padres y aquellas autoridades que están en estrecha relación con el área educativa.
Desde mi experiencia como docente y el trabajo con niños/adolescentes como psicopedagoga en diversos ámbitos, sentí la necesidad de profundizar el tema del acoso escolar/bullying donde se observan conductas con componentes crueles y degradantes.
Hace algunos años, quedé impresionada cuando escuché por primera vez hablar acerca del tema del acoso escolar a Iñaki Piñuel en Madrid, y también por mi interés en tratar de comprender y actuar sobre el maltrato y el sufrimiento de niños/adolescentes.
Las diferentes experiencias como psicopedagoga y mi extensa actividad docente, me sensibilizó con el sufrimiento de los chicos que tienen dificultades para aprender y los padecimientos de los que son manipulados y maltratados.
Estoy convencida que los que trabajamos con ellos tenemos ciertas responsabilidades, ya que podemos colaborar para que se visibilice el problema, se lo comprenda sin justificarlo y actuar en concordancia.
Desde entonces me he comprometido en el estudio y la investigación sobre este tema, ya sea desde el acopio bibliográfico para el conocimiento teórico, la detección de casos concretos, el análisis y la reflexión con aquellos que lo estaban sufriendo o que lo habían padecido.
He tenido la suerte que muchos de mis colegas y otros profesionales, amistades y familiares me derivaran a padres y docentes con hijos/alumnos en situación de acoso. Todo esto ha sido de gran ayuda para esta tarea que emprendí que agradezco profundamente.
Una primera definición de acoso escolar que estoy utilizando desde hace algunos años es: “Cuando un alumno o un grupo de alumnos/as agrede física o psicológicamente a otro/a alumno/a en forma reiterada”.
La otra definición que tomo para el tratamiento de la problemática es la del psicólogo Dan Olweus: “Un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos”.
Cada uno de los capítulos de este libro se refiere a distintos aspectos del tema.
El Capítulo 1 contiene algunas apreciaciones sobre “El valor de los buenos tratos”, temática que me parece básica para el abordaje del acoso escolar.
En el Capítulo 2 “¿Qué es el acoso escolar?” se aborda el acoso en sí, quiénes toman parte, cómo se puede presentar y cómo afecta a los que están envueltos en esas situaciones. Asimismo hay un punto sobre Indicadores de acoso escolar y otro sobre cuál es el escenario en que se desarrollan estos hechos.
El Capítulo 3 está destinado a las “Formas de acoso escolar”.
En el Capítulo 4 “Violencia: ¿Innata o adquirida?”, se refiere a la concepción de naturaleza humana y su influencia en la consideración de la aceptación o no de las conductas de acosadores-acosados y también la influencia de la percepción y posturas de los docentes y otros adultos que los rodean.
El Capítulo 5 “El acoso escolar y la información estadística” contiene un resumen de la investigación que realizaron profesionales de FLACSO Argentina y UNICEF Argentina con el nombre de Clima, conflictos y violencia en la escuela.
Asimismo se incluyen en este Capítulo los datos de una investigación que realicé en los últimos 10 años en relación a casos concretos aportados por participantes de actividades sobre acoso escolar. En el apéndice se agregan los datos de los lugares donde se realizaron los relevamientos.
En el Capítulo 6 incluyo lo referente a la “Incidencia de la modernidad y las nuevas tecnologías”, dado que no creo en una explicación simplista de las cuestiones referidas al acoso escolar. Además se agrega un punto sobre Otros factores que facilitan el acoso.
En el Capítulo 7 “La familia. Ecología del desarrollo humano” se señala a la familia como núcleo que posibilita y promueve el desarrollo de todos sus miembros.
En el Capítulo 8 “Consideraciones sobre una redefinición del papel de la educación en nuestra sociedad”, me refiero a diferentes apreciaciones de especialistas sobre los docentes, las instituciones educativas, el conocimiento, el reconocimiento, el aprendizaje, los vínculos y el acoso escolar.
El Capítulo 9 trata sobre “Lo institucional y el acoso escolar”. En este Capítulo se destaca la importancia del conocimiento de las organizaciones escolares y se pone de relieve el malestar docente, los conflictos y las crisis en las instituciones escolares y el interrogante sobre por qué son tan intensas en las escuelas; rescatando la función simbólica de las mismas y resignificando las demandas de los nuevos tiempos.
El Capítulo 10 corresponde a las “Reflexiones sobre la importancia del rol, la formación docente” y el estrés laboral.
En el Capítulo 11 “Recursos técnicos para detectar el acoso escolar” se ofrecen medios para su detección con más precisión de los casos que se denuncian.
En el Capítulo 12 “Propuestas de intervención” se hace una síntesis de lo que propone el Dr. Olweus y se ofrecen otras alternativas para trabajar adaptándolas a nuestra cultura. Se incluyen consejos prácticos y un programa básico para actuar teniendo en cuenta que una intervención centrada exclusivamente en el agresor y/o la víctima, puede culpabilizar a los protagonistas y a la vez libera de responsabilidad a los demás, que permiten que las cosas avancen. Por tratarse de una situación donde hay dominio y sometimiento es muy difícil salir solos de ella, por eso se hace indispensable la intervención de los adultos responsables.
*El texto pertenece a la Introducción del libro “¿De quién es la culpa?” de Lyliam Kunzi, Editorial Ciccus, 2018
Lyliam Kunzi textual*
¿Quiénes deben estar atentos frente a los dos grandes protagonistas: acosador/acosado - víctima/victimario antes de que tome más magnitud el problema?
“Es indispensable que los docentes observen y analicen lo que sucede con los niños/adolescentes en la escuela, qué ocurre en el grupo y con mayor atención, las relaciones entre ellos. Y escucharlos… También los padres tienen que estar implicados comprometiéndose para colaborar con la escuela, ayudando en la casa para que no estimulen a sus hijos con las agresiones, burlas y malos tratos. Resulta peligroso cuando se ha instalado el acoso, con situaciones de mucho sufrimiento, inseguridad y que al no intervenir nadie lo que prevalece es la sensación de impunidad.”
La escuela ha cambiado indudablemente su rol y es receptora de una violencia social que hace su catarsis o eclosión muchas veces en ella. ¿Con qué herramientas básicas debe contar un equipo de trabajo -directivos, docentes, asistentes escolares- para dar algunas respuestas según su punto de vista?
“Todo el personal de la escuela debe tener conciencia de la gravedad del acoso e implicarse para poder trabajar. Los docentes deben estar preparados en los institutos de formación docente, y luego actualizados en forma permanente, para que puedan diferenciar si son simples peleas entre los chicos o si es acoso. Para comprobar si se trata de acoso es conveniente tomar un cuestionario, con mucho cuidado porque aunque sean anónimos hay que ocuparse de que los niños y adolescentes no se sientan amenazados al contestar. Y tener confianza que las respuestas no serán divulgadas. Luego realizar la evaluación del mismo para comenzar a trabajar, ya sea en forma preventiva o para cuando el acoso está instalado. Si el docente no se encuentra capacitado se puede recurrir a profesionales especializados para asesorarlo.”
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Lyliam Kunzi